LA MOMIA
Una maldición de 105 minutos
Picados por Marvel y Warner, desde Universal han decidido formar su propio universo cinematográfico (un concepto que ya tenemos más que asumido) con los súper villanos que levantaron la productora allá por los años 30 y 40: Drácula, el monstruo de Frankenstein, el hombre lobo, el hombre invisible, la criatura de la Laguna Negra, etc. Después del fiasco económico y creativo que supuso Drácula: la leyenda jamás contada (Gary Shore, 2014), lo más adecuado era dejar al vampiro más famoso en la recámara y comenzar este universo con un mostruo que funcionó bastante a finales de los 90: La Momia. Pero lejos de recordar al terror exótico de Boris Karloff en la adaptación de 1932 o el pulso aventurero de Stephen Sommers en la de 1999, el director Alex Kurtzman vuelve a repetir la cansina fórmula de acción videoclipera que tan mal le sentó al Conde Drácula hace unos años, con idéntico resultado. Un remedo del cine de superhéroes con Tom Cruise a la cabeza en el que los efectos caros se imponen por encima de todo lo demás. Quizá la única diferencia con otras franquicias es que se intenta que haya un poquito de terror, pero cuando nos damos cuenta de que el mayor poder de la criatura maléfica es subir el volumen desde fuera de campo y correr agachada a la espalda de los protagonistas, ya deja de darnos miedo.
Para no perder tiempo desarrollando cosas tan poco importantes como un buen guión o unos personajes, los primeros 5 minutos se ocupan en contarnos toda la historia de la princesa egipcia (Sofia Boutella) a modo de flashback. Total, el origen da igual, nosotros lo que queremos es ver al monstruo haciendo cosas de monstruo. Lo malo es que tampoco podemos, porque casi todas sus escenas ocurren de noche, con muy poca luz, y los rápidos movimientos de cámara (esto tiene que tener adrenalina, que si no el público se aburre) y el volumen de planos por segundo consiguen que solo atisbemos una masa de CGI moviéndose a toda velocidad. Normal que la terminen atando con cadenas. Cuando no estamos disfrutando de este fenómeno, nos vemos inmersos en una historia de amor entre Cruise y Annabelle Wallis en la que no existe nada de química y escuchamos frases tan originales como: «¿Es que no piensas en nadie que no seas tú mismo?«, «Es mejor que me vaya, no quiero hacerte daño«o «Yo sé que en el fondo, luchando por salir, hay una buena persona«. De vez en cuando también salen secundarios que aportan más bien poco: El nuevo Nick Furia, en esta ocasión el doctor Jeckyll (Russell Crowe), que cuando se vuelve Hyde deja de ser pedante y hasta te cae bien, y el amigo gracioso del prota (Jake Johnson) cuyo arco es un plagio descarado del fantasma/zombie de Un hombre lobo americano en Londres (John Landis, 1981).
No hay más. Una secuencia tras otra intercalando fallidas muestras de acción, terror, comedia, cine de catástrofes, fantástico y romance unidas por saltos al vacío narrativo en un absurdo cada vez mayor. Y lo peor es que esto es solo el inicio. Ya tienen atados a Cruise y a Crowe para futuras entregas del Dark Universe centradas en Frankenstein (Javier Bardem) y el hombre invisible (Johnny Depp). Mucho tienen que cambiar las cosas (la taquilla no está siendo un desastre pero sí discreta) para que un agujero negro en forma de cancelación no arrase con el universo monstruoso antes de tiempo.
Fran Chico
La Momia (The Mummy, Estados Unidos)
Dirección: Alex Kurtzman / Guion: David Koepp, Christopher McQuarrie, Dylan Kussman / Producción: Sarah Bradsaw, Jeb Brody, Sean Daniel, Alex Kurtzman, Chris Morgan, Roberto Orci / Música: Brian Tyler / Fotografía: Ben Seresin / Montaje: Gina Hirsch, Paul Hirsch, Andrew Mondshein / Diseño de producción: Jon Hutman, Dominic Watkins / Reparto: Tom Cruise, Russell Crowe, Annabelle Wallis, Sofia Boutella, Jake Johnson, Courtney B. Vance, Marwan Kenzari, Javier Botet
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