MINARI. HISTORIA DE MI FAMILIA
Nuevas raíces, mismas tierras
“Eras un pez en un estanque pequeño, pero esto es el océano y te estás ahogando”, le decía el personaje de Danny DeVito al protagonista de Big Fish (Tim Burton, 2003), un hombre que salía de su hogar en busca de aventuras y formar su propia familia pero huyendo en gran medida de sus raíces, de un pueblo que sentía que no estaba hecho para él. Es remoto pensar en cualquier conexión entre una película de Tim Burton ―y ni siquiera del Tim Burton que conocemos ahora― y Minari. Historia de mi familia, pero es una cita que sirve bastante bien no solo para ilustrar el viaje emocional que también sufre el protagonista de esta última, sino en general la deriva que se percibe tras el estudio que la ha alumbrado, A24 Films.
Minari. Historia de mi familia cuenta la historia de una familia coreana-estadounidense de los años 80 que emigra a una pequeña población rural en Arkansas con la idea de construir su propia granja y establecerse allí. Aunque los intentos por lograr esa idea del sueño americano están dirigidos por el patriarca Jacob (Steven Yeun), la película pone su mirada especialmente sobre el hijo menor, David (Alan Kim), y la relación con su abuela llegada desde Corea, Soonja (Youn Yuh-jung). Como el propio director de la película (Lee Isaac Chung) ha reconocido, buena parte de la película está basada en su infancia, durante la cual su padre también les hizo mudarse a Arkansas para trabajar en una granja. Este es un factor a tener en cuenta, ya que explica que la narración proceda del pequeño David ―una versión del propio director― y que por ello todo adquiera una atmósfera mucho más ligera y desenfadada a pesar de los temas que están de fondo (la explotación agraria, los sueños frustrados, el choque cultural EEUU-Corea…). Al fin y al cabo, este es un film de recuerdos, y los recuerdos no siempre tienen por qué ser fieles a la realidad.
Sea más o menos fiel a esa realidad que vivió el director lo cierto es que ya la premisa de Minari. Historia de mi familia se sitúa en un contexto bastante único tanto dentro del cine dedicado al sueño americano como al que tiene que ver con familias inmigrantes en Estados Unidos. De manera insólita, y quizá debido también a la ya mencionada perspectiva infantil, el film identifica como “lo raro” todos aquellos elementos que forman parte de la idiosincrasia norteamericana: la organización laboral, las reuniones sociales, y especialmente la religión, que cobra un papel relevante en el personaje de Will Patton. La familia no constituye en primera instancia el elemento foráneo sino que son las costumbres de Arkansas el objeto de análisis, sorpresa y a veces hasta incluso burla desde los ingenuos pero curiosos ojos de David.
La película no plantea de manera frontal un conflicto cultural pero eso no significa que no esté ahí, de hecho sobrevuela a lo largo de todo el film. Jacob quiere llevar una vida norteamericana y parece tener menos conciencia del legado cultural de la que tiene su mujer o especialmente la abuela, esa curiosa representación de la vieja Corea que en más de una ocasión funciona como alivio cómico a la carga dramática. Pero, y aquí viene la clave del film, la cultura norteamericana es plasmada como hegemónica, capaz de absorber casi sin pretenderlo a otras. Esto podría contradecir el espíritu rebelde y la idea de que la herencia cultural es la mayor posesión para una familia que emigra al extranjero, pero como a David, a Minari. Historia de mi familia no le preocupa explorarlo con más profundidad, simplemente lo ignora.
Lee Isaac Chung dirige, escribe e incluso se encarga del montaje del film pero, aun a riesgo de olvidar esto y de paso contravenir la teoría crítica centrada en el autor, Minari. Historia de mi familia puede ser vista perfectamente desde un prisma de película de estudio. La inocente mirada de David para contar hechos que encierran una gran carga moral e ideológica encaja como un guante en la línea de un estudio (A24, que distribuye y coproduce la película junto a Plan B Entertainment) que aunque comenzó siendo ese gran pez en un pequeño estanque al apostar por la variedad de géneros y caras menos conocidas, ha terminado dando lugar a películas que repiten el esquema ya sea a la hora de tratar temas familiares (Lady Bird, Waves), de identidad racial y cultural (Native Son, Moonlight, Waves) o la visión de unos Estados Unidos más capitalistas, más globalizados y más a la deriva que nunca (Diamantes en bruto, American Honey, The Florida Project, Lo que esconde Silver Lake…).
Cuando hace justo un año Parásitos (Bong Joon-ho, 2019) logró el hito de alzarse con el Oscar y dar un puñetazo sobre la mesa frente al cine norteamericano comercial, muchos pensamos que sería un punto de inflexión y una apertura en gran medida para ver más otro tipo de películas, directores y en definitiva, visiones de la realidad. Ese cambio todavía está a tiempo de darse, pero parece que de momento habrá que esperar. La planta que da título a Minari: Historia de mi familia es un juego de palabras en sí misma, ya que en la tradición coreana se asocia el Minari con algo que, tras morir, renace mucho más grande y fuerte que antes. De momento no se sabe cómo serán las venideras producciones distribuidas por A24 pero sí la próxima película de Lee Isaac Chung tras el éxito de Minari: Historia de mi familia: Your Name, el remake norteamericano de la fantástica película de animación japonesa realizada por Makoto Shinkai.
Minari. Historia de mi familia (Estados Unidos, 2020)
Dirección: Lee Isaac Chung / Guion: Lee Isaac Chung / Producción: Plan B Entertainment, A24 Films / Fotografía: Lachlan Milne / Música: Emile Mosseri / Diseño de producción: W. Haley Ho / Montaje: Lee Isaac Chung / Reparto: Steven Yeun, Han Ye-ri, Youn Yuh-jung, Alan S. Kim, Noel Cho, Will Patton.
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