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MILLENNIUM ACTRESS

La memoria del eterno viaje

Nunca sentí que perteneciese con la mayoría” expresaba Satoshi Kon en su carta de despedida poco antes de fallecer debido a un cáncer de páncreas. Su particular visión del mundo y la realidad hicieron de su obra una de las más ricas y únicas, una exploración constante del individuo y de las fronteras entre la realidad, la ficción, los sueños y la memoria. Su prematura muerte nos privó de una imaginación desbordante y, lamentablemente, nos permitió conocer una trayectoria muy breve (únicamente cuatro largometrajes, una serie de ficción y un cortometraje de un minuto de duración) dentro de las posibilidades que habitaban la mente del director. Unas posibilidades que discurrían más allá de las capacidades del cine de acción real, encontrando en la animación el vehículo necesario para dar todo tipo de formas a las inquietudes y obsesiones que le ocupaban. Un análisis pormenorizado de su obra sería fundamental para comprender la complejidad de su trabajo y su persona, sin embargo, con motivo del veinte aniversario de su segunda película, es necesario explorar los recuerdos a través de los cuales Satoshi Kon nos introduce en la memoria de Chiyoko a lo largo de Millennium Actress. 

Millennium actress. Revista Mutaciones

Cuatro años después del thriller psicológico Perfect Blue (1997), un oscuro y delirante estereograma que representa la fragmentación tanto física como psicológica de su protagonista desde la dinámica obsesiva entre ídolo y seguidor a través de los mass media, surge su opuesto. El propio Kon describió sus dos primeros largometrajes como “dos caras de la misma moneda (…) muestran el lado oscuro y el lado luminoso de la misma relación”. Allí donde el fanatismo de la primera acababa destruyendo a su personaje principal, en la segunda logra inmortalizarlo. Millennium Actress va más allá de esta relación platónica entre celebridad y admirador, el relato propone un recorrido metacinematográfico sobre la historia del cine japonés a través de múltiples periodos. Este recorrido se lleva a cabo a partir de la filmografía de Chiyoko, una célebre actriz retirada de su profesión (inspirada en la intérprete Setsuko Hara que también se alejó súbitamente de la vida pública), cuando decide conceder una entrevista a Genya Tachibana, su mayor seguidor. A lo largo de la entrevista, vemos cómo la realidad que narra la antigua estrella se mezcla con la ficción de las películas en las que participó a lo largo de toda su carrera.  

Los recuerdos que narra Chiyoko en Millennium Actress nos adentran en su subjetividad, difuminando las líneas entre la memoria de sus experiencias y la acción de sus trabajos como actriz, cuestionando en todo momento la realidad. No es casual que los primeros recuerdos en los que nos introduce la narración se compongan en blanco y negro con sutiles detalles en color. Esta presentación se traduce en la vivacidad con la que uno rememora ciertos fragmentos del pasado, otorgando color solo a aquello que Chiyoko atesora con mayor intensidad. Se construye un puzle laberíntico donde observamos y participamos (de la misma forma que lo hacen el documentalista y su operador de cámara) en la intimidad del relato vital de su narradora.  

Millennium actress2. Revista Mutaciones

Y mientras viajamos a través de su vida, Satoshi Kon nos conduce por diferentes épocas del cine de su país. Un homenaje al arte cinematográfico, donde podemos reconocer algunos de los géneros más emblemáticos del cine nipón: el jidai-geki (cine histórico del período Edo), el chambara (cine de samuráis), el gendai-geki (cine sobre la vida contemporánea) y el kaiju-eiga (cine sobre monstruos o bestias gigantes). Pero las referencias no se limitan a revestir la película en trazos generales, también aparecen alusiones explícitas a obras de Kurosawa como Los siete samuráis (1954), Trono de sangre (1957) o Yojimbo (1961), a Cuentos de Tokio (Yasujirô Ozu, 1953) e incluso al clásico Godzilla (Ishirô Honda, 1954). Kon llega a incluir, en una hermosa secuencia panorámica de montaje temporal que funciona como tableau vivant, imágenes que se moldean a semejanza de los grabados pictóricos de la época con técnicas como el ukiyo-e o el aka-e. Una labor de documentación e investigación que queda reflejada, tanto en las ficciones y recuerdos de Chiyoko, como en el espacio de su hogar. Allí, las flores de loto, símbolo de pureza física y espiritual, y las grullas, asociadas a la longevidad y fidelidad (en el folklore japonés se dice que llegan a vivir mil años), toman múltiples formas. 

Millennium actress3. Revista Mutaciones

Millennium Actress no habla (únicamente) de la historia del cine y la cultura japonesa, la verdadera historia que narra Chiyoko se centra en la búsqueda. Una búsqueda constante por un hombre, un artista anónimo e itinerante, una sombra que perseguirá hasta la eternidad y cuyo único recuerdo se materializa en una pequeña llave. Poco importa conocer a qué da acceso esa llave, en definitiva, abre una posibilidad de esperanza e ilusión para la protagonista, que se aferrará a ella como motor de su incesante persecución. El amor de Chiyoko, dirigido hacia la figura de un artista inalcanzable, de alguna forma, sugiere cómo el proceso de creación artística es una búsqueda continua en sí misma, anhelando siempre una imagen idealizada. La sombra que persigue Chiyoko es quizás el propio cine para Kon, una necesidad que da forma a su vida y su arte. Tanto él como su protagonista vivieron aunando realidad y ficción a través de sus obras, tratando de descubrir nuevas formas de dar vida a sus deseos. Y el resultado no tiene porqué ser alcanzar esa sombra. Tal y como dice la anciana actriz en sus últimas palabras, “al fin y al cabo es el perseguirle lo que me apasiona.”. Y en esa búsqueda y esos recuerdos, la memoria de Satoshi Kon, como la de su protagonista, serán siempre eternos. 


Millennium Actress (Sennen joyû. Japón, 2001)

Dirección: Satoshi Kon / Guion: Satoshi Kon y Sadayuki Murai / Producción: Bandai Visual, Chiyoko CommiteeMadhouse, Works WoWowGenco / Fotografía: Hisao Shirai Música: Susumu Hirasawa / Montaje: Satoshi Terauchi / Reparto: Miyoko Shôji, Mami KoyamaFumiko Orikasa, Shôzô Îzuka 

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