MAREA HUMANA
#withrefugees
La marea parece estar llena, pero sigue subiendo y, desde las costas del primer mundo parece que no vemos el reboso. Marea humana se encarga de visibilizar un drama tan conocido como ignorado por la mayoría: el de los refugiados. El documental dirigido por Ai Weiwei, artista polifacético y activista a favor de los derechos humanos, introduce e informa al espectador llevando el problema a nuestros hogares con la misma normalidad que la sección de deportes de nuestros noticiarios. En la actualidad estamos ante los mayores desplazamientos humanos desde la II Guerra Mundial, un total de 65 millones de personas desplazadas de su lugar de origen con el objetivo de encontrar una vida tranquila lejos de las guerras, las revoluciones violentas y los efectos del cambio climático.
La obra del artista chino resume en 144 minutos unas 900 horas de rodaje y 600 entrevistas a lo largo y ancho de 23 países de todo el mundo. Para ello ha tenido bajo su dirección a 25 equipos de filmación diferentes para dar cobertura en cerca de 400 campos de refugiados. Las cifras son tan desproporcionadas como el apabullante drama que supone el robo de la identidad y la rutina de cada uno de los seres que forman el concepto abstracto de los refugiados. Quizás tanto contenido y tanto esfuerzo hubiesen merecido, a conciencia, una serie de episodios capaz de exponer el problema con más militancia que la expuesta. El metraje se muestra didáctico, expone un sinfín de estadísticas para presentar el problema y muestra en imágenes el horror de millones de vidas en tránsito a la espera de poder traspasar alguna frontera que conceda un nuevo horizonte. Se agradece que las cámaras pongan el foco en semejante crisis humanitaria, pero la ingente cantidad de material plantea serios problemas al artistas para tejer con coherencia discursiva un análisis satisfactorio.
La pieza, a pesar de sus buenas intenciones, crea sentimientos encontrados a medida que avanza debido a esa falta de coherencia. Ai Weiwei salpica el documental de imágenes bellas y de encuadres preciosistas que poco importan frente a la cruda realidad que retrata. Hay una postura estética inocente y confusa que distancia lo que vemos de lo que realmente presenta. Lo mismo ocurre con la utilización de una banda sonora especialmente sensorial, más propia de un diario de viajes que de un documental de denuncia. Otro elemento disonante es la aparición aleatoria del propio Ai Weiwei en escena sin ningún sentido específico; llama la atención el momento en que aparece posando folio en mano con el hashtag de #withrefugees, una anécdota de viaje que bien podía haber quedado junto al material desechado de esas 900 horas de rodaje. Marea humana, por un lado, es un documental que muestra compromiso tan solo con el esfuerzo realizado para llevarlo a cabo, pero, por otro lado, es una obra a la que le tiembla el pulso, el coraje y la firmeza para ser irrefutable.
Marea humana (Human Flow, Estados Unidos, 2o17)
Dirección: Ai Weiwei / Guion: Chin Chin Yap, Tim Finch, Boris Cheshirkov / Producción: Ai Weiwei, Diane Weyermann, Andy Cohen, Selim Ahmed, Kahled Alashqar / Música: Karsten Fundal / Montaje: Nils Pagh Andersen, Menno Boerema, Martin Hoffmann / Fotografía: Murat Bay, Christopher Doyle, Lv Hengzhong, Wenhai Huang, Koukoulis Konstantinos, Renaat Lambeets, Dongxu Li, Johannes Waltermann, Ai Weiwei, Ma Yan, Zanbo Zhang, Xie Zhenwei