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LOVING PABLO

El patrón del spanglish malparío

Loving Pablo

El director madrileño Fernando León de Aranoa ha declarado que fue imposible financiar un Loving Pablo completamente en español. Con esta confesión se intuye cuál era su verdadero deseo a la hora de plantear el idioma con el que se iban a desarrollar la mayoría de los diálogos de la película. Puede ser que si esta manifestación no hubiese tenido lugar, quizá hubiese importado poco el hecho de que la película estuviera rodada en inglés con acento colombiano, a pesar de los continuos cambios idiomáticos para simplemente tener el gag verbal recurrente de Pablo Escobar (interpretado por Javier Bardem) propinando sus “malparíos” y “gonorreas” envuelto en un maquillaje que lamentablemente puede llegar a recordar en alguna secuencia al de los personajes de las películas de Eddie Murphy.

El primer tercio de la película pretende presentar a Pablo y a Escobar al mismo tiempo, a todo el ecosistema que le rodea y depende de él. Toda la estructura que sostiene su imperio criminal es vista con buenrollismo a través de una cámara que no se pierde ningún detalle de cada funcionario que compone esa familia del mal. Para llevar a cabo esta presentación, Fernando León de Aranoa toma como referente bastante evidente al Martin Scorsese de Casino (1995), El lobo de Wall Street (2013) y (especialmente) Uno de los nuestros (1990). El director prescinde del ascenso al poder desde un entorno humilde de Pablo Escobar (aunque luego lo remarcará con las “obras sociales” que el narco llevará a cabo), centrándose en la misma representación hortera a la par que violenta del mafioso que declaró la guerra a todo un país. La deuda con el director neoyorkino resulta muy clara en la secuencia en la que una avioneta cargada de cocaína aterriza en Florida al son de un ritmo similar al que acompañaba a Ray Liotta en su ya inmortal “Que yo recuerde, desde que tuve uso de razón quise ser un gangster».

La paralela introducción del romance entre la periodista colombiana Virginia Vallejo (interpretada por Penélope Cruz) y el “Patrón del mal” entre tanto falso glamour y humor negro acerca el tono genérico de la película incluso al de la comedia romántica. Una vez hemos conocido a Pablo Escobar en su integridad, este desata su violencia contra sus innumerables enemigos y supuestos amigos a un buen ritmo basado en la elipsis por muerte y atentado, con el ataque en helicóptero al cuartel general del gangster colombiano como epicentro. Mediante plano secuencia, León de Aranoa hace la mejor descripción de Pablo Escobar cuando le muestra desnudo corriendo por la selva con una metralleta, la imagen de un verdadero superviviente que ha salido de todas. Lo que nos lleva a otro famoso referente, el Tony Montana de El precio del poder (Brian de Palma, 1983) y su “Querer joder a Tony Montana es querer joder al mejor”.

Esto enlaza con el León de Aranoa más político y social (una de sus mejores virtudes), ya que el director no pretende que la casta política de Colombia se vaya de rositas en el retrato de los hechos y la señala en su totalidad desde la secuencia en el Parlamento hasta todo lo relacionado con la guerra sucia contra Escobar, algo que también resulta fácil de enlazar con el conflicto con el grupo armado de las FARC.

Loving Pablo


Loving Pablo (España, Bulgaria, 2017)

Dirección: Fernando León de Aranoa / Guión: Fernando León de Aranoa, basado en la novela de Virginia Vallejo / Producción:  Javier Bardem, Ed Cathell III, Dean Nichols y Miguel Menéndez de Zubillaga para Escobar Films y B2Y EOOD / Música: Federico Jusid / Montaje: Paul Urkijo Alijo / Fotografía: Álex Catalán / Diseño de producción: Alain Bainée / Reparto: Penélope Cruz, Javier Bardem, Peter Sasgaard, Lillian Blankenship, Julieth Restrepo, David Ojalvo, David Valencia, Nathan Cooper, Giselle Da Silva

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