LOS CONSEJOS DE ALICE
¿Podrá la filosofía salvar la vieja política?
Nicolas Pariser despuntó en el panorama internacional en 2015 con El gran juego (Le grand jeu), un thriller político que desmantelaba la corrupción en Europa y que, en cierta manera, ha sido el eje central de su corta filmografía. El galo ha confesado que siente devoción por la política, y ya en su debut con el cortometraje Le jour où Ségolène a gagné (2008), se adentró en la historia de un militante socialista el día que Nicolas Sarkozy ganó las elecciones generales. Posteriormente llegarían La République (2011) y Agit Pop (2013). En su segundo largometraje, Los consejos de Alice (Alice et le Maire, 2019), Pariser da un paso más y, tomando como referencia a un mandatario político, se atreve a cuestionar tanto al ser humano moderno como al sistema democrático, ambos consecuentemente víctimas de una crisis existencial y de un vacío interno que los limita y los ciega.
El punto de partida no podía ser más interesante: Paul Théraneau –el alcalde de Lyon encarnado por Fabrice Luchini- declara que es incapaz de evolucionar y de sugerir nuevas ideas para la gestión de su ciudad. Tras 30 años de carrera política, el bache en el que se ve envuelto le obliga a contratar a Alice (Anaïs Demoustier), una joven filósofa que deberá encargarse de nutrir y motivar la mente del alcalde. Ha perdido la capacidad de reflexionar, y es por eso que, tras rechazar acudir a un psicoanalista –“no estoy enfermo, no necesito terapia”- decide contratar a una consejera que, poco a poco, irá convirtiéndose en su confidente.
Heredera de la fructífera tradición cinematográfica francesa que se ha focalizado en la propia palabra, en el diálogo y en las reflexiones que sus personajes no dejan de elaborar, Los consejos de Alice mira al pasado en busca de respuestas. Orwell, Rousseau, La Fontaine… grandes pensadores y escritores se citan y se le delega a la filosofía la responsabilidad de dar salida a un bloqueo que afecta no solo al alcalde de Lyon, sino a toda esta sociedad globalizada y en crisis que se cuestiona sus propios valores; a la vieja política a la que se le han agotado las ideas de renovación.
Pariser podría haber situado la acción en una ciudad más importante como Paris, por ejemplo, y en vez de un alcalde, el personaje perfectamente podría haber sido un alto ejecutivo del gobierno central. Sin embargo, apuesta por alejarse de las altas esferas políticas para establecer una íntima relación entre el poder, su ejecución, el pueblo y sus demandas. El ayuntamiento es el pequeño reino del alcalde, filmado como si de un castillo se tratase: amplias salas, largos pasillos, una luminosidad cegadora… Allí inmerso, se sentirá cómodo, es el rey que todos deben adorar, pero al mismo tiempo, se encontrará fuera de lugar. Parafraseando a Rousseau, “sin más sociedad que yo mismo”. Y es que, Théraneau se encontrará frente a un muro: él mismo, .
“¿Por qué lee?”, pregunta Nana (Anna Karina) en la magnífica secuencia del capítulo XI de Vivir su vida (Vivre sa vie, Jean-Luc Godard, 1962). “Es mi oficio”, le responde el filósofo con el que conversa en una cafetería. Nana se sincera: “De pronto no sé qué decir; me sucede a menudo. Sé lo que quiero decir. Lo medito antes de decirlo, pero al llegar el momento de hablar ya no soy capaz de decirlo”. Pues bien, en el mismo punto se encuentra el alcalde Théraneau: “No consigo pensar; hace mucho que no leo”, le confesará a Alice. ¿Podrá la filosofía salvarlo? Quizá esa sea la solución que Pariser nos quiera sugerir para salir de la crisis del pensamiento humano, esa que se agudiza cada vez más, del estado de bloqueo que nos impide como sociedad poder razonar: leer más.
Los consejos de Alice (Alice et le Maire. Francia, 2019)
Dirección: Nicolas Pariser / Guion: Nicolas Pariser / Producción: Emmanuel Agneray, BIZIBIm ARTE FRANCE/ Fotografía: Sébastien Buchmann / Música: Benjamin Esdraffo / Dirección artística: Wouter Zoon / Reparto:Fabrice Luchini, Anaïs Demoustier, Nora Hamzawi, Léonie Simaga, Antoine Reinartz, Maud Wyler, Alexandre Steiger, Pascal Rénéric, Thomas Rortais, Thomas Chabrol