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LOS CONDUCTOS

Cine de redención

Los conductos. Revista Mutaciones

Después de haber triunfado en el Festival de Berlín obteniendo el premio a mejor ópera prima y de su paso por San Sebastián (Sección Zabaltegi-Tabakalera), Los conductos llega a Filmin dentro de la selección del Festival de Huelva. Tras haber dirigido varios cortometrajes que le abrieron las puertas al panorama cinematográfico, Camilo Restrepo se lanza al largometraje con esta historia basada en hechos reales. Se trata de un ejercicio a través del cual el director se propuso liberar a su amigo Pinky de la experiencia en una secta.

Bajo el nombre de “El Padre”, el artífice de esta red de engaños ha construido un discurso religioso a través del que conseguía convencer a jóvenes vulnerables de que prestaran sus servicios a la causa. Viviendo en edificios y fábricas abandonadas y trabajando en la producción de ropa pirata, estos jóvenes dedican su vida a lo que El Padre les indica, llegando a cometer actos violentos y criminales.

Cuando Pinky se da cuenta de que todo es una estafa y de que ha vivido sometido durante años, la sed de venganza se apodera de él y se propone matar a El Padre para evitar que siga engañando a más personas. En este punto de su vida, Pinky se encuentra con Camilo Restrepo, quien le convence para llevar su historia y su venganza delante de la cámara, y poder matar a El Padre de una forma simbólica.

Los conductos es una película de redención, en la que la realidad y la ficción se encuentran y se separan para liberar al personaje y a la persona. El título del filme hace referencia a la relación entre las conductas (la forma de actuar) y los conductos (la manera en que te guían), y la importancia de su separación para conseguir la libertad. La película es el viaje de Pinky para conseguir actuar bajo su propio criterio y liberarse de la manipulación del padre que lo llevaba a realizar actos delictivos.

Los conductos. Revista Mutaciones

Restrepo lleva la historia de Pinky a la pantalla de una forma poética y con una estética visual potente llena de simbolismos. Rodada en 16 mm y en formato de 4:3, la película adquiere una textura que encaja con la puesta en escena que retrata una Colombia marginal y en ruinas. La formación en artes pláticas del director se ve en el uso del color tanto a nivel compositivo como narrativo: la presencia del rojo, los patrones de las telas que tiñen en las fábricas o el vestuario de Pinky. Por otro lado, la selección de las localizaciones, en las que predominan fábricas o lugares de creación y transformación como metáfora de lo que está experimentando el personaje. Así como, de manera más visual, la repetición de motivos como los travellings a través de túneles urbanos guiados por los monólogos de Pinky en voice over.

La estructura elegida para contar la historia es un tanto laberíntica, llena de elipsis y saltos temporales que Restrepo deja en manos del espectador la tarea de ordenarlos o entenderlos. Sin embargo, por debajo de la trama principal protagonizada por Pinky, se desliza una crítica de la situación social en Colombia. La droga, la pobreza, la delincuencia… son motivos que están presentes de manera constante en el filme y que además de contextualizar, reivindica la necesidad de un cambio. Además, de manera menos sutil, la posición ideológica del cineasta queda patente en esa imagen y poema final, en los que reclama la liberación de los jóvenes colombianos del sistema que los esclaviza y destruye.


Los conductos (Colombia, 2020)

Dirección: Camilo Restrepo / Guion: Camilo Restrepo / Producción: Adriana Agudelo / Fotografía: Guillaume Mazloum / Música: Arthur B. Gillette / Montaje:  Camilo Restrepo / Reparto: Fernando Úsaga Higuíta, Luis Felipe Lozano.

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