LA VERDAD
Mutando las formas del discurso
El cine de Hirokazu Kore-eda es un cine de las apariencias. De un aparente naturalismo y una mirada distanciada y analítica que, en sus primeros compases, permite ocultar aquello que se resiste a permanecer oculto. Algo que ya demostró en su penúltimo trabajo, Un asunto de familia (2018), estrenada el pasado año y galardonada con la Palma de Oro del Festival de Cannes. Un relato que se sustentaba en la verdad oculta tras las mentiras piadosas. Una cinta emparentada con la maravillosa cotidianeidad de Ozu y que a medida que avanzaban sus fotogramas se transformaba en una bella pero punzante oda al concepto de familia.
La verdad, el nuevo trabajo de Kore-eda y primera obra rodada en continente europeo con intérpretes occidentales, gravita en la misma onda que su laureado trabajo previo. De las desventuras de una familia no natural y marginal y su patéticamente emotiva búsqueda de la supervivencia y el cariño -cercanos en algunos aspectos a los protagonistas de Parásitos (2019) de Bong Jong-hoo- a la burguesa y disoluta vida de una actriz en el crepúsculo de su vida y las relaciones familiares y personales conformadas a lo largo de su vida. Y de la misma manera que su obra precedente, el envoltorio para su nuevo tratado acerca de las mentiras que nos sustentan para ser felices, o por lo menos aproximarnos a ello, es una comedia dramática de tintes rohmerianos y linklaterianos.
Para ello, Kore-eda se rodea de un reparto de lo mejor del pasado y presente del cine europeo en su versión femenina -Catherine Deneuve y Juliette Binoche- más la representación del cine independiente norteamericano más europeo, Ethan Hawke. Pero el peso del relato se centra en la relación materno-filial entre el personaje de Deneuve -gran estrella del cine francés en el ocaso de su profesión- y el de Binoche -actriz frustrada y guionista actual de Hollywood- y el conflicto surgido a lo largo de toda su vida y potenciado por la aparición de las memorias de la primera. Un elemento fundamental del relato, basado en el concepto de verdad, que servirá de elemento aglutinador del discurso, potenciado a su vez por una ficción dentro de la ficción -el rodaje de una película de ciencia ficción co-protagonizada por Deneuve- que servirá de espejo distorsionado y complementario del drama de lo real.
Ese cine dentro del cine, ese rodaje de imágenes hiperestilizadas en contraste con el naturalismo de la realidad del personaje de Deneuve y su familia de ficción, sirven para que Kore-eda desarrolle de nuevo su discurso acerca de lo subjetivo de lo real frente a lo ficcionado. Un equilibrio presente en su cine, representado en su manera de entender la puesta en escena. Mirada distanciada, aparentemente objetiva, sin refuerzos formales que incidan aparentemente en aquello narrado, pero profundamente controlado -como puede observarse en todas y cada una de las secuencias que comparten Binoche y Deneuve y donde las distancias físicas de los personajes en el plano definen la situación emocional en la que se encuentran en cada momento- para finalmente entregar un ensayo acerca de los mecanismos de la ficción -por naturalista que sea- para representar y modificar aquello tan inasible como es lo “real”.
Pero La verdad no es un trabajo tan redondo, o aparentemente redondo, como su anterior largometraje. Cierto es que es un trabajo aún más sutil y aparentemente más liviano o cotidiano que los primeros acordes de Un asunto de familia. Pero también es verdad que, en su segundo acto, podemos vislumbrar que Kore-eda está embriagado del buen hacer y el carisma de dos estrellas del celuloide como Deneuve y Binoche. O que la trama secundaria acerca de la relación entre Binoche y Hawke -su marido en la ficción- se apunta pero no se desarrolla, sirviendo para reforzar el discurso de las apariencias que sobrevuela el metraje, pero dejando la sensación de coitus interruptus. Pequeños detalles que no empañan un más que notable trabajo y demostración fehaciente de las temáticas que interesan al realizador nipón.
La verdad (La vérité, Francia, Japón, 2019)
Dirección: Hirokazu Kore-eda / Guion: Hirokazu Kore-eda / Producción: Rachid Bouchareb, Jean Bréhat, Nathalie Dennes / Música: Alexei Aigui / Fotografía: Eric Gautier / Montaje: Hirokazu Kore-eda / Reparto: Catherine Deneuve, Juliette Binoche, Ethan Hawke, Clémentine Grenier, Manon Clavel, Alain Libolt, Christian Crahay, Roger Van Hool, Ludivine Sagnier.