LA MUJER DEL ESPÍA
Cine como testigo
Las formas del clasicismo y modernismo cinematográfico mantienen un equilibrio narrativo en La mujer del espía (2020), estableciendo una historia de denuncia política. Con la vista puesta en el pasado, Kiyoshi Kurosawa dibuja una tríada entretejida por tres vértices narrativos. Melodrama, romance y thriller de espionaje componen un relato sobre el auge del nacionalismo japonés, sintónico al fascismo europeo, que privó las libertades de un país que todavía recuerda con resentimiento los estragos del pasado.
El dilema entre la resignación por mantener la supervivencia física y la lucha por la justicia que libera el espíritu, constituye la base principal del film. Las decisiones conforman el camino de cada uno de sus personajes principales, retratando así los crueles límites que las ideologías extremistas rebasaron durante uno de los períodos más devastadores del pasado siglo.
La ambientación recoge la ciudad de Kobe en 1940. La turbulenta Segunda Guerra Mundial ya ha comenzado. Yusaku (Issey Takahashi), un exitoso empresario, realiza un viaje de negocios a Manchuria (China) donde descubre un terrible secreto nacional. Satoko (Yû Aoi), esposa de Yusaku, lo ayudará a hacer justicia a pesar del riesgo que sufren por convertirse en enemigos públicos del Imperio Japonés. Sin embargo, el dilema, anteriormente planteado y que envuelve la premisa de la película, generará dudas en el mismo matrimonio acerca de qué es lo correcto en un entorno de nacionalismo. Cabe recordar las concisas, pero contundentes líneas de diálogo entre ambos personajes:
YUSAKU: “Mi lealtad no es a un país, sino a la justicia universal. No toleraré ninguna injusticia”.
SATOKO: “Tu justicia matará a miles de compatriotas”.
Los planteamientos clásicos refuerzan el ímpetu por recrear la década de los 40. Las coreografías de cámara recorren el espacio de los grandes platós o escenarios por los que se desplazan sus personajes, envueltos de un tratamiento barroco de la luz que fotografían los momentos más oscuros del espionaje. Esta línea visual alterna con espacios de luz naturales que exponen las camufladas mentiras que pasan desapercibidas. Algunas ideas modernistas rompen el equilibrio tonal mostrado, especialmente en la recreación pesadillesca de los horrores de la guerra. No obstante, el cineasta japonés filmó con la cadena televisiva nipona NHK, la cual impuso filmar en 8K y con una tecnología desarrollada exclusivamente en Japón. Esto denota un acabado hiperrealista y una textura de imagen más propia de un proyecto televisivo, lo que genera una extraña ruptura que distancia los principales planteamientos visuales.
Uno de los puntos más fuertes y sugerentes del film es la metanarración, presentada como un juego de ficciones dentro de ficciones. En este caso, como un manifiesto documental dentro de una ficción, puesto que Yusaku es un cineasta aficionado, acostumbrado a filmar junto a su esposa. En aquel viaje a Manchuria, el horror del que es testigo será filmado, realzando el poder de las imágenes cinematográficas como testigos imperecederos de un contexto sociopolítico determinado, lo cual, al mismo tiempo, supone un guiño al propio oficio del cineasta. Probablemente, este sea uno de los mayores logros del veterano director japonés. El poder fílmico como principal prueba de denuncia contra los crímenes de guerra, compenetrando un ejercicio de memoria histórica junto a una reflexión sobre la necesidad por contar historias.
La mujer del espía (Wife of a Spy. Japón, 2020)
Dirección: Kiyoshi Kurosawa / Guion: Ryûsuke Hamaguchi, Tadashi Nohara & Kiyoshi Kurosawa / Producción: NHK / Fotografía: Tatsunosuke Sasaki / Música: Ryosuke Nagaoka / Montaje: Hidemi Li / Diseño de producción: Norifumi Ataka / Reparto: Yû Aoi, Issei Takahashi, Ryôta Bandô, Chuck Johnson, Yuri Tsunematsu, Minosuke, Hyunri, Masahiro Higashide & Takashi Sasano.