LA LARGA NOCHE DE FRANCISCO SANCTIS
No hace falta que te sigan
La larga noche de Francisco Sanctis (2016), película basada en la novela con el mismo nombre de Humberto Constantini, es el primer largometraje de la pareja de realizadores argentinos Andrea Testa y Francisco Márquez. Francisco Sanctis (Diego Velázquez) es un hombre de mediana edad que transita por una vida ordinaria de oficinista y padre de familia en Buenos Aires, a finales de los 70, durante la última dictadura militar argentina. La película narra un día en la vida de Sanctis, un día que podría haber sido como cualquier otro: desayuno apresurado en familia, coger el autobús para acompañar a los niños al colegio y luego ir al trabajo, reunión fallida con un jefe de aspecto cetrino a la espera de una vaga promesa de ascenso… Todo parece apuntar a un retrato costumbrista de la clase media argentina hasta que Sanctis contesta una llamada telefónica de una antigua compañera de la facultad.
Al principio, parece tratarse del anuncio de la publicación en Venezuela de un viejo poema de estilo combativo escrito por Sanctis durante sus años de estudiante universitario. Luego descubrimos que ése es sólo un reclamo para remover su antigua conciencia política, adormilada por sus responsabilidades laborales y domésticas. El verdadero mensaje es el nombre de una pareja y su domicilio, junto a la información de que, esa misma noche, se los van a llevar, como a tantos otros desaparecidos durante la dictadura del infame Jorge Rafael Videla. En ese momento, empieza la tensión de la “larga noche”. Una tensión cruda, montada sin adornos; oímos el ruido inquietante de la noche bonaerense, las pisadas apresuradas, el ladrido de unos perros cimarrones o de una puerta que se cierra a lo lejos. La poca música que suena, sale de la radio de un taxi o se escucha de fondo en un bar. Todo junto a una oscuridad constante que llena cada rincón de la capital argentina. Y en medio de esa noche, el rostro sufrido de Sanctis, callejeando, charlando con conocidos y debatiéndose en torno a una decisión que puede ser crucial en la vida de dos nombres, dos personas hasta ese día desconocidas, que corren un peligro inminente.
Con este aire de thriller Andrea Testa y Francisco Márquez te zambullen en una especie de persecución sin perseguidor. En ningún momento la amenaza intuida toma el cuerpo de un personaje y, aun así, el miedo a ser descubierto marca cada secuencia. Jeremy Bentham inventó un modelo arquitectónico penitenciario al que llamó Panóptico, se trataba de un diseño en forma de estrella (se usó por ejemplo en la cárcel Modelo de Barcelona, cerrada recientemente) donde unos pocos pudiesen ver siempre a todos los demás. La lógica del panóptico, extendida como organización social, la usó George Orwell para narrar su distopía más conocida (1984) y la usaría también el filósofo francés Michel Foucault para elaborar su teoría del poder disciplinar en Vigilar y castigar. En cualquier momento pueden descubrirte. Por ejemplo, hay una escena en que Sanctis pide fuego a una pareja de transeúntes. Mientras él trata de encenderse el cigarro, reconoce en la bolsa de la chica unos panfletos políticos. Ella se da cuenta de que lo ha visto y apresura a su compañero para marcharse. Sanctis, con la esperanza de delegarles la misión que le atormenta, empieza a seguirlos pero se le escapan. Y lo hacen pensando que Sanctis podría ser un agente de la dictadura de Videla. Él mismo, en medio del terror por ser cazado ayudando a unos condenados anónimos por el terrorismo de estado argentino, se convierte en el cazador de dos jóvenes que comparten su causa. En un escenario de pánico normalizado la ausencia del malvado puede ser más retorcida que el garrote.
La larga noche de Francisco Sanctis (Argentina, 2016)
Dirección: Andrea Testa y Francisco Márquez / Guion: Andrea Testa y Francisco Márquez (Novela: Humberto Constantini) / Producción: Luciana Piantanida (para Pensar con las Manos) / Música: Abel Tortorell / Fotografía: Federico Lastra / Montaje: Lorena Moriconi / Diseño de producción: Julieta Dolinsky / Reparto: Diego Velázquez, Laura Paredes, Valeria Lois, Marcelo Subiotto, Rafael Federman