LA GUERRA DE LAS CORRIENTES

Y Scorsese dijo: «Hágase la luz»

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Este 10 de enero se ha estrenado en las salas de cine españolas La guerra de las corrientes, tercer largometraje de Alfonso Gómez-Rejón producido en el 2017 y cuya comercialización parecía improbable tras la caída en desgracia del gigante que la producía y distribuía, Harvey Weinstein. La película se presentó en la edición del Festival de Toronto del mismo año con un montaje que, según cuenta el director, pertenecía más a la visión de Weinstein que a la suya y, cuando se disolvió The Weinstein Company en 2018, fue adquirida por otra distribuidora, además de aparecer Martin Scorsese como nuevo productor ejecutivo y protector del trabajo de Gómez-Rejón, quien había sido asistente personal del director de El Irlandés (2019) en la década de los 90. Con los nuevos cambios se acabó por realizar un nuevo montaje, con nuevas escenas y nueva banda sonora musical. Todo esto ha experimentado la película, el equipo artístico y técnico para llevar a las salas de cine una peculiar versión de lo que los medios estadounidenses bautizaron como “la guerra de las corrientes” en la última década del siglo XIX.

La peculiaridad de la adaptación de los hechos históricos se debe a una concesión narrativa que elide y añade elementos a los acontecimientos sucedidos para hacer del conflicto entre Thomas Edison y George Westinghouse Jr. por estandarizar sus respectivos sistemas de electrificación en el alumbrado urbano. Estas concesiones que no respetan la historia tal y como fue son fruto de una labor dramatúrgica habitual para hacer del relato cinematográfico un lugar más fácilmente reconocible y legible para el espectador. Ahora mismo, también puede verse un caso equivalente con Richard Jewell (Clint Eastwood, 2019), que incorpora personajes ficticios y crea sombras y luces en torno a los personajes con la voluntad de manipular los sentimientos que puedan desprenderse de sus acciones y comportamientos alrededor del estallido de una mochila con explosivos en las Olimpiadas de Atlanta del 96. Este no es un texto sobre qué sí y qué no fue, pero está bien recordar la libertad creadora con la que se ha abordado un evento histórico particular y entender que no es una película que documenta, sino una aproximación hacia la rivalidad de dos actitudes opuestas representadas por Benedict Cumberbatch (el individualismo ególatra y maníaco de Edison) y Michael Shannon (la humildad de Westinghouse).

El principio alerta de un frenesí que parece desbocar la propuesta por una música constante y un montaje dinámico que alterna los estudios y los hogares de ambos protagonistas en unos movimientos paralelos sin reposo ni pausa. Una forma de reflejar las mentes de dos personalidades inquietas y geniales hasta la obsesión. La rivalidad de estos individuos recuerda a la tratada por Christopher Nolan en El truco final (2006), en la que dos magos enemistados compiten hasta las últimas consecuencias para superar al otro. Los films tienen muchas cosas en común, la época, la rivalidad entre genios, a Tesla como personaje secundario y maltratado, una puesta en escena sofisticada amparada en el virtuosismo técnico pero gélida. Ciertas virtudes y ciertos defectos, sin duda, pero si el aparato parece desmedido inicialmente en La guerra de las corrientes, Gómez-Rejón adivina la forma de encauzar el ritmo frenético y la dispersión narrativa al focalizar en la intimidad humana y ofrecer al espectador una nueva película que trata también el tema de la pérdida por la muerte y la importancia del legado. Es quizás una forma de dar continuidad a su filmografía tras Yo, él y Raquel (2015).

Sin sorpresas se asume el triunfo de la corriente alterna defendida por Westinghouse y Tesla, en contra de la corriente continua de Edison y la General Electric, en un film que se presenta como un entretenimiento efectivo, sin pretensiones y de buena factura. El espíritu conservador de la obra brinda una experiencia en sala gratificante, si se tiene bien asumido que es una película palomitera y se obvia al repelente personaje de Samuel Insull interpretado por Tom Holland.


La guerra de las corrientes (The Current War, EEUU, 2017)

Dirección: Alfonso Gómez-Rejón/ Guion: Michael Mitnick/ Producción: Timur Bekbambetov, Basil Iwanyk/ Fotografía: Chung-hoon Chung/ Montaje: Justin Krohn, David Trachtenberg/ Diseño de Producción: Jan Roelfs/ Música: Danny Bensi, Saunder Jurriaans/ Reparto: Benedict Cumberbatch, Michael Shannon, Nicholas Hoult, Katherine Waterston, Tom Holland, Tuppence Middleton.

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