DestacadoD’A Film Festival 2020Reteena 2020

LA EDUCACIÓN SENTIMENTAL

Un remedio contra el olvido

La educacion sentimental - Revista Mutaciones

¿Quién te va a cuidar en este mundo tan peligroso? tenemos que estar juntos”. Suena la melodía de El mató a un policía motorizado, junto a las imágenes de Jorge Juárez y su pareja Ana Petrelli en un parque de atracciones. Juegan con la cámara, se la turnan entre sonrisas cómplices. ¿Por qué rodamos estos momentos tan íntimos y tan alegres? Entre una crisis económica en España y una crisis del cine, entendida como cambio en la propia industria, exhibición y distribución, se encuentra el director y escritor de la película La educación sentimental Jorge Juárez. El retrato de una generación de cineastas en búsqueda constante de sí mismos, del encuentro con el cine digital y de una nostalgia nada exacerbada por la familia, los sueños y el verano. El diario cinematográfico de Juárez viaja desde Madrid hasta Asturias y desde allí por los campos amarillos de Castilla, por teléfono desde Bulgaria y a través de diferentes capas narrativas por la historia reciente de España. 

El proceso cinematográfico en el que se ancla la película es el montaje poético y la propia relación del director madrileño con el cine. Tras varios cortometrajes en los que va tejiendo una red que une a su propia familia con el séptimo arte, durante unos diez años Juárez reflexiona sobre por qué seguir haciendo cine, qué sentido ocupa para él la propia labor artesanal de la escritura y el rodar. A través de su voz se entroncan varias subtramas que sintetizan esa relación; el amor, concretamente el amor a distancia. La correspondencia que inicia desde el comienzo del film con Ana Petrelli se establece como el propio vínculo que él tiene con el cine, un esfuerzo tenaz, un viaje de autoconocimiento, impotencia por el encuentro, una desconexión escalonada. En una escena en la que los dos charlan por skype, el director ubica el reflejo de la pantalla de Petrelli en el cristal, borrosa, mientras que él solamente aparece en voz en off. Una imagen que refleja la emoción de la película, la melancolía, la incertidumbre y la ilusión palpitan en el espejo, un remedio contra el olvido. 

Otra de las capas que presenta Juárez en su primer largometraje es la crónica familiar como conducto de la búsqueda del tono de La educación sentimental. El jocoso hilo que comienza con el regalo de diferentes cámaras que ha tenido a lo largo de su vida culmina con la relación de amistad que entabla con el proyeccionista a punto de jubilarse de un pequeño cine de Asturias, lugar donde se desplazaba para visitar a Petrelli mientras vivían separados. Esa añoranza por los materiales, ese gusto por las cartas en papel también proviene de un tío suyo del cual recuerda a través de VHS ‘s. Un tío excéntrico, viajero y creador de diversos juegos teatrales que representaban en su pueblo. Y es ese pueblo donde la cámara se detiene, reposa, porque es aquí donde la película revela una de las imágenes del documental (el contraste del pasado y el presente), el campo, un idílico modelo de producción para la familia de Juárez y la vivienda, el boom del ladrillo, la eterna crisis, un fotograma estático que evidencia las cuestiones que reflexiona el director.

Y finalmente la política en el centro. Porque esos mítines con latas de Mahou, cigarros y reggae de Podemos en la plaza de Juan Goytisolo unían a toda una generación de jóvenes que tuvo que emigrar al extranjero (o pensárselo más de una vez) y no culminar sus sueños. Da la sensación que la cámara de Víctor García León en su película Selfie  están en el corrillo de al lado de la de Juárez y sus compañeros. Habla de una generación de cineastas desencantados por no poder ejercer su propio oficio en el país. Una desorientación que la propia película desencadena en su montaje, se torna mucho más abrupto, buscando una imagen imposible o creando ficciones que nunca existieron. Al unísono con estas imágenes Ana Petrelli comienza a aprender búlgaro y cada vez se aleja más de Juárez. La película la pierde, la ausencia de su familia se rueda mediante un silencio sepulcral y el fin del cine llega con la evocación del cartel de Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, 1985) en Asturias, cuando su amigo se tiene que jubilar por la digitalización de la sala. La educación sentimental no termina accidentalmente sino que la humildad en los movimientos e imágenes de Juárez, el amor incondicional hacia su trabajo y el inicio de otra crisis, esta vez una pandemia global, acaban por encontrar una salida, aunque sea metafórica y en forma de atardecer, cerrando un gran capítulo e iniciando otra etapa en su vida con el cine y con su pareja, el comienzo de un nuevo diario, la búsqueda de una nueva imagen.


La educación sentimental (España, 2020)

Dirección:  Jorge Juárez / Guion: Jorge Juárez, Ana Petrelli, Antonio Sánchez /  Fotografía: Ana Petrelli, Jorge Juárez / Montaje: Jorge Juárez, Juan Alba / Producción: Jorge Juárez / Edición de sonido: Daniel Rincón / Mezcla: Martín Jiménez / Color: Mauro Maroto / Reparto: Jorje Juárez, Ana Petrelli.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.