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LA CASA DEL CARACOL

Una propuesta a medias

Dentro de un universo de rituales y tradiciones pueblerinas aparece Antonio Prieto, un escritor en crisis que busca ideas. La atmósfera es extraña, inquietante, incluso perturbadora, pero insuficiente para tapar las carencias narrativas de la obra. El filme se pierde en un bosque fantasma con un relato incomprensible que intenta abarcar más de sus posibilidades. Antonio intenta escribir su novela mientras es partícipe de acontecimientos insólitos que suceden en el pueblo y del enigma de Esteban, un ser misterioso que tienen escondido. La trama de La casa del caracol no está bien hilada y trasmite una sensación de incertidumbre constante, ¿por qué dos niñas tenebrosas, sacadas de El resplandor (Stanley Kubrick, 1980), estampan caracoles al coche?

La casa del caracol - Revista mutaciones

La película abre con un plano general aéreo de un coche transitando a un remoto lugar, como en El resplandor. Pese a la belleza de algunos encuadres que se sumergen en una naturaleza fantasmagórica, se hace un excesivo uso del plano-contraplano abusando de escorzos. La cámara está perdida, pues hay muchos movimientos injustificados tanto narrativamente como estéticamente. Por ejemplo, de un movimiento lateral desenfocado pasa a un travelling de acercamiento al personaje. La iluminación es correcta, propia del thriller donde abundan los tonos oscuros. Hay momentos brillantes como la secuencia que Antonio está escribiendo y la luz pasa de día a noche sin cambiar de plano, mostrando así el paso del tiempo. El exceso de música resulta bastante molesto, parece que han explotado este recurso para dotar a la cinta de misterio. El universo que crea la película es, quizás, lo más logrado de la puesta en escena. Mujeres sentadas en las puertas de sus casas reciben al protagonista. La actriz María Alfonsa Rosso tiene un pequeño papel que dota de magia este mundo. Es una mujer tuerta, de mal carácter que da pistas al escritor.

El relato parte de una asidua idea muy machacada en el cine y los aspectos formales no aportan nada sugerente. La ventana secreta (David Koepp, 2004) o Basada en hechos reales (Roman Polanski, 2017) son dos ejemplos de historias de escritores con tendencias delirantes. Javier Rey interpreta a un personaje llano, sin profundidad, no sufre ningún tipo de transformación, ni tiene arco. Desde que llega al pueblo su semblante es serio sin excusa alguna. No pierde la cordura como Jack Nicholson en El resplandor, él ya era excéntrico desde el principio. Esteban, el ser misterioso, hace una presentación colosal. Abre una puerta de forma cómica y de repente florece él, una criatura que es una mezcla entre el “Gnomo” de la serie El Internado y un orco de El señor de los anillos. Para complementar a una dudosa puesta en escena se suma el mal tratamiento de unos personajes de los cuales solo se salva la señora tuerta.

A todo esto se le añade un final confuso que deja muchas preguntas sin resolver. ¿Es consciente el protagonista de todo lo que pasa? ¿A quién pretende engañar, al espectador o a él mismo?


La casa del caracol (España, 2021)

Dirección: Macarena Astorga / Guion: Sandra García Nieto / Producción: Bowfinger International Pictures, Basque Films, Tondero Producciones, Hippo Entertainment Group  / Fotografía: Valentín Álvarez / Música: Karin Zielinski / Reparto: Javier Rey, Paz Vega, Carlos Alcántara, Norma Martínez, Luna Fulgencio, María Alfonsa Rosso

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