LA CASA DE PAPEL
Robin Hood viste de rojo
Es difícil encontrar consenso entre el público español cuando se habla de una ficción made in Spain y, aunque La casa de papel pasase desapercibida por la parilla de Antena 3, en Netflix tuvo una gran acogida. He aquí el momento del boom mundial, donde se ha convertido en la serie de habla no inglesa más vista de la plataforma.
La fórmula es sencilla: un thriller de suspense que gira alrededor de un robo en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Sin embargo, el quid de la cuestión va más allá de un simple robo. Si te fabricas tu propio dinero, ¿a quién estás robando realmente? Un dilema moral que plantea la serie y que intenta identificar quiénes son los villanos y los héroes, un tema que se desarrolla a través de un laberinto en el que prima el concepto de justicia social. La serie no podría llegar en mejor momento, pues el clima de insatisfacción que predomina entre la población española en concreto, y la mundial en general, hace que la empatía hacia ese robo sea aún mayor. Aquí los villanos son los bancos, el Gobierno y la Policía.
Este cambio de rol del héroe/antihéroe y de quién es quién se crea con un inteligente y afinado arco de transformación de los personajes. Recuerda mucho al protagonista de V de Vendetta (James McTeigue, 2006), incluso por ese guiño a las caretas, aunque, en esta ocasión, sean con un toque más castizo haciendo y homenaje a Dalí. El Profesor, artífice del plan maestro, no roba para conseguir efectivo y comprarse una isla en medio del Caribe, lo hace para conseguir una justicia que se le ha ido negando desde que era un crío. El resto de la banda comienza el proyecto con el objetivo de ser ricos, aunque conforme van pasando los capítulos descubrimos que cada uno lo hace para ganar sus propias batallas personales.
Cada personaje tiene un momento para empatizar con el espectador, para ir ganándoselo poco a poco con sus problemas emocionales, con sus cicatrices, sus imperfecciones. Son personajes reales creados a través de unas interpretaciones magistrales. Cabe destacar el personaje de Berlín, uno de los villanos, menos héroe al que odias o amas y del que nunca sabes qué esperar.
Otro de los puntos importantes de la serie es el tratamiento de la figura de la mujer. En La casa de papel, las mujeres no están a merced del género masculino, sino que ellas son protagonistas, independientes y fuertes. Nairobi, la inspectora Murillo o Tokio demuestran que se valen por sí mismas en un mundo de hombres y que no necesitan a nadie, dejándolo bien claro con la frase que pronuncia el personaje de Alba Flores en uno de los capítulos cuando toma el mando de la situación: “Comienza el matriarcado”.
Técnicamente, destaca una fotografía cuidada y una realización alejada de los habituales patrones televisivos, apostando por una concepción mucho más cinematográfica. Destacan los tonos ocres, las sombras, la oscuridad, unido a una constante tensión de la trama y de la banda sonora, lo que ayuda a que realmente sientas que estás encerrado. Y, entre toda esa oscuridad, sobresale el rojo de los monos que visten, un color que denota sangre, pasión, violencia, incluso amor.
La serie de Álex Pina es una ficción concebida para verse como vídeo bajo demanda, de ahí su posible caída en la parrilla tradicional y su alzamiento en Netflix. El creador de Los hombres de Paco (2005-2010) o Los Serrano (2003-2008) hizo una declaración de intenciones tras estrenar Vis a Vis (2015-) con esa realización más cercana al cine, dejando a un lado los patrones habituales de las ficciones nacionales y buscando un giro más novedoso, aunque, esta vez, más alejado de una trama conocida, como la estela de Orange is the New Black (2013-) y apostando por algo que no ha sido ya un éxito (como mucho algún guiño a Dexter). Sin embargo, a La casa de papel le sobra metraje, también algún capítulo que se alarga con las subtramas amorosas que a veces rozan lo innecesario y forzado, y ni que decir queda la firma por una tercera temporada que podría ser el hundimiento más sonado. Hasta entonces queda el cántico que se ha hecho viral como bandera de la serie:
“Una mattina mi son svegliato O bella ciao, bella ciao, bella ciao ciao ciao”
La casa de papel (Álex Pina. España, 2017- )
Dirección: Álex Pina (Creador), Jesús Colmenar, Miguel Ángel Vivas, Alex Rodrigo, Alejandro Bazzano, Javier Quintas/ Guion: Álex Pina, Esther Martínez Lobato, David Barrocal, Pablo Roa, Fernando Sancristóval, Javier Gómez Santander, Esther Morales / Producción: Vancouver Media, Atresmedia / Música: Iván Martínez Lacámara, Manel Santisteban / Fotografía: Miguel Ángel Amoedo / Montaje: Luis Miguel González Bedmar, Verónica Callón, David Pelegrín, Regino Hernández, Raquel Marraco, Raúl Mora, Patricia Rubio / Diseño de producción: Abdón Alcañiz, Fernando González / Reparto: Alba Flores, Paco Tous, Álvaro Morte, Úrsula Corberó, Pedro Alonso, Miguel Herrán, Kiti Manver, Enrique Arce, María Pedraza, Anna Gras, Fernando Soto, Darko Peric, Juan Fernández, Itziar Ituño, Jaime Lorente, Fran Morcillo, Roberto García Ruiz, Esther Acebo, Mario de la Rosa, Clara Alvarado, Miguel García