LA BELLEZA Y EL DOLOR
El punctum
La belleza y el dolor (Laura Poitras, 2022) está conformada por la combinación de dos aproximaciones diferentes al quehacer cinematográfico, cada una de ellas correspondida con un relato, en apariencia, diferente. La primera documenta la lucha de Nan Goldin y su asociación P.A.I.N. (Prescription Addiction Intervention Now) contra la farmacéutica Purdue Pharma y sus dueños, la familia Sackler. El colectivo integra a víctimas y familiares afectados por el consumo de Oxycontin, un opioide recetado y vendido de forma masiva en los EE.UU. como medio para paliar dolores, pero que acaba generando una fortísima adicción que ha conllevado más de 400.000 muertes. Poitras sigue con su cámara a la artista y demás manifestantes para registrar las diversas actividades de P.A.I.N. y sus protestas, llevadas a cabo en museos y centros de arte donde los Sackler han sido benefactores y mecenas y donde, por tanto, aparece su apellido (intercalado con entrevistas a personas que han sido también relevantes para la causa).
La segunda construcción formal de La belleza y el dolor se vale de los slideshows, una de las principales herramientas que usa Goldin para presentar su obra al mundo. Poitras divide el documental en seis selecciones de fotografías de la propia Goldin sobre las que esta artista narra su vida (desvelando a la vez su desarrollo como artista reflejado en las calidades y texturas de las propias fotografías). La cadencia temporal con la que una imagen sucede a la siguiente combina a la perfección con el pulso narrativo de la curtida voz de la fotógrafa. Goldin comienza narrando la crudeza de su infancia (siendo crucial su hermana, elemento que abre y cierra el relato), la ausencia del amor familiar y el encuentro de la protagonista con otras personas a las que considera sus iguales: creadores radicales (se proyectan películas de Vivienne Dick en las que aparece Goldin), artistas del mundo queer (como el director John Waters y la actriz Cookie Mueller) o mujeres que, en resonancia con la fotógrafa, tuvieron gran importancia en la creación de comunidad. Nan Goldin se desvela como una mujer que ha padecido los grandes males del heteropatriarcado: desde la represión sexual (a través de su hermana) hasta el maltrato físico, desde la depresión hasta la prostitución. Y, de forma central, la adicción a los medicamentos que lleva a la sobredosis. Siguiendo su doble papel de artista/activista, pone sobre la mesa tanto esta crisis de los opioides como la de la pandemia de SIDA: hay una reflexión sobre cómo los individuos con poder miran hacia otro lado o se enfrentan a las víctimas, a las que ningunean o tratan de convertir en enemigos. Y cómo estas, valiéndose de la expresión artística, pueden responder y plantarles cara.
Ambos puntos de vista adquieren sentido antes de concluir el documental, alrededor del momento en que la alocución que da título a la película aparece. Es un momento clave, y se muestra de forma muy sutil. Lo hace para demostrar que la reflexión sobre el lado oscuro de la sociedad puede hacerse a partir de las vivencias de las personas que lo padecen y de la relación entre ellas. Que esas vivencias se constituyen tanto de belleza como de dolor (mediadas por la acción política, por el arte), primeros elementos que pueden punzar en el corazón del resto de personas para que miren más allá. La belleza y el dolor se erige como una gran fotografía que estudia ciertas relaciones de poder en las últimas décadas de los Estados Unidos. Y hace de la vida de Nan Goldin su punctum.
La belleza y el dolor (All the beauty and the bloodshed, EE.UU., 2022)
Dirección: Laura Poitras / Productoras: Participant Media, Praxis Films. Distribuidora: Neon / Fotografía: Nan Goldin / Aparecen: Nan Goldin, David Armstrong, Ed Koch, Cookie Mueller, Vittorio Scarpati, David Wojnarowicz, Marina Berio, Noemi Bonazzi