MY HERO ACADEMIA: EL DESPERTAR DE LOS HÉROES
Héroes en ciernes
La palabra “shonen” en japonés se traduce al castellano como “joven”. Dentro del mundillo de la animación japonesa, eso sí, cobra un significado mucho mayor. Tanto en el manga como en el anime, el shonen es un género que lleva gozando de enorme popularidad desde los años ochenta hasta la actualidad. Dirigido a un público juvenil, y cuyas narrativas se ven protagonizadas a su vez por personajes adolescentes, poniendo también especial énfasis en un tono que baila entre la aventura, la acción y la comedia. My Hero Academia (Boku no Hero Academia en japonés) es una serie de manga iniciada en 2014 por K?hei Horikoshi y que tan solo dos años después contó con una adaptación al anime como respuesta a su enorme éxito en Japón y Estados Unidos. Sucesora directa de otros célebres seriales como Dragon Ball, Naruto o Hunter x Hunter, cuenta hasta el día de hoy con cuatro temporadas y dos películas estrenadas en cine, siendo la segunda de ellas –la que nos ocupa– un auténtico regreso no solo a las raíces de My Hero Academia, sino a lo que supone el shonen como género y como fenómeno de masas.
La naturaleza de My Hero Academia: El despertar de los héroes (2020) es la de un OVA (Original Video Animation), un especial habitualmente dirigido al mercado doméstico que se aleja de la narrativa canónica del anime al que pertenece. En este caso, estrenada en cines, signo de la inmensa expectación que genera My Hero Academia internacionalmente. Dirigida por Kenji Nagasaki, el maestro de ceremonias absoluto de los ochenta y un episodios del anime, junto al prestigioso estudio de animación BONES. En el particular mundo de súper héroes en formación escolar, la película lleva a Izuku Midoriya y a sus compañeros de clase a la isla de Nabut?, donde se enfrentarán a un anárquico grupo de villanos encabezado por Nine, el malo malísmo de la función.
Nagasaki no sale de la fórmula clásica del shonen moderno para El despertar de los héroes. Máxima simplicidad a la hora de relatar su historia y abordar las interacciones entre los miembros del simpático y colorido plantel de secundarios, siempre a favor de un volátil espectáculo en forma de combates y peleas de poderes (o “particularidades”) donde la animación irradia saber hacer y un sorprendente presupuesto para un OVA. La falta de pretensiones de My Hero Academia sigue vigente en esta segunda película, que realmente poco ofrece más allá de una hora y media de explosiones, puñetazos y patadas voladoras. Da lo que promete, entretenimiento lo suficientemente autoconsciente como para poder hacer caso omiso a su minúscula ambición narrativa.
La película es la definición pura de lo que es el género al que pertenece. Ni más, ni menos. Lo que hizo popular a esta franquicia, más allá de su animación, fue su espíritu afable y despreocupado. Algo que en las últimas temporadas ha ido abandonando en pos de ahondar en su comentario sobre las redes sociales, la popularidad y el aspecto más “institucional” de la visión que aporta sobre los súper héroes; esa necesidad impulsiva de madurez en la que los shonens se atrapan a ellos mismos en ocasiones. De esta manera, muestra cierta inteligencia en dar un paso atrás, de regresar, aunque sea de forma efímera, a la sencillez de los primeros pasos que dieron estos héroes en ciernes.
My Hero Academia: El despertar de los héroes (Boku no Hero Academia the Movie -Heroes: Rising-. Japón, 2019)
Dirección: Kenji Nagasaki/ Guion: Kôhei Horikoshi y Yôsuke Kuroda/ Producción: BONES / Música: Yuuki Hayashi