HACKS (TEMPORADA 3)
¿Ava, eres tú?
«Arropadas por la soledad de hogares vacíos, movidas por una ambición profesional insaciable y en perpetuo conflicto con la cercanía, la protección y la complicidad que albergan la una por la otra, Deborah y Ava irremediablemente gravitan entre sí».
El pistoletazo de salida de la tercera temporada de Hacks (Lucia Aniello, Paul W. Downs, Jen Statsky, 2024) se da en el Caesars Palace, un hotel y casino cuyos interiores reflejan la estética del Imperio romano desde la opulenta y sobrecargada óptica de Las Vegas. La cámara, en un plano secuencia que comienza sobrevolando los resplandecientes edificios, deja atrás la grandiosidad de la “ciudad del pecado” para partir en busca de su estrella que, de espaldas y al ritmo de «Evil Woman», inicia su entrada. Por unos segundos, un ligero paneo hacia arriba construye una fugaz relación entre la estatua del emperador Julio César que decora el vestíbulo con, aún de espaldas, la mujer del cuidado tocado rubio que avanza envuelta en lentejuelas mientras bailarinas, trabajadores y ludópatas le lanzan saludos, sonrisas y casi reverencias. Un giro de la supuesta Deborah revela a un grupo de drag queens que homenajean a la cómica durante la inauguración de una máquina tragaperras que publicita: «Get lucky with Deborah Vance».
Un montaje en el que la verdadera Vance camina por la alfombra roja de la revista Times y baila la macarena con Malala durante la after party culmina con su actuación en The bourbon room, llena hasta los topes de un extasiado público que aclama su nombre sin que ella pronuncie apenas un chiste completo. Deborah, enmascarando su aburrimiento, desecha su cuadernillo en plena actuación, ahora un objeto caduco ante la fama, los focos y las risas que tanto ansiaba. Como un reflejo del episodio piloto, se levanta de madrugada, envuelta en el silencio de las amplias estancias de su hogar y observa la disposición de su vitrina de antigüedades mientras el pimentero Jean Royère quema en el plano y se resignifica como un símbolo de la soledad de Deborah que, en el pasado, fue la pieza desencadenante de su tempestuosa, hilarante y genuina relación con su exguionista Ava Daniels.
El reencuentro entre ambas coloca sobre la mesa la sinceridad de la joven ante el horrendo vestido amarillo elegido por la nueva estilista de Deborah, el humor cómplice cuando Ava anima a la cómica a meterse con su nuevo corte de pelo y los límites establecidos por la guionista cuando se niega a elegir el punchline de uno de sus nuevos chistes. Hacks construye una dinámica que roza los códigos del romance, mientras Ava y Deborah, de forma obsesiva y cómica, intercambian mensajes como una pareja llena de ilusión. Este acercamiento se afianza con la intoxicación alimenticia de Danny Collins, el presentador del late night en el que Deborah iba a participar como invitada, abriendo así la puerta a la conquista del último gran deseo frustrado de la cómica. Tras recuperar su estatus de estrella del stand-up durante la primera temporada y lograr el éxito de su especial de comedia al final de la segunda, lo único que le queda a Deborah Vance es ser la presentadora de su propio programa.
La comprensión de esta dinámica se desdibuja notablemente en el ecuador de la temporada 3 de Hacks cuando la autoría de los episodios se cede a guionistas invitados. En el quinto episodio titulado One day (escrito por Carol Leifer y Carolyn Lipka, equipo formado por una cómica veterana y otra más joven) Ava y Deborah se enfrascan en una serie de conversaciones en el que las guionistas ponen en boca de los personajes sus monólogos internos y dejan de lado la caracterización de las mujeres. La cantidad de planos recurso de la naturaleza, de varios segundos y con una guitarra folk de fondo, que separan las secuencias subrayan agresivamente la falta de contenido. El miedo a envejecer implícito en las acciones de Deborah queda sustituido por una enunciación explicativa mientras Ava entristece el semblante. En Par for the course, el sexto capítulo (escrito por Ariel Karlin) el personaje de Ava se deshace de toda humanidad para convertirse en un hilo de Twitter parlante. La Ava que conocemos apoya las bondades del veganismo mientras pide un poco más de cordero en su plato. Ahora, de forma mecánica, recita discursos sobre el capitalismo, la explotación del cuerpo femenino o la colonización que chocan con su forma de expresarse, de abordar lo político dentro de la contradicción de su persona. La escritura despegada del carácter de los personajes se enmienda con la entrada de los creadores en la elaboración del guión durante el séptimo, octavo y noveno capítulo, en los que los personajes secundarios vuelven a la vida, las secuencias se alejan de un formato individual muy cercano al sketch y Deborah y Ava recuerdan quiénes son.
«Se te da bien escribir para mí. Y pensaba que era porque me entendías. Pero, en realidad, es porque eres como yo. Eres igual de cruel y egoísta que yo», dice Deborah, tras la lectura en voz alta del ofensivo correo electrónico que Ava, sintiéndose traicionada, envió para humillar a su jefa. Aniello, Downs y Statsky plantean a Deborah y Ava como dos caras de la misma moneda. «Esta gente te quiere ahora. Y no van a quererte siempre. Tienes que aprovecharlo. Tienes que ser un tiburón», le dice a una Ava llorosa, al igual que desearía poder habérselo gritado a sí misma hace tres décadas. Arropadas por la soledad de hogares vacíos, movidas por una ambición profesional insaciable y en perpetuo conflicto con la cercanía, la protección y la complicidad que albergan la una por la otra, Deborah y Ava irremediablemente gravitan entre sí. Bulletproof, el clímax de la temporada, significa la subversión de los roles entre las dos también en lo formal: Ava permanece en la izquierda mientras Deborah le niega su puesto como jefa de guionistas pero se encuentra a la derecha, sosteniendo un mayor peso visual en el plano, mientras chantajea a su jefa. La traición de Deborah, mayor que las veintitrés puñaladas que recibió Julio César, y la transformación de Ava, que deja a Deborah preguntando: «Ava, ¿Eres tú?», coloca a las mujeres, por primera vez, en posiciones equitativas, dispuestas a ejercer la misma manipulación, dispuestas a afrontar el mismo dolor.
Hacks, Temporada 3 (EEUU, 2024)
Creación: Lucia Aniello, Paul W. Downs, Jen Statsky / Producción: First Thought Productions, Paulilu Productions, Fremulon, Universal Television / Música: Carlos Rafael Rivera / Fotografía: Adam Bricker / Editor: Jessica Brunetto, Susan Vaill / Reparto: Jean Smart, Hannah Einbinder, Carl Clemons-Hopkins, Megan Stalter, Paul W. Downs, Rose Abdoo, Mark Indelicato / Cadena: Max