GODARD CINEMA
Personalismos
Godard Cinema (Cyril Leuthy, 2022) escapa de centrarse únicamente en la etapa más asimilada del director francosuizo —aquella de la primera mitad de los años sesenta— y atiende con igual interés a gran parte los desarrollos estéticos y personales posteriores. El documental (estrenado originalmente en el pasado Festival de Venecia, poco antes del fallecimiento de Godard) se diferencia así de la mayoría de los acercamientos al director; muchos de los numerosos obituarios, a todas luces preparados en un cajón desde hace demasiado tiempo, fueron buena muestra de esta falta de interés en la obra completa del director.
Sería imposible condensar en apenas una hora y cuarenta minutos la totalidad (siquiera una buena parte) de las complejidades de la obra del cineasta, pero por lo menos se opta aquí por no limitarse a los lugares comunes de su vida personal. No es, sin embargo, un documental que descarte por completo esos elementos; se van dando pinceladas, quizás a modo de introducción para quienes se aproximen por primera vez al personaje. La clave está en no limitar la importancia histórica a lo anecdótico.
En este sentido, uno de los peligros que debía sortear el documental era el de dejarse llevar por sus numerosas grabaciones e imágenes de archivo (de la vida privada, de sus apariciones públicas, de sus rodajes y finalmente de sus montajes; todas ellas siempre estrechamente unidas) y acabar por contentarse con explicaciones triviales a cuestiones complejas. Por suerte, los momentos en los que parece apuntarse en esta dirección son debidamente acotados. Se menciona, por ejemplo, la explicación del origen de los jump cuts en Al final de la escapada (À bout de souffle, 1960) como consecuencia de la necesidad de acortar el metraje. Esta explicación tan sencilla y directa, extraída probablemente de los prolegómenos a las Histoire(s) du Cinéma (1989-1999) que encontramos en los seminarios de Godard en Canadá, corre el riesgo de resultar excesivamente simplificadora si no se hace hincapié en la coherencia de los recursos y en la falsa mitología creada (en gran medida, por parte del propio director) alrededor de la idea de la improvisación total. Cyril Leuthy se encarga de matizar esta idea y recurre para ello a las entrevistas como fuente principal de la narración sin caer en la recolección de anécdotas de rodajes o relaciones sentimentales, práctica tan tentadora cuando se tratan sujetos como Godard. A través de Bergala, clarifica precisamente esa falsa postura de improvisador total, escarbando bajo la intencionada apariencia del artista que renuncia por completo a la reflexión o preparación; rehúye, en suma, la noción de que todo su cine de la década de los sesenta pudiera partir únicamente de la espontaneidad.
Con todo lo anterior, resulta sorprendente la omisión de menciones directas a la última etapa del cine de Godard, si bien el documental termina con unas conclusiones generales de los intereses estéticos de Godard a partir de la finalización de Histoire(s) du Cinéma. Asumidas las intenciones de la película de Leuthy, se puede valorar su apuesta por la concreción y quedarse con algunas de las afirmaciones que contiene, como la siguiente de Thierry Jusse: “Es una ruptura en el cine muy particular, porque no se hace de forma monumental o de una forma de afirmación estética. Hay mucho más de contrabando, mucho más arriesgado”.
Godard Cinema (Godard seul le cinéma, Francia, 2022)
Dirección: Cyril Leuthy / Guion: Cyril Leuthy / Producción: JLG Films / Fotografía: Gertrude Baillot, Thomas Dappelo / Montaje: Philippe Baillon, Cyril Leuthy / Música: Thomas Dappelo
