GIRL
Del cuerpo y otras abstracciones
La vida, como el arte, muchas veces se compone de abstracciones; ideas, formas y emociones no siempre fáciles de expresar con palabras y que el cine logra trasladar a través de imágenes y sonidos. El arte, en sus distintas facetas, busca reflejar esos sentimientos y sensaciones inefables tan difíciles de explicar con palabras y que convierten la experiencia humana en algo tan valioso. Las tendencias feministas contemporáneas y las nuevas perspectivas de género han producido un cambio de paradigma en todos los ámbitos de la cultura, incluido el arte. El reconocimiento de que un individuo pueda experimentar un sentimiento como el rechazo de su propio cuerpo, debido a la no identificación con el género que se le ha impuesto socialmente, abre camino a nuevas propuestas dentro del mundo artístico. Un artista, o bien un cineasta, podría cuestionarse: ¿cómo se traduce una emoción tan compleja en imágenes y sonidos? El joven director belga Lukas Dhont desarrolla este planteamiento en su primer largometraje, Girl, demostrando una solvencia, elegancia y sensibilidad detrás de la cámara que pocos realizadores consiguen a la corta edad de veintisiete años.
La trama es protagonizada por Lara, una adolescente que se encuentra en el proceso de transformación hormonal de hombre a mujer, al mismo tiempo que pelea con sus capacidades físicas y artísticas para convertirse en bailarina de ballet. Ella cuenta con el apoyo de su familia y una cierta aceptación social , pero guarda su mayor conflicto con el hecho de lidiar con un proceso tan lento como el cambio de género, confrontándose diariamente con su figura masculina. El director vuelve a tratar temas frecuentados en sus primeros dos (muy interesantes) cortometrajes realizados anteriormente (Headlong, 2012, y L’Infini, 2014), como la identidad y la transformación, teniendo nuevamente la danza como fondo.
Girl no expone el conflicto desde el punto de vista de la incomprensión social con respecto a la transexualidad, sino que muestra al individuo desde la difícil posición de ser él mismo quien no se reconoce. El cineasta filma a la protagonista en espacios de exploración y maduración como es el vestuario de la academia de danza, mostrando los cuerpos femeninos de sus compañeras como una aspiración y exponiendo la sensación de aislamiento que le genera sentirse diferente al resto. Del mismo modo, Lara se muestra en la intimidad de su habitación donde libra sus mayores batallas: las que tiene frente al reflejo de su cuerpo desnudo en el espejo, del que reniega tratando esconderlo. Dhont transmite habilidosamente la dolorosa sensación causada por el proceso que repite Lara al cubrir y descubrir sus genitales masculinos antes y después de sus ensayos, apoyándose en detalles como los sonidos de la cinta adhesiva que arranca lentamente de su piel. El director no se detiene en ello por morbo o voyerismo, sino para proyectar con gran honestidad la sensación de sufrimiento e incomodidad por la que atraviesa ella.
Girl es filmada con un tono realista, pero lejos de ser cruel, se muestra vitalista. Inicia con gran luminosidad y, aunque se oscurece en el transcurso, nunca pierde su lado más humano. El filme entero sigue a Lara a través de primeros planos en los que la cámara irradia la misma vitalidad con la que ella baila. Del mismo modo, el director es capaz de usar ese primer plano para transmitir esa sensación de claustrofobia que le produce sentirse prisionera en su propia piel y las imposibilidades físicas que su cuerpo le impone a la hora de danzar. Lara se acerca y se aleja de la cámara, entrando y saliendo de foco, generando un remolino de emociones tan palpables como difíciles de describir. Lukas Dhont no se detiene en sentimentalismos y demuestra absoluto respeto hacia su protagonista, aunque la exponga ante situaciones tan escabrosas.
A parte de elementos puramente cinematográficos, destaca la interpretación de Victor Polster personificando a Lara. Un brillante acierto de casting por la capacidad de proyección e introspección que desprende el actor desde la corporalidad, siempre utilizando su cuerpo como pieza narrativa. A través del gesto y no de la palabra se percibe el sufrimiento de la protagonista que durante la trama va mostrando el deterioro físico y psicológico por el que transcurre, representado con gran acierto por parte del intérprete. Y es en el cuerpo, la fragilidad y la maleabilidad del mismo donde se encuentra la tesis de Girl. Un bello largometraje que plantea un diálogo constante entre la masculinidad y la feminidad a través del deseo de transformación. El cuerpo como un objeto tan como las formas del cine.
Girl (Bélgica, 2018)
Dirección: Lukas Dhont / Guion: Lukas Dhont, Angelo Tijssens / Producción: Dirk Impens / Música: Valentin Hadjadj / Fotografía: Frank van den Eeden / Montaje: Alain Dessauvage / Dirección Artística: Philippe Bertin / Reparto: Victor Polster, Arieh Worthalter, Valentijn Dhaenens, Nele Hardiman.
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