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GIANT LITTLE ONES

La pionera coming of age bisexual

Giant little ones.Revista Mutaciones

La iconografía del vestuario masculino donde adolescentes aparecen duchándose se ha convertido en escenario de encuentros homoeróticos en los films coming of age. Una atmósfera propicia para el cruce de miradas, la observación de cuerpos definidos o el darte cuenta de que no estás solo entre tanto hombre blanco cisheterosexual. And then we danced (Levan Akin, 2019), Closet Monster (Stephen Dunn, 2015) o A escondidas (Mikel Rueda, 2016) forman parte de este universo de películas de temática LGTBIQ+ que incluyen el vestuario como punto de encuentro. Pero el director canadiense Keith Behrman lo transforma en un campo de batalla en su segundo largometraje Giant Little Ones (2018).

Un joven se convierte en el paria de su instituto tras un encuentro sexual con su mejor amigo. Pasa de ser el más popular entre sus compañeros a recibir todo tipo de discriminación por su condición sexual. A través de esta premisa se observan varias generaciones llenas de desprecio, ignorancia e incomprensión hacia nuevas sexualidades invisibilizadas. Pese a todo, el film es una gran lucha por combatirlas, una guía didáctica a golpes de rabia adolescente y padres tolerantes que se sientan a hablar de lo que pasa realmente ¿Cuál es el verdadero problema de la represión de los adolescentes?

El arquetipo del héroe de una película puede variar según las pretensiones de la misma. Giant little ones, al ser una cinta en su planteamiento educativa, atiende a un héroe dubitativo y solitario, en la medida en que pierde a todos sus aliados en la primera parte del film. Es un héroe tan reticente que no escucha a sus mentores, los aliados que le harán proseguir en su lucha interna por sobrevivir en la fauna estudiantil. Es el arquetipo de la guardiana, hablando en un lenguaje más literario, quien le abra la puerta a un nuevo mundo, en este caso una nueva sexualidad. Conocer la bisexualidad a través de esta joven provoca en el protagonista un sentimiento de culpa ante sus mayores protectores y es en las miradas y a través de la música donde se comprenden los cambios que sufre aquél.

Giant little ones. Revista Mutaciones

El diseño de sonido de la película se extiende como una nueva atmósfera, como ocurre en producciones contemporáneas como la serie Euphoria (Sam Levinson, 2019). Es a través de la banda sonora donde se puede conocer el sentimiento de furia del protagonista. En Euphoria la música cambia cada segundo y se sostiene por el aura que desprende cada protagonista femenina, en una mirada romántica puede estallar la canción y una mirada asesina puede crear una atmósfera lo suficientemente hipnótica para ensombrecer cualquier conversación y paralizar el tiempo fílmico. Giant little ones no pierde de vista los planos detalle, y es en esos momentos cuando se paraliza la música. El plano del protagonista quitándose los auriculares para poder escuchar a su nueva amiga destapa en el film cualquier artificio musical. Así, en una suerte de contradicción, una balada indie adolescente puede fulminar cualquier rastro de diálogo para poder sostenerse en la imagen del amor o en la compresión del protagonista cuando descubre su sexualidad.

Giant little ones no es Euphoria, no llega al nivel de reflexión sobre la generación Z como lo hace la serie. El registro natural, la educación sexual a través de las imágenes y el desarrollo complejo de los adolescentes llega a tener una sofisticación mayor en Euphoria con sus personajes. Pero el hermoso ejercicio que realiza el director canadiense por reivindicar un héroe bisexual masculino es elogiable. La gran lucha que inicia la película en los vestuarios masculinos por no comprender que un hombre puede ducharse con otro hombre sin excitarse aun siendo bisexual se resuelve bajo el agua. El silencio de la escena  finaliza un debate hoy en día latente en todos los márgenes de la sociedad, es aquí donde la película encuentra su razón de ser, la de la necesidad de plasmar la idea de la bisexualidad sin artificios, sin música, para todos los públicos. Desprenderse de todo y fijarse en lo que plantea el film desde el inicio: entender la bisexualidad como algo tan simple como la manera de amar a quien tú quieras, solamente con una imagen, con la cabeza fuera del agua para poder ver y oír con claridad.


Giant Little Ones (Canadá , 2018)

Dirección: Keith Behrman / Guion: Keith Behrman / Producción: Euclid 431 Pictures, Scythia Films, Storyboard Entertainment, Sugar Shack Productions  / Fotografía: Guy Godfree / Música: Michael Brook / Montaje: Sandy Pereira / Diseño de producción: Zosia Mackenzie / Diseño de vestuario: Marissa Schwartz / Reparto: Josh Wiggins, Darren Mann, Taylor Hickson, Maria Bello, Kyle MacLachlan.

 

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