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GAUGUIN, VIAJE A TAHITI


El viaje antropológico del pintor

GAUGUIN I

 

El film Gauguin, viaje a Tahití comienza mostrando en plano un cielo y un mar en una combinación de azules degradados, dos franjas horizontales que inundan la imagen en una evocación del exotismo del Pacífico. Como contraplano, a continuación recoge la figura de un hombre que avanza en el ruidoso París de fin de siècle, un Gauguin que malvive con escasos recursos y que se lamenta de la falta de estímulo visual que ofrece la cultura occidental para la tarea del pintor. En apenas pocos planos, el film resuelve la decisión de Gauguin de marchar solo a Tahití tras intentar arrastrar con él a su esposa e hijos, finalizando con la célebre despedida de Mallarmé en el café Voltaire, en la que resuenan ecos de los lienzos de Manet, donde se plasmaba la celebración de la vida parisina. Nada de esto, sin embargo, parece entusiasmar al pintor, quien es mostrado apartado en el café y envuelto en claroscuros, como reflejo de su contradictoria personalidad: un Gauguin que afirma que “nada allí merece ser pintado” pero que marcha a Tahití esperando obtener el reconocimiento a su genio en la misma capital francesa de la que reniega.

A partir de este breve prólogo, el resto del film recoge la primera estancia del pintor en la Polinesia, situándole en una humilde choza, con sus cuadernos garabateados y sus pinceles en mano, en convivencia con los indígenas, y donde acabará conociendo a Tehura, la que será su modelo y esposa. Deluc presenta la figura de esta a los ojos del pintor como una suerte de la Eva primigenia en el Jardín de las Delicias, a la que el propio Gauguin bautizará como Venus tahitiana en una de sus obras. El realizador resuelve de manera simbólica (al propio modo del pintor) la tensión entre civilización y salvajismo, al ofrecer en un mismo plano la imagen de Tehura cantando vestida de blanco en una iglesia, mientras el artista observa desde el pórtico un lienzo donde aparece Eva desnuda: una exégesis de la escena opone así la aculturación que sufre Tehura al asistir al rito católico (como consecuencia de la colonización) frente a la reivindicación íntima de la vida salvaje a través de la mirada de Gauguin al cuadro de Eva.


Los escasos planos que recogen, casi de soslayo, la vivacidad de los cuadros del pintor destacan frente al verde de tonalidad cerúlea que tiñe el film de principio a fin al mostrar la vida cotidiana de los indígenas en plena naturaleza, ofreciendo así una versión menos colorista y estilizada que la del imaginario plasmado por Gauguin. Ni rastro, pues, del rojo bermellón, del amarillo cadmio o de la profundidad del azul de ultramar de sus lienzos, privilegiando el film una puesta en escena realista y una iluminación natural, donde imperan el monocromo y la homogeneización.

Deluc trata de condensar varios temas a lo largo de la cinta, desde el interés de Gauguin por la cosmogonía tahitiana, sus dificultades financieras para obtener los soportes y utensilios propios del artista (del simple lienzo a los tubos de pintura) hasta su desengaño ante la mercantilización del arte por parte de algunos indígenas al reproducir en serie los llamados ti’is (esculturas en pequeñas piezas cilíndricas de madera), con vistas a su venta a los colonos occidentales que inundaban la capital. Pero todo lo anterior lo plantea sin apenas transición entre cada una de aquellas situaciones, en un esbozo apresurado, a modo de rasguños. El final, a mayor abundamiento,  deviene en lo menos interesante del film,  donde la historia vira hacia el folletín de corte romántico, situando sus mejores aciertos en la primera mitad del metraje: justo allí donde recoge el carácter antropológico de la estancia del pintor y su deseo de experimentar el salvajismo que acerque su obra al mito, a los orígenes perdidos. Una pretensión de ruptura con el academicismo en el arte que choca frontalmente con el espíritu del propio film, que no asume riesgos ni en lo formal ni en lo narrativo, para acabar ofreciendo un biopic al uso perdido en una marea de tantos de su clase.


Gauguin, viaje a Tahití (Francia, 2017)

Dirección: Edouard Deluc Guion: Etienne Comar, Edouard Deluc,  Sarah Kaminsky, Thomas Lilti  Producción: Studiocanal/ Música: Warren Ellis / Fotografía: Pierre Cottereau / Reparto: Vincent Cassel, Tuheï Adams, Malik Zidi, Pernille Bergendorff

2 comentarios en «GAUGUIN, VIAJE A TAHITI»

  • Hola, Matilde.
    Gracias por pasarte. Si no me equivoco en Madrid la proyectan los Cines Renoir, Zoco y Verdi. En Barcelona, en Balmes Multicines y Gran Sarrià. En cualquier caso, tiene pinta de acabar pasando por Filmin.

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