FROZEN II
Elsa™ vuelve
Había un pequeño y casi anecdótico gag en Los Simpson: La película (David Silverman, 2007) en el que Bart, apareciendo de la nada y disfrazado inconfundiblemente de Mickey Mouse decía “¡Soy la mascota de una malvada empresa!”. En la actualidad, el chiste tiene más gracia que nunca, pues ahora el mismo Bart es propiedad de esa malvada empresa. El poder adquisitivo de Disney es un tema mil veces discutido y su faceta de monopolio, que empezó mismamente como un simple gag, es una terrorífica realidad. Eso nos lleva al nuevo buque insignia de la megacorporación norteamericana: Elsa de Arendelle. La princesa Disney de los tiempos modernos.
El concepto “princesa Disney” ha pasado de ser un orgulloso emblema a un calificativo negativo para los personajes femeninos protagónicos del cine de animación del siglo XXI. Llegó un momento para Disney en el que los vestidos brillantes y las diademas de colores dejaron de funcionar en taquilla. Tiana y el Sapo (John Musker, Ron Clements, 2009), Enredados (Nathan Greno, Byron Howard, 2010), que lejos de ser fracasos, son películas cuyas respectivas princesas no cosecharon la misma popularidad de iconos (y productos, por cínico que suene) como Blancanieves, por poner un ejemplo. Sería en 2013 cuando llegaría Elsa con Frozen: el reino de hielo (Chris Buck, Jennifer Lee, 2013). En poco tiempo se convertiría en la segunda película más taquillera de la historia de The Walt Disney Company, además de ser un fenómeno de masas gracias a su muy pegadizo tema principal “Let it go”. Aun siendo una película muy conservadora en cuanto a estructura y personajes en comparación a las películas de Tiana y Rapunzel, convirtió a la princesa de hielo en la nueva joya de la corona.
Frozen II (Chris Buck, Jennifer Lee, 2019) deja en evidencia a la cadena de montaje cinematográfica que puede llegar a ser Disney. Esfuerzo mínimo. Máxima recompensa. Esta secuela continúa por la senda que dejó Frozen, un viaje a lo desconocido con una relación fraternal en horas bajas entre las dos protagonistas, las princesas Elsa y Anna. Frozen II no arriesga en nada. Ni en desarrollo de personajes, con todo el plantel de secundarios sin nada que decir o hacer, ni en cuanto a narrativa, de nuevo con un viaje de autodescubrimiento en el que la moraleja es lo importante que es la amistad y la comprensión, ni por supuesto en lo musical, con el tema principal “Into the unknown” siendo cómicamente similar a “Let it go” tanto en lo sonoro como en la presentación.
Realmente, ¿quién podría culpar a Disney? Frozen II es una película que se podía vender sola. Y es lo que ha hecho. Una historia simple hasta para la factoría del ratón. Con una Elsa más activa que nunca y que no necesita que la rescaten. Necesita tan poco que la rescaten que esa llega a ser su característica principal, quizás su única característica. Al fin y al cabo, nada de eso importa cuando niñas de cinco años van al estreno disfrazadas de Elsa con una sonrisa de oreja a oreja. Nada de eso importa si eres del Club de Mickey Mouse, claro está. Sería hacer flaco favor a los grandes clásicos de Disney conformarse con tan poco, y más cuando el proceso de animación ha llegado a los niveles de refinación y detallismo que presentan películas como ésta.
Elsa vuelve, y seguirá volviendo. Frozen II es una secuela que no destaca en realmente nada más allá de su portentosa animación, que brilla fugazmente a la hora de dar vida al fuego y al agua, elementos clave para la tímida historia que presentan sus aún más tímidos directores, y el soundtrack con raíces nórdicas de Christophe Beck y Frode Fjellheim, efectivo a la hora de transportar al espectador a los bosques otoñales y a la tundra de más allá de Arendelle. Le sigue faltando magia a la princesa de hielo. Y dudosamente llegará a encontrarla en un tercer viaje.
Frozen II (EE.UU, 2019)
Dirección: Chris Buck y Jennifer Lee / Guion: Jennifer Lee / Producción: Peter Del Vecho (para Walt Disney Animation Studios, Walt Disney Pictures)/ Música: Christophe Beck y Frode Fjellheim / Montaje: Jeff Draheim/ Reparto: Kristen Bell, Idina Menzel, Josh Gad, Jonathan Groff y Sterling K. Brown