FILMADRID 2018: FOCO RAQUEL CHALFI
La programación de Filmadrid de este año contó con un nombre poco conocido por estas tierras. Se trató de la artista israelí Raquel Chalfi, a cuya obra cinematográfica fue dedicado un foco de dos sesiones a modo de retrospectiva. Si bien su faceta como poeta ha logrado traspasar, en cierta medida, las fronteras de su país de origen, en el campo audiovisual no ha corrido la misma suerte. Hablamos de una difusión pequeña en su hogar, y casi nula en el extranjero. Es, pues, una gran suerte haber podido al fin ver su cine en España por primera vez durante Filmadrid 2018, aunque visto en conjunto pueda resultar un tanto irregular y acusado de largos periodos de inactividad.
Como suele ser habitual y lógico, el foco se planificó de forma cronológica, comenzando por sus dos primeros cortometrajes, Bobo and the Hairstylling Industry (Israel, 1969) y Fall (Stav, Israel, 1970). Ambas obras, de su periodo como estudiante, son pequeñas piezas audiovisuales urdidas con mordacidad frente a los condicionantes de género impuestos por la sociedad. Sucesivas imágenes trabajadas en torno a iconos de masculinidad y feminidad confrontan entre sí, en el caso de Bobo… circunscritas al limitado espacio de un típico centro de belleza. La pugna entre los elementos evidentes de la clásica imposición de roles de género se produce ante la pasmada mirada de un niño que no puede más que absorber cuanto observa. Pese al tono distendido de la animada música que complemente la obra, hay cierta tragedia expresada con ironía. De boca de la propia Raquel Chalfi supimos que su nombre fue omitido de los créditos de estos cortos durante su paso por la televisión de su país, ya fuera por su condición de mujer, la ausencia de una tradición cinematográfica vanguardista en Israel o el subtexto claramente provocador contenido en ellos.
El binomio formado por Posibilites or Bluebeard and me (Israel, 1983) y Her Dream (Haloma, Israel, 1987) nació años después, en parte, fruto de esta frustración. Su proyección junto a sus dos obras anteriores, producidas con más de diez años de diferencia, hizo aún más evidente el primer volantazo de Raquel Chalfi en su cinematografía. Si bien Bobo and the Hairstylling Industry y Fall resultaban ser pequeñas piezas de pocos minutos (ocho y tres respectivamente), Posibilites or Bluebeard and me alcanza los cuarenta y nueve. La música que marcaba el ritmo en sus primeras obras ya no tiene cabida, suplida por una inquietante reverberación que acentúa ciertos momentos clave. Nos encontramos un narrador, la propia voz en off de la autora, que trata de construir una narrativa no lineal en torno al cuento de Barba Azul (La barbe bleue, Charles Perrault, 1697). La tónica difiere por completo de lo visto anteriormente, pues ahora un onirismo terrorífico impera en todo el metraje. Chalfi crea en esta película un mundo poético original y rico, lleno de elementos propios que volverán a aparecer en su siguiente film.
Lo más llamativo a simple vista es la insistente presencia de maniquíes a lo largo de todo el metraje de ambas películas, en mayor medida en Posibilites… Se produce en torno a estas figuras un juego de forma constante que reitera en temas que venían preocupando a Chalfi desde sus primeros trabajos. Solo que en esta ocasión no hay espacio para la carcajada sarcástica. En su lugar nos ofrece la impasible mirada de un maniquí destartalado, y los vacíos oscuros en el interior de cuerpos-objeto a merced de la masculinidad viva que juega con ellos. Pese a lo estimulante del estudio de formas resultante, la iteración constante de las mismas ideas visuales puede llegar a agotar su significado. La duración reducida de Her Dream subsana en parte esta problemática, además de que logra ahondar en nuevos hallazgos pese a su continuismo temático y visual. El agua, presente en Posibilites… de forma recurrente mediante pesarosas miradas al mar, captando el plácido oleaje sobre la arena de la playa, en Her Dream se convierte en el epicentro de la narración, hogar y prisión de los personajes encadenados a su subconsciente.
La segunda, y última, sesión del foco estuvo reservada para la última película de Raquel Chalfi, The Hidden Fountain – The World of Miriam Chalfi (Israel, 2018). El rodaje de esta película en particular le ha llevado 25 años y comenzó a principios de los noventa. Como su nombre indica, en esta ocasión Chalfi dedica la película a su madre y la obra de su vida, sin dejar de lado las inquietudes expresadas en anteriores trabajos pero cortando de forma radical con la poética inquietante de Posibilites… y Her Dream. Es más, por momentos puede sorprender la sencillez con la que nos es expuesta la figura de Miriam Chalfi, su faceta como reconocida escultora y poeta de su país, así como la de madre. Chalfi arma el film juntando entrevistas a su madre y amigos de esta, material fotográfico, prensa, ella misma ante la cámara y un registro detallado del trabajo escultórico de la artista, como si de un variado collage documental se tratase.
Comparando su producción artística es posible encontrar espacios comunes, incluso si incluimos su poesía en la ecuación. Sin embargo, es fácil notar cierta inconsistencia en la utilización de sus particulares elementos simbólicos. Su última película dialoga directamente con Posibilites… a través de planos similares de la playa, pero su significado se antoja diferente, e incluso opuesto. En The Hidden Fountain Raquel Chalfi nos muestra la orilla sembrada de cantos rodados, erosionados con paciencia por las incansables caricias de las olas. La lisa y redondeada superficie de estas piedras nos remiten a las esculturas de su madre, de acabado y pulido similar, como si de algún modo su paciencia y perseverancia tan solo fueran comparables con la de la naturaleza. Hay un cambio de sentido con respecto a lo visto antes que podría ser achacado a los largos periodos de inactividad, si no fuera porque su labor como poeta nunca se ha detenido y en ella ha acabado desarrollando las mismas ideas que en su obra audiovisual. Preguntada a este respecto, sobre la mutabilidad de su trabajo a lo largo del tiempo, responde de forma esquiva y enigmática. “Trabajo a oscuras”, reveladoras palabras de una artista guiada más por su intuición creativa que por la racionalización de su obra.
El paso de Raquel Chalfi por Filmadrid se completó en una de las sesiones del Vanguardias Live, la Noche de Poesía, durante la cual la artista recitó una selección de sus poemas, seguidos por una versión traducida al castellano de los mismos en boca de la actriz Nieve de Medina. La joven cineasta gallega Judith Adataberna se encargó de complementar la experiencia con pequeñas piezas audiovisuales realizadas para la ocasión. Allí, en el patio interior de la Fundación Fernando de Castro, antigua sede de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, se vivió el último acercamiento a la obra de la artista en una noche conducida por mujeres en la que el espacio y sus protagonistas expresaron gran parte del valor del Foco Raquel Chalfi de Filmadrid 2018: un ejemplo de reflexión feminista nacida en Oriente Medio.