FILMADRID 2017: COMPETICIÓN VANGUARDIAS
Apuestas formales para historias de hoy y ayer
La sección Vanguardias de Filmadrid presentó películas que proponen un verdadero desafío intelectual para los espectadores, quienes, en recompensa, reciben un deleite estético y conceptual. Películas despojadas de cualquier pretensión de ser un relato convencional, y en cambio, con la decidida intención de demostrar que el cine es mucho más amplio de lo que a veces la industria quiere hacer creer. Se reservó el Premio del Jurado Oficial para la cinta que inauguró su última sesión. Foyer es un mediometraje tunecino dirigido por Ismaïl Bahri al que el calificativo de “experimental” se le queda corto. Es un documental sobre los refugiados de Túnez, a los que nunca vemos. No los vemos porque, en toda la media hora que dura el film, un simple folio se interpone entre el objetivo y los refugiados. Idea muy arriesgada que se convierte en una académica lección de dirección de fotografía. El director consigue resaltar diferentes tonos de luz mientras oímos charlar a los refugiados acerca de sus inquietudes. La luz es diferente si los sentimientos que se intuyen a través de lo que se oye son positivos o negativos. (Des)Enfoque social en todo momento y ligeros toques de comedia acompañan una apuesta formal verdaderamente insólita.
En el cine experimental se engloban los títulos que acompañaron a la gran triunfadora de esta sesión. Fajr, del gallego Lois Patiño que repite por tercer año consecutivo en la sección del festival madrileño, habla de la espiritualidad, la cual es más probable sentir en medio del desierto del Sáhara (increíblemente bello). Rodado en Marruecos, a través de planos fijos, vemos como las personas se vuelven sombras por medio de las dunas del desierto en el trascurso de la noche. No son sombras tenebrosas, no están allí para dar miedo. Los que lo provocan están más allá del desierto. Ellos no comprenden la musicalidad de sus dunas. Quizá los misteriosos personajes que sí deambulan pacíficamente por ellas sean la clara representación de la calma que precede a la tempestad. El director logra resultados artesanales valiéndose de efectos especiales de post-producción. Pues eso es lo que transmite. Pura artesanía. La última sesión de Vanguardias concluyó con Calypso, de Annalisa D. Quagliata y El Brujo, de Loudgi Beltrame. La primera es un pequeño relato mexicano de sexualidad en Super 8 mientras que la segunda nos lleva a un viaje en el tiempo en el que, a través de planos secuencia y steadycam, conocemos a un desatado hombre del campo en contraposición a un cohibido hombre de ciudad. Cortometraje peruano que echó el cierre a una sesión de lo más experimental.
Una Mención especial del Jurado Oficial fue para Rudzienko, de Sharon Lockhart, directora americana especializada en el documental. En Rudzienko vemos amor y adolescencia pero es un documental que va sobre la vida. Vida simbolizada en árboles y vegetación y representada a través de planos fijos. Rodada en paisajes polacos rurales, cada secuencia habla de cada paso diferente en la vida, de los fracasos y los miedos. Rubber Coated Steel, de Lawrence Abu Hamdan, precedió a Rudzienko en la misma sesión. Rubber Coated Steel recrea un proceso judicial contra un soldado israelí por asesinato. El director muestra únicamente las pruebas y demás utensilios judiciales, situados en un campo de tiro y acompañados por el audio del proceso, para componer una elaborada crítica al sistema judicial israelí, donde los planos largos, los travellings y los zooms simbolizan lo estática, arcaica y mecanizada que es la Justicia en Israel, especialmente si va contra el pueblo palestino.
Otro tema específico que envolvió toda una sesión Vanguardias y toda una Mención especial fue el del folclore, concretamente el de Galicia y Euskadi. Rapa das bestas, de Jaione Camborda, recibió la Mención especial del Jurado Camira. Retrato real de la costumbre festiva gallega que da nombre a un corto documental que la muestra en toda su esencia. Rodada en Super 8, consigue plasmar el mismo espíritu pionero del cine de los años 70. El ruido del gentío en la fiesta es cortejado con las arraigadas melodías de la danza muñeira, transmitiendo espectáculo, tradición y también contemporaneidad al mismo tiempo. Siguiendo la senda folclórica norteña, Entzungor, de Ander Parody, apuesta por la ficción de bajo presupuesto para contar una historia repleta de leyenda y nacionalismo.
El personaje popular vasco del Ziripot es el protagonista de un cuento, cuya puesta en escena remite a los orígenes del cine. Ziripot encuentra a su antagonista representado en una especie de hombre burro, el que trae los males a Esukadi. Y entre esos males se encuentran el capitalismo (los comerciantes con megáfono en mano) y la religión (las ancianas rezando en la Iglesia). No es casualidad que tanto los comerciantes como las ancianas, junto con el tartamudo que cuenta la historia del primer hombre que voló, sean casi los únicos que hablan castellano en toda la película. Incluso el antagonista hombre burro aparece ennoviado con la típica reina de las fiestas de algún pueblo perdido castellano que, curiosamente, saluda con la misma gesticulación manual que el rey emérito de España. Rodada en Super 8 en su parte mítica y en digital para contar la penitencia de Zirigot, la cinta queda estructurada en tres actos titulados A fuego, A fiesta y A muerto, los cuáles son introducidos con un toque de campanas llevado a cabo por un particular Quasimodo, señor de 94 años que es maestro campanero en la vida real. ¿De qué habla Entzungor? Pues básicamente de un Cuentacuentos al que le contaron un cuento.
También hay que resaltar On generation and corruption, un cortometraje de 26 minutos del director japonés Takashi Makino, quien plantea una bellísima metáfora superponiendo la inmensidad del cosmos con la confusión y el caos presentes en una ciudad tan mundana y compleja como Tokio. Otra pieza que sobresalió por la simpleza en su forma y la contundencia en su discurso es el corto Ten mornings ten evenings and one horizon, del también japonés Tomonari Nishikawa, donde el tiempo se dilata y se acorta, los coches aparecen y desaparecen y un puente sigue ahí sobre el agua del río Yahagi. Un juego inocente que se convierte en una rica obra cinematográfica.
Carlos Rodríguez & Salvador Arbaláez
Además de la Competición Vanguardias, la sesión no competitiva de Metrajes Encontrados nos regaló tres grandes obras que no solo tienen en común el contar una nueva historia remontando cintas de obras preexistentes, sino que además desarrollan la misma historia que ha ido escribiéndose con el paso del tiempo en el celuloide que las contiene. Celuloide que parece resistirse a morir, con convicción, nuevos cineastas parecen afirmar que todavía tiene cosas pendientes muchas cosas por decir en el mundo del cine. Cabe destacar, People Power Bombshell: The Diary of Vietnam Rose, del director filipino John Torres, película con un relato autónomo, y sacada de uno de los pocos rollos sobrevivientes de The Diary of Vietnam Rose (1986), drama erótico de una de las figuras principales del cine filipino, el director Celso Castillo.
Salvador Arbaláez
- Mejor Película Jurado Oficial: Foyer
- Mención Especial Jurado Oficial: Shape of a Surface & Rudzienko
- Mejor Película Jurado Camira de la crítica: On Generation and Corruption
- Mención Especial Jurado Camira de la crítica: Rapa das Bestas