A FAVOR: LA GUERRA DEL PLANETA DE LOS SIMIOS
El éxodo de los simios
El origen del planeta de los simios (2011), de Rupert Wyatt, cogió las ideas más icónicas de las secuelas que dirigió J. Lee Thompson en la saga original. Empezando por el nombre del protagonista, César (Andy Serkis), nombre de rey, como así lo bautizaban mediante el método de búsqueda en diccionario en La rebelión de los simios (1972) y acabando con la premisa de revolución zoológica que en la cinta original ocurría en un futuro distópico en el que los gatos y perros habían desaparecido y habían sido sustituidos por los simios.
Para el segundo capítulo, El amanecer del planeta de los simios (2014), el nuevo director Matt Reeves se fijó en la lucha entre las dos facciones contingentes y el empeño de César en evitar la guerra con los humanos de Batalla por el planeta de los simios (1973). Aquí, el enemigo maquiavélico que movía los hilos era un gorila militar llamado Aldo, al igual que lo era un chimpancé llamado Koba en la película de Matt Reeves.
Para la última entrega de esta trilogía, el mismo director renueva como tal y rinde un completo homenaje al cine bélico americano en La guerra del planeta de los simios. Senderos de gloria (1957) y La chaqueta metálica (1987), ambas de Stanley Kubrick, impregnan la atmósfera de la batalla con la que se inicia el filme. La puesta en escena pretende asomarse a cada rincón de la jungla en la que simios y humanos juegan a la guerra de guerrillas. El montaje mantiene el ritmo narrativo con mucha precisión, tanto en la secuencia inicial como en el resto de la película, incluyendo las secuencias de drama puro en el que el ritmo echa el freno y los primeros planos se adueñan de la función. Para entonces, el filme ya ha coqueteado con el western clásico al llevar a César a una odisea de venganza, hasta que choca de lleno con el cine de campos de concentración. Aquí, Apocalypse Now (1979), de Francis Ford Coppola, ocupa la mayor parte de los referentes, desde el álter ego del coronel Kurtz que interpretase Marlon Brando en la cinta de Coppola, aquí encarnado por Woody Harrelson, hasta un explícito juego de palabras: Ape-pocalypse Now. La penuria de los esclavos simios remite a La lista de Schindler (1993), la rivalidad César – el coronel es la misma del coronel Nicholson con el comandante Saito en El puente sobre el río Kwai (1957), de David Lean y la épica esperanzadora que rodea los planes de los simios secundarios tiene su referente en La gran evasión (1963), de John Sturges.
A Matt Reeves le queda aún hueco para los guiños a la cinta original, la que lo inició todo, El planeta de los simios (1968), de Fraklin J. Schaffner. La novia muda de, otro coronel, George Taylor (Charlton Heston) es aquí una niña huérfana, también muda, los espantapájaros que reciben a los astronautas en la cinta de Schaffner encuentran su origen como elementos de crucifixión en la de Matt Reeves y los planos generales de César cabalgando por la orilla del mar en el ocaso de sol o la última mirada final de la película hacia las estrellas, prediciendo la llegada de los futuros astronautas, entroncan directamente con una saga que empezó hace casi cincuenta años y que ahora concluye con un bíblico mensaje final que podríamos catalogar como el éxodo de los simios.
Carlos Rodríguez Martínez de Carneros
La guerra del planeta de los simios (War for the Planet of the Apes, Estados Unidos)
Dirección: Matt Reeves / Guión: Mark Bomback, Matt Reeves / Producción: Peter Chernin, Dylan Clark, Rick Jaffa, Amanda Silver / Música: Michael Giacchino / Fotografía: Michael Seresin / Montaje: William Hoy, Stan Salfas / Diseño de producción: James Chinlund / Reparto: Andy Serkis, Woody Harrelson, Steve Zahn, Judy Greer, Toby Kebbell, Gabriel Chavarria, Max Lloyd-Jones, Terry Notary, Sara Canning, Ty Olsson, Devyn Dalton
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