FAIRY TAIL: DRAGON CRY
Un cuento de hadas
Hiro Mashima solo era un admirador de Eiichiro Oda (mangaka de One Piece) que no esperaba tener éxito cuando empezó a dibujar Fairy Tail. En 2006 su gremio de hadas comenzó a hacerse realidad cuando la revista Shonen Magazine publicó el primer número y, tres años más tarde, el estudio de animación A-1 Pictures estrenaba el primer capítulo de la serie animada.
Los fans del anime ya ansiábamos la última temporada de la serie, pero antes de su estreno, teníamos un caramelito de premio por esa larga espera: la película Fairy Tail: Dragon Cry (Tatsuma Minamikawa). En el film Natsu, Lucy, Gray y Erza (miembros de Fairy Tail) aceptan la misión de recuperar el Dragon Cry, un bastón con un increíble poder mágico que ha sido robado por Zash Caine (ministro del reino de Stella) para entregárselo a su rey. Esto provoca un conflicto entre Reino de Fiore y el Reino de Stella cuyo objetivo común es conseguir el artefacto. El Dragon Cry pasa de unas manos a otras hasta que Zash consigue raptar a Lucy, que, sin poder hacer nada, tendrá que esperar a ser rescatada por el resto de miembros de su grupo. Durante este conflicto, el gremio se encuentra con Sonya, la ayudante más cercana del rey, que -además de guardar varios secretos de importancia significativa para la trama- dudará entre apoyar a un bando u otro.
Ya desde el inicio del metraje, Lucy y Erza aparecen sexualizadas con el simple pretexto de tener que disfrazarse de bailarinas y camareras tipo «conejitas» para infiltrarse en el reino y recuperar el artefacto. Bien es cierto que esto también aparece de forma usual en el anime, pero quizás de una manera más divertida y no tan metida con calzador. Es -por desgracia- una característica bastante común en los shonen (manga dedicado al público juvenil masculino) que los personajes femeninos estén dotados con cierta debilidad y que se explote su físico. En el caso de Fairy Tail es así en numerosas ocasiones (aumentando progresivamente en los últimos años) aunque el punto a favor es que los personajes masculinos también aparecen físicamente expuestos. La animación es fiel a la de la serie (que generalmente está muy bien cuidada) pero además en la película se añade el 3D, y por eso las acciones, las magias y los colores son más intensos y están más detallados. Contando con que la trama de Fairy Tail: Dragon Cry es bastante insulsa, se espera con impaciencia el momento de la acción, la lucha y el trabajo en equipo, que se concentra únicamente durante los últimos minutos de la película, que parece no haber contado nada de valor en toda su línea argumental. Al final, solo nos quedamos con un leve destello de toda esta expectativa, esperando que la próxima película pueda estar a la altura y en la misma línea (al menos) que la serie.
Fairy Tail: Dragon Cry (Japón, 2017)
Dirección: Tatsuma Minamikawa / Guión: Shöji Yonemura / Producción: Hiro Mashima / Música: Yasuharu Takanashi / Edición: Yoshimi Kimura / Basado en: Fairy Tail de Hiro Mashima/ Reparto: Tetsuya Kakihara, Aya Hirano, Rie Kugimiya, Yuichi Nakamura, Sayaka Öhara / Dirección Artística: Junichi Higashi / Departamento de arte: Yuuta Fujii, Saori Goda, Hiro Mashima / Sonido: Jorge García Bastidas, Shôji Hata, Noriko Izumo / Efectos especiales: Yoji Nagasawa.