ESTOY PENSANDO EN DEJARLO
Viaje a ninguna parte
En Estoy pensando en dejarlo se presenta una nueva colección de personajes que han sido creados a modo de marionetas para dar voz a las ideas y ocurrencias de Charlie Kaufman. Y es que ya se pudo comprobar en Cómo ser John Malkovich (Spike Jonze, 1999) y en Anomalisa (Charlie Kaufman, 2015) la fascinación que el célebre guionista siente por los títeres. El problema de los títeres es que a todos los maneja un solo marionetista, y de esta manera, se pierde el libre albedrío de esos personajes. El mayor exponente de esta figura controladora podría ser el protagonista de Synecdoche, New York (2008), Caden Cotard (Phillip Seymour Hoffman), el cual se excede en su ambición por manejar a las personas dentro y fuera de su megalómana obra teatral. En el final de esta ópera prima, Kaufman encierra entre otras reflexiones la idea de que lo importante no es el final del camino, sino el viaje que lleva hasta él. Sin embargo, Estoy pensando en dejarlo propone otro problema de igual relevancia: lo que ocurre al prestar excesiva atención al viaje y acabar olvidando el destino.
Con un viaje arranca Estoy pensando en dejarlo, el primero para la protagonista (Jessie Buckley) junto a su reciente pareja Jake (Jesse Plemons) para conocer a los padres de éste, y el tercero en la carrera de Charlie Kaufman como director. Un viaje existencial, surrealista, por momentos didáctico y por otros perverso, capaz de fascinar a muchos y dejar a tantos otros cavilando lo mismo que la protagonista (“Estoy pensando en dejarlo…”).
Hablar de Kaufman es hablar de un cine de diálogos, pero el inicio del filme deja traslucir mucho más. Desde los ensoñadores planos a cargo de Lukasz Zal, director de fotografía en Ida (Pawe? Pawlikowski, 2013) y Cold War (íd., 2018) hasta el enigmático montaje paralelo, pasando por un constante juego de música y sonido para simular la desconexión constante de la protagonista con su pareja, todo funciona para lograr la inmersión inicial en el viaje.
No obstante, conforme el trayecto se agota y las cartas se van mostrando, se pasa de lo lúdico y apasionante a lo tedioso y banal. Los diálogos ingeniosos se saturan, las referencias culturales ?aunque pasen por Woodsworth, Grotowski o Foster Wallace? se vuelven pedantes y el humor, por muy negro y metarreferencial que pueda ser, se torna insoportable. Incluso la broma hacia Robert Zemeckis resulta algo hipócrita en una película estrenada en una plataforma de consumo masivo que promueve aquello sobre lo que se pretende hacer burla.
La intromisión de David Thewlis y Toni Colette es quizá el mejor alto en el camino de Estoy pensando en dejarlo, un pasaje incómodo y retorcido pero que como cine de terror ?y escenificación de conocer a los padres de tu pareja? funciona perfectamente. Pero es solo eso, un alto, una parada en un viaje con muchas y prometedoras salidas que el filme propone en forma de originales disertaciones y autoconsciencia pero por las que nunca se acaba desviando. Y todo para acabar con un acto final tanto grotesco como insatisfactorio, un destino irreverente para el viaje de Kaufman a ninguna parte.
Estoy pensando en dejarlo (I’m Thinking of Ending Things, Estados Unidos, 2020)
Dirección: Charlie Kaufman / Guion: Charlie Kaufman / Producción: Likely Story, Projective Testing Service / Fotografía: Lukasz Zal / Música: Hay Wadley / Diseño de producción: Molly Hughes / Montaje: Robert Frazen / Reparto: Jessie Buckley, Jesse Plemons, Toni Collette, David Thewlis
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