ENTREVISTA A QUIM GUTIÉRREZ Y NADIA TERESZKIEWICZ (LA ISLA ROJA)
«El lado sobreactuado, pero sin perder la verdad, eso es lo excepcional para mí»
Conversamos en el Festival de San Sebastián 2023 con el actor Quim Gutiérrez y la actriz Nadia Tereszkiewicz, protagonistas de la última película del cineasta Robin Campillo, La isla roja (L’île rouge, 2023), una reminiscencia de la infancia en la isla de Madagascar en el final de la época del colonialismo.
Para comenzar, me interesa especialmente la manera de preparar la interpretación de un personaje a partir del guion a la hora de componer los papeles en una película.
Quim: el guion era ya muy preciso, no solamente preciso, mejoré mi francés gracias a la calidad del guion. Es verdad que me resultó complicado comprenderlo al principio, pero gracias a mi coach de francés aprendí a reconocer hasta qué punto el guion era excepcional. En relación a la preparación del papel, tuvimos la suerte de estar ante un director que, junto a su capacidad de poner en escena una historia, nos ha alimentado con un montón de detalles, de experiencias personales, de recuerdos… Con ellos, íbamos creando un universo, una atmósfera permanente que habita más allá del tiempo y que era necesaria para no quedarse en la resolución de una secuencia, sino de vivir en un universo. Fue muy fácil encontrar conexiones emocionales gracias a esos detalles que Robin nos iba dando.
Nadia: recuerdo que estaba muy emocionada al final del rodaje, una emoción cercana a la nostalgia. Me afectó dejar la película. Era como una especie de ficción paralela, un mundo paralelo y el hecho de haber sido alimentado por fotos de antaño, por relatos…Llevábamos en el interior todo aquello, no eran solo escenas que interpretar, llegamos con un pasado, lazos subterráneos que se fueron trenzando: alguien que mira, lo no dicho, los silencios… Y eso es algo que durante la repetición, en el rodaje, tenemos tiempo de alimentar –nosotros nos contamos muchas cosas y en eso estoy contenta porque la gente lo percibe–.
Quim: normalmente tenemos que hacer este trabajo de manera individual, quiero decir que no todos los días se tiene la oportunidad de tener a un director que conoce en profundidad la Historia, que tiene muchas certezas, pero al mismo tiempo, muchas dudas, y que comparte estas dudas con nosotros, concediéndonos un poco de libertad. Contrariamente a lo que pensamos, las certezas nos ayudan pero, de igual modo, es como en la vida, hay impresiones contradictorias pero que son complementarias al mismo tiempo. Me encanta este matiz en un director, alguien que no solamente indica los clichés sino también las contradicciones que nos identifican como seres humanos.
¿Cómo fue trabajar con niños durante el rodaje?
Nadia: teníamos niños que eran magníficos, y creo que creamos con ellos un vínculo, que surgió del hecho de estar resguardados lejos, de vivir en otro país durante algunos días, algunas semanas. Los niños estaban realmente contentos de estar en la película, y era genial. Tenían la impresión de no estar creando algo de fake, y era una suerte porque evoca un juego anclado en el presente y ese algo espontáneo de los niños. Y luego tuvimos la oportunidad de tener a un niño, el pequeño Charlie Vauselle, que habita en la luna, alguien soñador y que tenía algo inefable que se le escapaba y que era bello. Él me regaló algunas intensidades de juego, miradas que me modificaron, y es hermoso cuando ocurre esto, cuando los compañeros me modifican, y fue el caso, y con Quim también.
Por último, me gustaría desvelar su pensamiento, como actores, del valor de la película en la mirada y en la filmografía del cineasta.
Quim: pienso que L’île rouge es una película excepcional porque Robin tiene una mente excepcional. Me considero alguien muy afortunado, que ha vivido una acumulación y un solapamiento de fortunas, al interpretar un papel inspirado en el padre de Robin. Entre él y alguien que nace en Barcelona y que vive en Madrid hay una gran distancia, pero hay un lugar del norte de Marruecos que se parece a la luz del recuerdo de mi infancia en el Mediterráneo. Y, al mismo tiempo, al principio comprendía que esos gestos un poco sobreactuados en la vida que los personajes utilizan de una manera natural, me llegan de una forma natural también, al ser español. El lado sobreactuado, pero sin perder la verdad, eso es lo excepcional para mí.
Nadia: tengo la impresión de que es maravilloso participar en la película de un director que tiene un pensamiento de puesta en escena, que desvela la realidad a través del prisma del recuerdo, a través de la mirada infantil, y mezcla los recuerdos y la imaginación y la realidad. Y el hecho de evocar el final de una época a través de la mirada de un niño que no comprende todo, que percibe algo que nosotros podemos interpretar o no, pero cómo volver a la mirada de un niño que no termina de comprender y el hecho de perderse, perderse como cartas. Hay un poema de cartas… de Baudelaire… que explica que de ver algo pensamos en otra cosa de golpe, y entonces un lazo se forma, pero son lazos emocionales, no lógicos; es una lógica propia de los sueños, del recuerdo, de la película. Y con esto quiero decir que es a partir de una puesta en escena cuando reparo en el hecho de que tenía mi propio papel en una película, pero que pertenecía a algo más grande que iba más allá, que cuenta la Historia y que, al mismo tiempo, narra una historia íntima. Y es eso lo que compone el valor de la película.
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