ENTREVISTA A NINA DZIEMBROWSKI (CAMILA SALDRÁ ESTA NOCHE)
“Comprendí que hay cuestiones en la interpretación que son mucho más físicas que emocionales. A veces no lo sientes tanto por dentro»
En el pasado Festival de Cine de San Sebastián la política marcó la agenda de varios días. Una de los manifiestos más interesantes fue la argentina Camila saldrá esta noche, de Inés Barrionuevo, una indagación por la ética de los derechos civiles, especialmente el aborto, durante el agitado contexto de una adolescente recién matriculada en un colegio católico. Todo un maremágnum de emociones contenidas y explosiones de pasión que descansan sobre los hombros de su protagonista Camila, Nina Dziembrowski.
Rodeado de flores en la Rosaleda del parque del Oeste durante una breve visita a Madrid, tenemos la oportunidad de charlar con Nina. El sol brilla entre las copas de los árboles y corre una agradable brisa de principios de otoño. Entre los objetivos de la conversación, discernir cuánto hay de Nina en Camila, y cuánto de Camila se ha quedado a vivir con Nina. Es decir, cuánto de realidad hay en la ficción, y cuánto de ficción se ha convertido en realidad.
¿Qué fue lo que te atrajo más del proyecto?
En realidad, yo no sabía de la existencia del proyecto hasta que me llamaron para hacer el casting. La escena que me dieron me atrajo mucho porque era todo un desafío hacer el papel protagónico por primera vez en mi vida. Sin embargo, al leer el texto completo, me costó aceptar el trabajo ya que la idea del guion estaba un poco desdibujada. Además justo había empezado a estudiar y era en una época muy difícil en lo personal. Creo que lo que más me atrajo también fue por lo que dudé: todo el trabajo, la exposición. Yo tenía 18 años recién salida del colegio. Pero bueno, una vez que el guion estaba más definido y tenía un cuerpo digamos, ahí me empezó a atraer más y lo acabé aceptando.
Entrando en el tema de la película, Camila saldrá esta noche trata sobre todo el aborto y otros derechos sociales que están en parte asimilados en España. ¿Por qué consideras que estos derechos llegan más tarde a Argentina?
Es toda una pregunta. Creo que cuando tu prioridad es sobrevivir al mes, no piensas en los derechos sociales. En Argentina el aborto es un peso, no había suficiente educación sexual, y se producían muchos abortos clandestinos donde las mujeres se morían. Además, cuando la Iglesia está tan presente en los distintos ámbitos de la sociedad, en la gente que no tiene otra cosa a la que aferrarse, es muy difícil generar derechos sociales. Había una frase que decía: las ricas abortan, las pobres mueren. Porque al no tener plata para hacerse un aborto, un sustento y una familia que le apoya, hubo mucha gente que moría en abortos clandestinos, no tenía sentido. Ahora las cosas han cambiado, es gratis y está cuidado.
Ya que la película hace una defensa de la legalización del aborto, ¿consideras el cine una herramienta capaz de cambiar el pensamiento de una sociedad?
Yo creo que es una militancia, no sé si puede cambiar o no. Puede enseñar y mostrar cosas, el arte hace eso. Y como tal, es una necesidad, la necesidad de manifestarse. El cine sí puede cambiar algo; no sé si formas de pensar, pero desde luego puede abrir preguntas.
En esa línea, ¿crees que la película va a llegar a un público que esté en contra del aborto en Argentina?
Sinceramente, no creo que la vayan a ver. Ya hay varias películas y series que hablan de estos temas y creo que la gente conservadora ya sabe con qué se van a encontrar.
Por tanto, ¿un film como este puede producir un cambio de mentalidad sobre el aborto dentro de Argentina o solo va a reafirmar las convicciones de quienes ya están convencidos?
Es necesario hablar de esto. Más allá de que sea un tema a debate, por ahora va a seguir siendo necesario. Llegará un momento en el que espero que no. Ahora como están las cosas en Argentina, el hecho de poder hacer una película ya es un privilegio. Esto es un granito más de arena.
Camila saldrá esta noche también habla de la adolescencia. ¿Es un reflejo de la juventud argentina? ¿Te sientes identificada con el retrato que hace la película?
Creo que hay una parte que sí. La escuela pública en argentina tiene ese nivel, especialmente en Buenos Aires. Camila viene de La Plata, que es la zona universitaria donde se produce mucha lucha estudiantil, y eso sí lo viví así, con marchas, banderas y gritos. La militancia política es muy común en las escuelas públicas. Sin embargo, me reflejo más en las escenas con su mamá, que son un poco de que sí, sos muy revolucionario, pero cuando estás en tu casa eres un niño más. Eso me tocó mucho, lo de hacer el canchero y a la vez ser un niño que ve a su madre no como una mujer empoderada sino como una mamá más. Lloré un poco al hacerlo porque era verdad. Lo de la escuela privada no sabría decirte porque no fui. Hay un sector rico católico que no es como describe la película, y otro que sí, que es como se muestra. El personaje de Clara refleja perfectamente ese sentido cuando dice a Camila: vos tampoco sabés tanto.
Dejando de lado la política ¿cuál es la escena con la que más disfrutas?
Al hacerla fue con mis amigos, Fede y Lau, que son mis amigos de verdad en la vida real. Se nota la conexión en la película y el amor que nos tenemos. Después, viendo el resultado, creo que las que más me gustan son las escenas con la mamá. Son las mejores, las más lindas.
Hay muchas secuencias que se construyen a través de las miradas, con muy pocas líneas de diálogo. ¿Cuáles eran las indicaciones de Inés, en qué pensabas?
Así es el cine argentino, en general hay poco diálogo. Se narra mucho a través de la conexión facial y corporal. ¿Pero a qué te refieres exactamente?
Durante la película tú mantienes una cara de póker en la que es imposible saber lo que estás pensando o por qué estás enfadada.
Aunque Inés me dirigía más a mí, al haber muchos extras y actores no profesionales, una directora de actores nos ayudaba, Soledad San Martín. Con el apoyo de ambas y a partir de mi personalidad fui construyendo el personaje de Camila. Ella, como todos los adolescentes, está en un momento de introspección y tristeza, y yo la fui creando a partir de recuerdos en los que sentía esas emociones. Fue investigando por ahí, yo era adolescente por aquel entonces.
¿Trabajasteis desde la mimetización, desde la unión con el personaje?
Sí, traté de vincularme al personaje. Aunque también hubo momentos técnicos, como en las secuencias en las que tenía que llorar, donde me concentraba hasta que las lágrimas salían solas. Ahí comprendí que hay cuestiones en la interpretación que son mucho más físicas que emocionales. A veces no lo sientes tanto por dentro. También creo que lo mejor que puedes hacer como actor es trabajar con el otro. La primera técnica actoral es saber aceptar lo que recibes de tu compañero. Con Clara (Maite Valero) fue así al toque, pero con Bruno (Diego Sánchez) costó un poco más. Eso fue lo que más trabajamos. También saber conectar las miradas, que no eran las mismas para los dos. Con Diego era una seducción relajada de amor romántica, pero con Maite la cuestión física era más confusa.
De todas las relaciones que creasteis para la película, al final, ¿han repercutido en tu vida personal?
Un poco. Camila saldrá esta noche es muy de conflicto relacional, a parte de social.
¿Lo que trabajasteis en la ficción acabó siendo realidad?
No todo, porque con Maite no tengo sexo (risas). Con Fede y Lau sí, aunque con otras personalidades. Las relaciones quedaron muy estrechas, fue muy divertida de hacer. Era muy importante la gente, el resto del elenco joven. Y también el hecho de que hubiese muchas mujeres técnicas. Había mucho amor en el rodaje. No sé si acabó siendo realidad o no, pero la película refleja esto en algún sentido.