ENTREVISTA A BANJONG PISANTHANAKUN (THE MEDIUM)
«Cuando las imágenes pasan el filtro de la cámara, parece que de pronto pierden algo de real, como si se transformaran.»
The Medium (2021), el nuevo proyecto del cineasta tailandés Banjong Pisanthanakun que pudo verse en el pasado festival de Sitges, es una de las últimas películas de terror que se han atrevido a utilizar el formato del falso documental, un subgénero casi en vías de extinción que vivió su etapa más popular a principios de siglo y que hoy en día apenas ha vuelto al mainstream debido a una sobresaturación de títulos.
Pinsanthanakun ofrece una visión muy particular de este formato en la película, que sirve tanto como comentario ácido a la intrusión de la cámara de reportaje en las vidas de los protagonistas, como herramienta de acercamiento al terror más brutal y amoral que ha ideado en su filmografía.
La religión suele tener un rol antagónico en el cine fantástico y de terror. ¿Crees que existe esa noción?
Es cierto que dentro de la ficción, la religión suele ocupar ese papel, pero pienso que en ocasiones no debería. Más bien diría que es cosa del propio género, como dices. El terror bebe de lo sobrenatural, de lo inexplicable, y a veces la religión puede ser justo eso. Cada cual tiene una experiencia muy particular con lo espiritual.
Del mismo modo, el formato de falso documental parece ir siempre de la mano con el propio género del terror. ¿Qué tiene este formato que funciona tan bien cuando va acompañado del terror?
Es un formato que ya está muy asentado en el propio género, es cierto. Hay algo que lo hace inseparable. Es una decisión estética que acerca la historia al espectador de forma que hace que hasta parezca que uno está participando en la película. En parte, es tanto estética como narrativa. Como director de terror, supongo que no hay nada más satisfactorio que hacer que el público sienta el miedo de los personajes del film desde tan cerca.
The medium utiliza el recurso del falso documental tanto como un método de acercamiento a los hechos de la propia trama, así como una crítica a los documentales y programas de televisión true crime que se extralimitan y dramatizan situaciones y problemas reales. ¿Es este formato también una herramienta de reflexión sobre los medios audiovisuales contemporáneos?
La película en sí es un falso documental, un reportaje que busca documentar las tradiciones religiosas y los rituales chamánicos en el norte de Tailandia. Este tipo de proyectos son herramientas muy útiles para aprender y acercar culturas remotas a cualquier parte del mundo, pero es cierto que en muchos casos, son concebidos con una intención algo desafortunada. Los reporteros de la película se entrometen, se sobrepasan, muchas veces continúan grabando cuando algún otros personajes les piden explícitamente que dejen de hacerlo. Resulta gracioso pensar que alguien quisiera seguir grabando en situaciones tan extremas como las de la película. Supongo que ahí es donde está la esencia del formato.
Tanto en Shutter como en The medium parece haber una constante de mirar el terror a través del objetivo de una cámara. ¿Por qué decide posicionar al espectador tan dentro de la acción?
Es fácil pensar que cualquiera podría estar detrás de la cámara, grabando o fotografiando algo que en principio puede ser cotidiano, y que poco a poco se vuelve sobrenatural. Creo que el terror funciona mejor cuanto más fácil es empatizar con la historia y los personajes, cuando uno puede imaginarse dentro de la película. Cuando las imágenes pasan el filtro de la cámara, parece que de pronto pierden algo de real, como si se transformaran. Incluso dentro de la propia ficción de la película.
La película termina con el personaje de Sawanee Utoomma admitiendo que tiene dudas acerca de su fe y su relación con la religión. Encuentro en esta secuencia un eco con el personaje de Jason Miller en El Exorcista (William Friedkin, 1973), un exorcista (valga la redundancia), igual que Utoomma, con una crisis de fe. ¿Tuvo en mente esta película al hacer The médium?
(Ríe) Supongo que existe esa conexión, pero realmente no es algo que yo tuviera en cuenta. Quise representar esa crisis de fe como algo muy gradual a lo largo de toda la película, pero que aun así pudiera servir como sorpresa para el final. La relación que tiene el personaje de Sawanee con su religión es complicada, viene de familia y está profundamente arraigada a sus costumbres y tradiciones. Es algo que ella dice llevar dentro de sí misma, no es algo con lo que pueda interactuar sin más o que sea capaz de controlar. Supongo que hasta el propio de concepto de religión es diferente en El Exorcista, puesto que se trata de una película que basa su premisa alrededor de las normas y constantes del cristianismo.