DestacadoEntrevistasSeminci 2020

ENTREVISTA A XAVI ESTEBAN (PERIFÈRIA)

“Los pequeños gestos cotidianos son los que pueden llevarnos a una situación mejor”

Aunque en la actualidad la COVID-19 eclipse la mayor parte tanto de la información en los medios de comunicación como de la preocupaciones de la sociedad mundial, en España, y más concretamente en Cataluña, no deja de estar entre las principales inquietudes la especulación inmobiliaria, la gentrificación y/o el elevado precio del alquiler de la vivienda en grandes urbes. Así lo demuestra la reciente manifestación de los vecinos del barcelonés barrio del Raval contra los bancos y fondos financieros especuladores, por ejemplo. O la película Perifèria, dirigida por Xavi Esteban y Odei A.-Etxearte, quienes a través de la vida del arquitecto Xavier Valls y su proyecto urbanístico para el municipio de Santa Coloma de Gramenet, denominado como Plan Popular, reflexionan sobre estos temas. Con Xavi Esteban conversamos vía telefónica (y a pocos días de que Perifèria se estrene en la SEMINCI dentro de la sección DOC. España) para que nos explique el proceso de la obra en sus diferentes etapas y nos dé su opinión acerca de los problemas que aborda en la película.

Xavi Esteban

 

Xavi Esteban, ¿cómo surge este proyecto y por qué se realiza a cuatro manos?

Todo se inicia porque yo había trabajado anteriormente con Xavi Valls (el hijo del arquitecto Xavier Valls), al que me une una fuerte amistad, y un día me habla de la muerte de su padre en el atentado de Hipercor y de su proyecto en Santa Coloma. Cuando me contó su historia me pareció que tenía los ingredientes para realizar una película, y así se lo dije. Es entonces cuando Xavi me pone en contacto con Odei A.-Etxearte, periodista que escribió un libro acerca del Plan Popular. A partir de aquí hablamos los tres y decidimos hacer Perifèria (Xavi Esteban y Odei A.-Etxearte, 2020).

¿Cómo fue la búsqueda de ciudadanos en Santa Coloma? ¿Qué personajes esperaban encontrar?

Durante el trabajo de investigación que realizó Odei para su libro cosechó buenas relaciones con las personas que participaron en el Plan Popular, por lo que en ese terreno fue más fácil contactar con ellos. En cuanto a los jóvenes que aparecen en la película sí que tuvimos que hacer un trabajo de campo para comprobar qué se estaba moviendo actualmente en Santa Coloma, y así poner a dialogar pasado y presente. Contactamos con una asociación que trata con chavales en riesgo de exclusión social e hicimos un pequeño casting para ver con quién podíamos trabajar mejor. Fue una experiencia muy rica, sobre todo cuando pusimos en contacto a estos chavales con la historia de su pueblo, la cual desconocían por completo.

¿Qué paralelismos encontraron entre la participación ciudadana en Santa Coloma durante las décadas de los 70 y 80 y la cooperación vecinal en la actualidad?

Yo diría que en ese momento (los 70 y los 80) había una unidad, dado que existían unas necesidades materiales urgentes, concretas y muy básicas. Había un ambiente revolucionario y todo estaba más articulado. En cambio ahora hay más dispersión, fragmentación. Además, en la actualidad el movimiento es menos popular, va más por núcleos. Pero pienso que está resurgiendo esa unidad porque cada vez más problemas, como el de la vivienda, comienzan a ser flagrantes.

A través del recorrido por el pasado y presente de Santa Coloma y la figura de Valls reflexionan sobre nuevos (o viejos) modelos de habitabilidad, sobre ciudades y barrios sostenibles, sobre la participación vecinal. Al hilo de la anterior pregunta, ¿es posible hoy día hacerle frente a la especulación inmobiliaria? Pongamos el caso de Cataluña como ejemplo.

Recientemente el Sindicato de Inquilinos se ha puesto muy firme y ha conseguido una ley que regula el precio del alquiler, por ejemplo. Pero a ver cuánto va a durar, porque es cierto que el poder de los lobbies es muy fuerte ahora. Da la sensación de que antes era más sencillo, más básico todo, a pesar de que resultaba más peligroso. Ahora es mucho más complejo, hay más elementos, y existe una base cultural que favorece estas prácticas. El consumismo está mucho más extendido que en aquella época. Se trata de un poder que está por encima de otro poder pero que también está en nuestras cabezas, y esto es más difícil de erradicar. En todo caso la película lo que intenta es transmitir esperanza, no caer en el relato de antes sí se podía y ahora ya no se puede, antes sí que la gente luchaba y ahora no. Precisamente ponemos el foco en personas que sí están luchando. Esta lucha hoy día es diferente, no solo consiste en salir a la calle sino conseguir que nuestra forma de vida sea coherente.

La esperanza es muy importante.

Exacto. Observar, por ejemplo, cómo unas jóvenes haciendo un taller de hip-hop, que puede parecer algo insignificante, abren posibilidades interesantes que todavía no sabemos al no tener perspectiva. Son estos pequeños gestos cotidianos los que pueden llevar a una situación mejor, a solucionar injusticias, ya sean a pequeña o mayor escala.

¿Cómo fue la participación con los hijos de Valls?

Xavi se implicó muchísimo en el proyecto desde el inicio y nosotros también lo integramos en la propia creación del guion, donde él figura como coguionista. Hubo un diálogo constante con él. Jordi, en cambio, se incorporó prácticamente en el rodaje. Eso sí, en las escenas del sótano no fueron cien por cien conscientes de lo que iban a encontrarse allí sobre el pasado de su padre.

¿Tenían claro desde el principio cómo iban a tocar el asunto del atentado de ETA?

Es un tema que planeó todo el tiempo durante la creación del proyecto porque es muy impactante, pero en realidad no es el tema central y no queríamos que lo fuera. Para los hijos también era complicado exponerse en este ámbito más personal y no les gusta tratar este tema desde la posición de víctimas del terrorismo. Indagar sobre la forma en que esta familia ha llevado este trágico suceso daría para otra película distinta.

Es interesante la reivindicación que se hace de Maria José Olivé, viuda de Xavier Valls, que jugó un papel esencial en la elaboración y puesta en marcha del Plan Popular.

La madre debía tener un protagonismo central, y era ella quien iba a tener el papel que finalmente hacen sus hijos, pero falleció al poco de grabar un teaser de la película. Esto nos llevó hacia una crisis brutal y reconvertimos toda su parte. Quisimos que durante una conversación, ya en el final de la película, se hablara sobre ella, porque es cierto que se la suele olvidar cuando se conversa sobre el Plan Popular, como les pasa a tantas otras mujeres que tuvieron un papel mucho más importante del que se les otorga.

No han querido optar por mucha oralidad en el filme, no hay entrevistas y apenas se recurre a la voz en off.

Sí, solo hemos utilizado las voces del propio Xavier Valls, que estaban grabadas, y voces de entrevistas utilizadas como voz de archivo, no como una voz que narra. Hicimos una apuesta para que todo se contara desde la observación y que todo surgiera de las situaciones, que es mucho más complicado. Lo más cercano a ese dispositivo narrativo de entrevistas es la escena de la asamblea, que se preparó expresamente para que salieran intervenciones orales. Pero teníamos la necesidad de que los espectadores más que oír una historia, la viviera.

Para concluir, ¿podría adelantarnos algo sobre el proyecto en el que está trabajando actualmente?

Se trata de un trabajo muy diferente de Perifèria, va a ser muy experimental. Surge a partir del proyecto Recreaciones tímbricas de Sergi Sirvent y David Viñolas. Son una serie de fragmentos cada uno con un lenguaje audiovisual diferente, con distintas texturas, alrededor de la música enigmática y transcendental del compositor y pianista Frederic Mompou. Ahora estoy preparando el guion y esperando financiación.

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