Estrenos

ENTRE NOSOTRAS


La visibilidad aterroriza

Entre nosotras. Revista Mutaciones 1

“la tierra será sin fronteras, la tierra nos traerá suerte, la luna será mañana para nosotras” 

Entre nosotras (Filippo Meneguetti, 2019) se desvela, ya desde su inicio, como una película sobre la búsqueda. Una búsqueda como respuesta a la pérdida tanto física como mental de una persona especial, alguien con quien compartes tu vida y desaparece sin más. Como si, a través de un desenfoque, borrara totalmente la existencia de un ser  y se creara una barrera invisible a la que no tienes acceso y no te deje respirar. La historia de amor entre Nina y Mado se revela como el clásico juego del escondite que Meneguetti propone como puesta en escena de la película. Entre nosotras no se despega de esa idea hasta el final y propone al espectador desentrañar el metafórico rompecabezas envuelto y entrelazado en las formas y el contenido del film. Salir de tu escondite, de lo popular y desfasado que es el término armario, un refugio que para la protagonista ha terminado siendo un doloroso encierro. Mado se da de frente con la vejez. La mirada de Meneguetti observa cada detalle de su cuerpo: sus manos temblorosas, su leve sonrisa, su mirada perdida. Ella vuelve a sentarse en el mismo banco donde conoció al amor de su vida. No quiere esconderse más. El director normaliza este proceso como un cambio orgánico, un proceso complejo sin tabúes, un respeto al amor sin etiquetas, solo eso, amor. 


Mado y Nina son vecinas, viven frente a frente y tienen que esconder su amor a pesar de vivir solas y a escasos metros una de la otra. En una de las escenas de la película Nina sale de su casa por la noche y entra a hurtadillas en casa de Mado. Lo hace en silencio porque sabe que la pueden descubrir, la tarima chirría. Entra en su cuarto, la acaricia, la besa y se acuesta junto a ella. A la mañana siguiente la hija de Mado entra en la habitación y encuentra a su madre con otra mujer. Nina sale corriendo de la casa, ha sido descubierta. Y la cámara la persigue en esa carrera hacia su casa. La hija grita y Nina se protege en la mirilla. Esa mirilla significa para ella la visión que tiene desde su casa, una visión distorsionada de su propia realidad, un gran angular que viene a traducir la sensación de vértigo que alcanza el film en esa escena. Un amor imposible. 

Hay objetos, animales y la propia arquitectura que Entre nosotras introduce como elementos que acompañan a las protagonistas durante su historia de amor en la película. La primera imagen del film ya anticipa la relación de Nina y Mado; un puente de piedra. La construcción de un imaginario propio a partir de la relación que viven las protagonistas. El simbolismo que tiene la llamada de un cuervo viene a traducir la vuelta del alma de una persona a la que has perdido, y esa llamada de la imagen del animal consigue acercar a las dos mujeres. Como en la película Knife + Heart (Yann González, 2018) donde el cuervo que acompaña a la pareja lésbica se recrea en el intento de forjar un puente, piedra a piedra, entre la desaparición absoluta y el reencuentro eterno. Ese puente entre la vida y la muerte del amor lo explicita el director de forma orgánica en los sueños de las protagonistas. Pero su amor traspasa ese lenguaje cinematográfico para plasmar en la realidad de la ficción el intento de construcción de una nueva vida.

Tanto Nina como Mado reflejan en su mirada la felicidad que sienten al estar la una con la otra. La luminosidad que desprenden sus sonrisas, los abrazos y la ayuda mutua generan esa sensación a partir de la creación de una vida propia donde pueden ser ellas mismas. El título al que alude la obra pretende documentar la puesta en escena, ese escondite donde viven juntas para dar paso a vivir en la realidad y no inmiscuirse en un juego eterno que las atrape. Para ello Meneguetti opta por trasladar el drama romántico a un lado y dar paso, por momentos, a un cómico thriller para entender el amor que siente Nina por recuperar a Mado. Así en la escena en la que la hija descubre el romance entre ellas, Meneguetti destapa y finaliza ese juego: Nina se da cuenta por sí misma que tiene que reconquistar a Mado y el tono maquiavélico de su plan ayuda al espectador a desenmascarar la obra como un melodrama nada intenso, nada pesado y dinamizar ese final que por momentos podría haber sido previsible. 

Entre nosotras no viene a saldar una deuda histórica dentro del cine lésbico pero sí a normalizar las diferentes lecturas que pueden tener las películas sobre la visibilidad de las mujeres que aman a otras mujeres en la vejez. Marcelo Martinessi en Las herederas (2018) presentaba el mismo relato y estética visual, la de mostrar en pantalla otras formas de amar dentro de nuestro ciclo vital, porque captar ese bello gesto y esa mirada en estas historias es la forma de celebrar el amor.


Entre nosotras (Francia, 2019)

Dirección: Filippo Meneguetti / Guion: Filippo Meneguetti, Malysone Bovorasmy / Producción: Laurent Baujard, Pierre-Emmanuel Fleurantin, Co-production Francia-Luxemburgo-Bélgica; Paprika Films, Tarantula, Artemis Productions, VOO, BE TV, Shelter Prod / Fotografía: Aurélien Marra / Música: Michele Menini / Montaje: Ronan Tronchot / Reparto: Barbara Sukowa, Martine Chevallier, Léa Drucker

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