ENTRE DOS AGUAS
Segundas oportunidades
Isaki Lacuesta se centra en su nueva película, Entre dos aguas (2018), en la problemática de un joven delincuente, Isra, que tras un tiempo en la cárcel vuelve a su casa teniendo que afrontar la indiferencia de su mujer, la incomprensión de sus tres hijas pequeñas y el apoyo constante de su hermano, Cheíto. En La leyenda del tiempo (2006), Isaki Lacuesta ya se sumergió en el mundo marginal que rodea a estos dos protagonistas, Isra y Cheíto, que siendo tan solo unos adolescentes tuvieron que afrontar la muerte de su padre como supieron y pudieron. Doce años después, Entre dos aguas -la secuela de la anterior cinta- muestra cómo todos esos deseos y sueños que tenían siendo niños se han visto frustrados por una cruda realidad, la de seguir adelante cómo sea con el único afán de sobrevivir. Esta dura -y fiel- realidad les ha llevado a diferentes situaciones: Cheíto, tiró por el camino correcto e Isra por la delincuencia y la búsqueda de dinero fácil.
No cabe duda de que uno de los aciertos de la película de Isaki Lacuesta, a la que le sobran quizás 30 minutos de visionado -ya que hay ciertas conversaciones que se intuyen repetitivas-, es la elección del casting en el que destacan los hermanos protagonistas, Israel y Francisco José Gómez Romero. Si ya estos personajes mostraban inocencia en La leyenda del tiempo, aquí sus miradas y rostros -quizás algo más tristes y machacados por lo difícil de sus vidas- siguen transmitiendo verdad a través de la pantalla. Es por esto importante recalcar el valor positivo que supone para la película el que se recurra a actores no profesionales, a gente que ha vivido en el entorno en el que la película se mueve, gente que sabe de lo que habla, ya sea por experiencia propia o cercana, y ello puede transmitir más verosimilitud a la propuesta.
Es una película completamente contemplativa, uno de los aspectos que más destacan es el continuo uso del paisaje como indicador del ambiente en el que se rodean, un paisaje marginal donde viven y han crecido los protagonistas de la historia. Isaki Lacuesta observa el entorno en el que se rodean pero no se queda ahí sino que ahonda más en la forma de vivir de esta gente, de ahí deriva el hecho de que el director se dedique, en todo momento, a observar a sus actores y a no intervenir, solamente lo justo y necesario, en su universo y su vida, se convierte así en espectador de sus vidas -ficcionadas, eso sí-. No hay lugar para juzgar o reflexionar sobre el comportamiento de estos dos hermanos, sería tarea del espectador el concluir cómo son sus actos pero no es el morbo ni el sensacionalismo la base de esta película sino todo lo contrario, es el respeto por mostrar el modo de vida de esta gente, sin ningún tipo de prejuicio ni juicios de valor y siendo, eso sí, lo más veraz posible a la realidad. Por lo tanto, el único afán evidente de Lacuesta es señalar los pensamientos de estos muchachos a través de largas secuencias que no siguen una continuidad pero sí un tema en concreto: mostrar conversaciones llenas de preocupaciones por salir adelante, por la familia y los hijos pero también la juerga, el tráfico de drogas, las mujeres y, en definitiva, excusas constantes por no afrontar -a veces- la vida.
Y la vida en libertad y sin mala conciencia es lo que tanto ansían los dos protagonistas de Entre dos aguas, por ello uno de los aspectos más positivos de lo nuevo de Isaki Lacuesta es el realismo social que impregna toda la película. Ese realismo está también en la forma de comportarse de los actores -dejando que ellos mismos hablen sin un guion impuesto- y el lenguaje: ese puede ser uno de los problemas del filme, el marcado acento de los protagonistas puede perjudicar a la cinta, ya que igual en determinados momentos no se puede apreciar del todo qué es lo que están diciendo, por lo que esta película requiere el doble de atención pero se intuye como algo pensado y meditado.
Entre dos aguas habla de la importancia de las segundas oportunidades y critica una sociedad que no ayuda a que los presos, una vez en la calle, puedan reinsertarse. Se trata, por lo tanto, de reflejar la lucha por la aceptación de una nueva realidad: volver a obtener la confianza de los tuyos y, en definitiva, luchar por cambiar, aunque dependiendo del ambiente en que uno se rodea puede ser más fácil o más complicado.
Entre dos aguas (España, 2018)
Dirección: Isaki Lacuesta / Guion: Isaki Lacuesta, Isa Campo, Fran Araújo/ Producción: La Termita Films / B-Team Pictures / All Go Movies / Mallerich Films Paco Poch / Bord Cadre Films / Studio Indie Productions/ Música: Kiko Veneno y Raúl Fernández Miró / Fotografía: Diego Dussuel / Montaje: Sergi Diez, Domi Parra / Reparto: Israel Gómez Romero, Francisco José Gómez Romero.
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