EL SOL DEL FUTURO
La trinchera del cine contemporáneo
Grandes directores parecen haberse puesto de acuerdo para volver la vista atrás en estos últimos años. Las obras más recientes de Alfonso Cuarón, Kenneth Branagh, Paul Thomas-Anderson, James Gray o Steven Spielberg han erguido una tendencia cinematográfica ─unas con mayor atino que otras─ que, desde la autobiografía, encapsula la imagen y la hace viajar a un pretérito visual invertebrado. Son películas que se articulan desde lo conocido y su propuesta moral no compromete en ningún momento la narrativa. Nanni Moretti en El sol del futuro (2023), sin embargo, recurre a lo conocido (su cine y su mundo, nuestro mundo) para arriesgarse a dar un corpus ético y estético para el cine que viene.
La última película del italiano orbita sobre los mismos elementos que el resto de su filmografía: su vida personal ─él, más concretamente, y la necesidad de escribirse continuamente─, la política, el cine y Roma. Aunque su carrera parecía indicar que su caligrafía viraba cada vez más al drama, no ha sido hasta que este ha retrocedido un paso que ha terminado de integrarse definitivamente. El sol del futuro recupera al cineasta primigenio para demostrar que es uno de los mejores mirándose el ombligo. Esta autoficción es el último panel del tríptico comenzado con Caro Diario (1993) y prolongado con Abril (1998). En la primera expresaba el deseo de hacer un musical sobre un pastelero trotskista en la Italia de los años 50. En la segunda llegaba a comenzar el rodaje en plena ficción, suspendiéndolo para hacer un documental sobre las elecciones italianas del 96. Pues, como bien decía su alter ego, era “un deber hacer este filme”. Lo cinematográfico, lo político y lo personal siempre han colisionado en el cine de Moretti. Nunca era el momento adecuado de sacar adelante esa cinta de época. Nunca lo era para el musical. Nunca, hasta ahora.
Con El sol del futuro, Moretti propone un tira y afloja continuo entre esos tres elementos: Giovanni, conocido cineasta, prepara su nueva película ambientada en un barrio de Roma en los años 50, en el que reside una sección del Partido Comunista Italiano. Lo meta invade la obra y el musical, que tanto había llorado, acaba llegando. El zoom-in (figurado y literal) que Moretti aplica al rostro de sus actores recurrentes se transforma en un zoom-in a su cine. El filme abre, intencionadamente, vías de diálogo con obras anteriores y propone una conversación entre realidad y ficción que disuelve las líneas entre ambas para sumergirnos en un único mundo: el del autor. Un mundo tildado en infinidad de ocasiones como autocomplaciente, y también en este caso. Quizás por las constantes interrupciones de Giovanni en el rodaje de la película dentro de la película. No obstante, en este mundo las pisadas del cineasta no suenan. Y no hay que irse muy lejos para recordar otro de estos universos autoproclamados autorales en el que sí lo hacían, de manera literal (BARDO, Falsa crónica de unas cuantas verdades, A. González Iñárritu, 2022). Con Moretti se suele confundir autoconsciencia con autocomplacencia. Su última cinta, al igual que sus trabajos anteriores, es una prueba de un cineasta que reconoce por igual sus aciertos y sus errores, riéndose continuamente de ellos.
El sol del futuro incluye a Moretti, si no lo estaba ya, en el grupo de directores que reconocen la creación como un acto inherente del artista y, por lo tanto, del cineasta. Un tipo de creación evidenciada en sus obras y que persigue el arte por el arte. En este sentido, se hacen de obligado mencionado dentro de este club Wes Anderson y Hong Sang-soo, que han compartido estreno mundial este año en el Festival de Cannes. Artistas que trabajan con una troupe de actores reconocibles y a la que Moretti le rinde homenaje en esta película. El desfile final es el modo de agradecer a su equipo (a todo el que ha tenido a lo largo de los años) la labor realizada y entrelaza esta idea de cine comunitario con el comunismo. Un cine pensado desde el gesto y resuelto, precisamente, en el gesto. Un cine que yergue una trinchera ─tan valiente como frágil, pues es siempre imperfecta y de ello se enorgullece Manny Farber─ desde la que ejerce resistencia. Mientras unos viajan al pasado para quedarse en él, Moretti lo hace para esbozar lo que, para él, debería ser el futuro. Un futuro en el que pensar en imágenes sea lo mismo que filmarlas.
El sol del futuro (Il sol dell’avvenire. Italia, 2023)
Dirección: Nanni Moretti / Guion: Nanni Moretti, Federica Pontremoli, Francesca Marciano, Valia Santella / Producción: Nanni Moretti, Domenico Procacci / Fotografía: Michele D’Attanasio / Música: Franco Piersanti / Montaje: Clelio Benevento / Reparto: Nanni Moretti, Margherita Buy, Silvio Orlando, Barbora Bobul’ová, Mathieu Amalric, Jerzy Stuhr, Teco Celio
Pingback: El mejor cine de 2023. Top 20. Revista Mutaciones
Pingback: El mejor cine de 2023 - Tops individuales