EL REINO
¡Buenos días, España!
Tras las premiadas Stockholm (2013), Que dios nos perdone (2016) y Madre (2018) -cortometraje en fase de convertirse en largo-, Rodrigo Sorogoyen parece continuar sintiéndose cómodo a la hora de retratar la desesperación del ser humano en sus distintas facetas. Demostrando, una vez más, la impecable maestría con que maneja los códigos del suspense y mantiene al espectador en tensión durante toda la proyección, en El Reino, su último trabajo, el director madrileño se cuela en las entrañas de la política española y construye un thriller agobiante (una vez puesta en marcha su maquinaria será imparable, no habrá vuelta atrás) y desesperado (el protagonista verá cómo la situación empeorará de manera drástica), pero necesario (pocas veces en el cine español se ha tratado la corrupción desde el punto de vista de los responsables directos).
Y es que la película nace de esta necesidad, de la indignación de un país que en la última década ha sido testigo de cómo sus dirigentes han abusado de su poder, despreocupándose de gobernar y centrándose en sacar provecho de su situación. Si la intromisión del italiano Paolo Sorrentino en la vida privada del mandatario Silvio Berlusconi con el polémico biopic Loro (2018) no da opción a debate, Sorogoyen, en cambio, prefiere globalizar la corrupción eliminando nombres de partidos concretos, de políticos e incluso del lugar donde se desarrolla la trama. No importan las siglas, las ideologías, El Reino es un film sobre los seres humanos y sus tentaciones, su supervivencia en una sociedad cruel donde el individualismo y el egoísmo ganan la partida.
Ya desde la primera secuencia de El Reino se intuyen las intenciones del madrileño y, a lo largo del film, se impondrá su apuesta formal de manera brusca, directa y arrolladora: con la inmensidad espacial que consigue abarcar el formato 2.35:1, Manuel (Antonio de la Torre), el que será guía de la narración, se fuma su último cigarrillo en una playa interminable antes de entrar en un lujoso restaurante a almorzar. Esta secuencia plantea dos vías que se irán encontrando con mayor intensidad a lo largo de las dos horas de metraje.
Por un lado, el plano secuencia. Una vez terminado el cigarro, la cámara perseguirá, como si de su sombra se tratara, a Manuel a dicho restaurante, acompañado de una insistente música machacona. De hecho, tanto una como la otra no se despegarán de él en todo el film, obligando al espectador a ser testigo (incluso hasta la empatía) de su bajada al infierno -el personaje recorrerá enfurecido oficinas, casas y juzgados en busca de respuestas y soluciones- una vez desatada la laberíntica trama en que se verá involucrado cuando es acusado de corrupción y abandonado por su partido, que se lava las manos. Por otro lado encontramos el montaje vivo y caótico con que concluye la segunda parte de la secuencia inicial, y que rinde un sutil homenaje a Reservoir Dogs (1992), de Quentin Tarantino. Cuando Manuel llega a la mesa del restaurante, la imagen se corta de manera drástica dando pie a un bombardeo de planos que remiten a la cinta del estadounidense –los responsables del partido político se encuentran sentados alrededor de una mesa entre risas, bromas y alcohol- , y donde se halla un intento de emparejar a los criminales del debut de Tarantino con los políticos corruptos españoles.
En definitiva, Sorogoyen retrata en su tercer largometraje el actual entorno socio-político español, representado por un grupo de gobernantes de fácil identificación pese al intento del director de no señalar a partidos ni dar nombres concretos.
El Reino (España, 2018)
Dirección: Rodrigo Sorogoyen / Guion: Isabel Peña, Rodrigo Sorogoyen / Producción: Gerardo Herrero, Mikel Lejarza, Mercedes Gamero / Coproducción: Jean Labadie, Anne-Laure Labadie, Stephane Sorlat / Fotografía: Alex de Pablo / Dirección de Arte: Miguel Ángel Rebollo / Montaje: Alberto del Campo / Música: Olivier Arson / Reparto: Antonio de la Torre, Mónica López, José María Pou, Nacho Fresneda, Ana Wagener, Bárbara Lennie, Luis Zahera, Francisco Reyes, María de Nati, Paco Revilla, Sonia Almarcha, David Lorente, Andrés Lima, Oscar de la Fuente
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