EL OLVIDO QUE SEREMOS
Las arenas movedizas del sentimentalismo
Fernando Trueba, con un guion en la mano de Rafael Azcona, retrató en Belle Époque (1992) a cuatro hermanas que se disputaban el amor de un joven. Algunas de las imágenes de esas mujeres vitalistas parecen trasladarse a El olvido que seremos, su última película, que narra la vida familiar del intelectual Héctor Abad Gómez. El concepto “vida familiar” como tema para una película es un planteamiento, aparentemente, banal. Aunque El cuarto mandamiento (Orson Welles, 1942) o El padrino (Francis Ford Coppola, 1972) revientan esta afirmación. De la célula familiar siempre se espera esa mitosis que inicie la oportuna crisis. Como en todas las células. Y en todas las familias. El olvido que seremos abre varias posibilidades argumentales, y no termina de decidir qué camino tomar queriendo caminarlos todos: la relación padre-hijo, el valor de la ciencia, el compromiso social y, por tanto, político, el retrato histórico de una Colombia que comenzaba a volverse peligrosa a finales de los años 70, y la dificultad de gestionar una vida dedicada al servicio público manteniendo, al mismo tiempo, una familia de seis hijos. Sobre todo esto, además, se desparrama un magma de sentimentalismo que le hace un flaco favor a la cinta y, por ende, al propio personaje histórico en el que se apoya.
Se nota que los dos Trueba, Fernando y David, autor del guion, admiran la figura de Héctor Abad. Su inmaculada personalidad atrae y absorbe tanto la pluma de David como el objetivo de Fernando y, como si de un George Bailey colocho se tratara, se torna omnipresente durante la casi totalidad del metraje, y se acaba echando de menos un poco más de distancia respecto al personaje para que el espectador pueda hacer sus propias reflexiones. La fotografía nos plantea una parte de la película en blanco y negro y otra en color unificada en tonos miel que poco ayudan a poner en perspectiva al personaje. Y, a mayor abundamiento, la partitura subraya, casi de manera obscena, las partes en las que lo (melo) dramático se apodera de la atmósfera de la película.
Cuando se trata de abordar la biografía de un personaje como Héctor Abad necesitamos conocerlo en todos sus registros para poder hacer un juicio de valor del asunto. Como aquellos ilustres Ciudadano Kane (Orson Welles, 1941) y Ciudadano Bob Roberts (Tim Robbins, 1992). El problema es que El olvido que seremos sólo parece estar interesada en darnos una imagen del personaje impregnada del espíritu de La gran familia (Fernando Palacios, 1962): humilde, sacrificado, familiar, amoroso…, y ante esta cascada de bondades uno acaba preguntándose: ¿y cuándo va a salir el de verdad? Incluso dando por hecho que el personaje biografiado pueda ser así, sería necesario el contraste de su entorno para ponerlo en valor; y a eso no ayuda la escena de la complaciente pareja de judíos (otro tema que queda en el olvido en el texto de Trueba) que perdona con un benévolo y sacerdotal gesto de cabeza al hijo del protagonista como si cargarse un cristal de una pedrada fuese, bueno, una nimiedad.
Mención aparte merece el trabajo de Javier Cámara encarnando al protagonista. La energía puesta en su interpretación es absolutamente magnética. Planea con mucha agilidad en los pliegues de un personaje que podría haber tenido márgenes más generosos para el trabajo de Cámara que, aun así, desaparece bajo la piel de Héctor Abad y lo hace creíble y cercano a pesar del sesgo excesivamente sensible del guion.
El olvido que seremos tiene, por tanto, los ingredientes necesarios para haber puesto en evidencia la más que interesante figura de Héctor Abad Gómez y también el recorrido por una etapa convulsa de la historia de Colombia. Estos ingredientes, en manos tan hábiles como las de los Trueba, podrían haber ofrecido un suculento plato cinematográfico si no se hubiese desparramado por la mesa de la cocina.
El olvido que seremos (Colombia, 2020)
Dirección: Fernando Trueba / Producción: Caracol Televisión, Dago García Producciones / Guión: David Trueba, basado en la novela El olvido que seremos de Héctor Abad Faciolince / Música: Zbigniew Preisner / Fotografía: Sergio Iván Castaño / Reparto: Javier Cámara, Aída Morales, Patricia Tamayo, Juan Pablo Urrego, Sebastián Giraldo, Whit Sitllman.