EL LODO
Thriller ecológico por Valencia
El crimen impregna de amenaza al gran valor ecológico que caracteriza a la Albufera de Valencia. Este escenario, etiquetado como espacio natural y protegido, será testigo de las venganzas instintivas de sus habitantes. El lodo (Iñaki Sánchez Arrieta, 2021) invita al espectador a sumergirse en este thriller ecológico desde los primeros instantes: un cadáver reposa sobre el fango de una extensa llanura; la mezcla de agua y tierra atestigua la peligrosa historia que está a punto de comenzar.
El diseño narrativo parece estar supeditado a los márgenes estándar del thriller, pero con pinceladas del western. Si bien el crimen salpica las vidas de quienes pisan estas tierras y genera los mecanismos del suspense, la vasta extensión del espacio y las hostilidades de sus lugareños terminan por definir la estética cinematográfica. Es decir, coexiste un enemistado choque entre la sociedad moderna: representada en Ricardo (Raúl Arévalo), un biólogo recién llegado, cuyo objetivo será lograr la sostenibilidad del lugar; y la sociedad agrícola: representada en los jornaleros, los establecimientos -como la taberna o la tienda local-, las peleas frecuentes y la prevalencia de escopetas que actúan fuera de la ley.
De este modo, la trama principal está encabezada por Ricardo. A través de sus ojos y (des)encuentros con el resto de personas que habitan el lugar, descubrimos el corrupto paisaje como al omnipresente protagonista que guía las frustraciones y destinos de quienes pisan sus tierras. Sin embargo, el tormento emocional de su mujer, Claudia (Paz Vega), ofrece el mayor punto de interés, y es que el dolor de la familia recién llegada está enfocado en ella. Inicialmente presentada como un personaje roto, canaliza el significado de la intrahistoria familiar, envuelta de una necesidad de redención y adaptación respecto a un desgarrador pasado.
Cada uno de los personajes asume un rol muy definido, pero ciertamente indisimulado, como si se tratara de la asignación de peones en el marco de un tablero sobre el que se ha jugado demasiadas veces. El mayor síntoma de este encorsetado planteamiento son los diálogos puesto que, en su búsqueda por sobredimensionar las motivaciones y necesidades de cada personaje frente al simple empuje funcional de los sucesos, la balanza se desequilibra por el peso de este último. El maniqueísmo práctico resta el potencial de su propuesta, evocando una oportunidad perdida para ofrecer algo más que otra película asentada en el crimen. No obstante, la estructura con que se mide y ordena la narrativa funciona correctamente para generar las preguntas y expectativas necesarias respecto a lo que ocurre en pantalla.
Presumiblemente, el diseño de sonido ha sufrido dificultades en la elaboración de los diálogos. A veces, por la costosa comprensión de la dicción; en otras ocasiones, por la profundidad o plano sonoro en que se sitúan. Si bien no se trata de una constante que domine la película, esto se suma a los problemas previamente comentados sobre el diseño de personajes a causa de la costosa inteligibilidad que surge en determinadas secuencias, sobre todo al comienzo. Sin ánimo de señalar a sonidistas o intérpretes, este aspecto entorpece el vínculo emocional esperado sobre cualquier espectador.
En definitiva, este es un ejemplo del silencioso (pero progresivo) avance del que está gozando la producción cinematográfica valenciana. El misterio de un crimen sirve como punto de unión entre la fórmula del thriller (con ecos del western) y una reelaboración de la visión popular del Levante Español. Poco a poco, aparecen fértiles brotes que anticipan una mayor confianza hacia las historias ambientadas en Valencia y sus alrededores.
El Lodo (España, 2021)
Dirección: Iñaki Sánchez Arrieta / Guion: Iñaki Sánchez Arrieta / Producción: Sunrise Pictures Company & Vértice 360 / Fotografía: Guillem Oliver/ Música: Xema Fuertes & Amadeo Moscardó / Montaje: Marta Salas / Diseño de producción: Juana Mula / Reparto: Raúl Arévalo, Paz Vega, Roberto Álamo, Susi Sánchez, Joaquín Climent, Enric Juezas & Susana Merino