EL CINE DE LA PRIMAVERA DE PRAGA
Otro 68 para recordar
Estamos en mayo de 2018. Este mes se hablará mucho de Cannes y del París del 68. Todo eso está muy bien, pero los grandes focos provocan ceguera. Como ya se ha encargado de decir Mario Iglesias en su artículo sobre No intenso agora (João Moreira Salles), el 68 fue un movimiento internacional. Lo mismo sucedió con las nuevas olas de los años cincuenta y sesenta. Sin embargo, Francia siempre tiene el foco más potente en cuanto a cultura se refiere. De nuevo podríamos hablar solo de Godard, Cannes, Mayo del 68 y la Nouvelle Vague. Sin embargo, el pasado abril murieron Miloš Forman y Juraj Herz. Valga este artículo como fútil intento de mantener una pequeña luz sobre otra nueva ola, otro 68 y otro grupo de genios del cine. Hablemos, por qué no, cómo no, de la Primavera de Praga y de la Nueva Ola Checoslavaca (Nova Vlná de ahora en adelante).
Como nada (incluida la Nouvelle Vague y el Mayo francés) puede existir sin su contexto, deberíamos decir que la Nova Vlná es uno de los movimientos aperturistas que se produjeron en Europa del Este tras la muerte de Stalin en 1955. Todos los países de la esfera soviética acusaban el llamado Realismo Socialista, un término que en el ámbito cinematográfico se podría resumir como varias características destinadas a impedir el individualismo y la reflexión en sus espectadores. Un cine en el que primaban las películas de temática histórica (principalmente Edad Media y Nazismo), donde el protagonista siempre se puede adherir a un colectivo social (campesinos, soldados, obreros), con una narrativa clara sin finales ni lecturas ambiguas y en el que formalmente se excluía cualquier individualismo mediante la ausencia de planos subjetivos y de elementos oníricos o fantasiosos. Con Otakar Vávra dirigiendo la FAMU (la escuela nacional de cine) y proyectándoles a sus alumnos todo tipo de películas prohibidas por la censura, la facción del partido soviético que quería construir un “socialismo de rostro humano” fue avanzando poco a poco. Tras una primera avanzadilla en 1957, a la par que explotaba la Nueva Ola Polaca (Wadja, Munk, Kawalerowicz… habrá que hablar de ella otro día), cortada rápidamente con la subida al poder de Antonín Novotný, no fue hasta después de 1963 cuando comenzó la Nova Vlná. ¿Los motivos? La recuperación de la figura de Kafka de la mano de Milan Kundera y Bohumil Hrabal en 1963, el cambió en la censura de 1962 en la que se rebajaba su dureza y se controlaba solo el guion, el estreno de El sol en la red (Stefan Uher, 1962) que ya se atrevía a utilizar la voz en off y la primera persona y, como no, la graduación en la FAMU de la clase que vemos en la foto de abajo.
De su mano llegaron entre 1963 y 1965: Concurso y Pedro el negro, de Miloš Forman, Our Mr. Foerster died, de Ji?í Menzel, Hablemos de otra cosa, de V?ra Chytilová, Diamantes de la noche de Jan N?mec e Iluminación íntima, de Ivan Passer. Para resumir sus características temáticas y formales podríamos revertir una por una todo lo nombrado antes acerca del Realismo Socialista. Las historias abordan temáticas juveniles contemporáneas, individuales pero universales. Los conflictos eran amorosos y humorísticos, había mucho juego, humor e ironía pero no el reflejo de ninguna clase particular más que la juventud checa. El protagonista se trataba de forma individual incidiendo en sus particularidades, y los planos subjetivos volvían a dominar el desarrollo de la puesta en escena a la misma vez que aparecían secuencias oníricas (alucinaciones, sueños, fantasías). La estética no buscaba la corrección sino que se acercaba al exceso, las lentes deformaban la imagen, la luz inundaba una fotografía sobreexpuesta y el montaje jugaba con sus reglas pasando a ser de todo menos lineal. Solo había una pega, aún había que tener cuidado con el estado.
De cara a 1966 parecía que el gobierno de Novotný les había dado a sus artistas la mano y ellos le habían cogido todo el brazo. V?ra Chytilová, Jaromil Jireš, Ji?í Menzel, Jan N?mec y Evald Schorm adaptaron a Hrabal en Las perlas del fondo del agua, Miloš Forman entregó Los amores de una rubia y ¡Al fuego bomberos! (primer largometraje en color del país), Ji?í Menzel ganó el primer Oscar a Mejor Película Extranjera para Checoslovaquia con Trenes rigurosamente vigilados (también adaptación de Hrabal), Vera Chytilová obró un milagro artístico y feminista con Las margaritas y Jan N?mec (el tildado de enfant terrible de este grupo) comenzó el abordaje directo al estado socialista con La fiesta y los invitados, obra que recordaba al Kafka de El proceso. El ataque ya no era metafórico, la estética se acercaba al vanguardismo más extremo y no había más mensaje que la reflexión subjetiva y rebelde de las normas. Ninguna de estas películas era útil para “el deber social” que les tenía asignado el estado. Eran arte, no oficio, y el arte no tiene deberes. A la fiesta se sumaron cineastas checos más veteranos que ante este cielo abierto regalaron al mundo sus mejores trabajos en esta década. El maestro Otakar Vávra rodó Romance for Bugle y Martillo para las brujas; Oldrich Lipský las locas Happy End y Joa Kolaloca; Karel Kachyna hizo Carriage to Vienna; Jan Kadar y Elmar Klos consiguieron el segundo Oscar en dos años con La tienda en la Calle Mayor y František Vlá?il, entre La trampa del diablo y El valle de las abejas, hizo nada más y nada menos que Marketa Lazarová (considerada a día de hoy la mejor película de la historia de Checoslovaquia).
Aunque el ala más stalinista del gobierno intentó dar marcha atrás retrasando indefinidamente el estreno de Las margaritas, o intentando prohibir La fiesta y los invitados y El sol en la red, todo desembocó en la llegada de Alexander Dub?ek a la presidencia en enero de 1968, en lo que sería el principio de lo que hoy conocemos como Primavera de Praga. Los cineastas, junto con todo el pueblo checo, creyeron que sus cambios durarían. La censura había caído, las películas comprometidas se distribuyeron y se aprobaron proyectos como Alondras en el alambre de Ji?í Menzel y Oración por Praga de Jan N?mec. El nombre de esta última viene de lo que pasó el 20 y 21 de agosto, la conocida como Invasión de los tanques del Pacto de Varsovia. N?mec filmaba un documental sobre los cambios que se estaban produciendo en su país, modificaciones que se encaminaban hacia unas pequeñas elecciones democráticas en el seno del partido comunista checo, “socialismo de rostro humano” decían. Pero como se ve en el impresionante cortometraje documental, llegaron los tanques en medio de la fiesta y el rojo tiñó las calles. Alondras en el alambre, película que atacaba directamente la forzosa socialización de la sociedad checa tras la ocupación nazi, no se estrenó hasta pasada la Revolución de Terciopelo en 1990. Novotný volvió al poder en 1969 y se prohibieron la mayoría de películas desde 1962. La mayoría de cineastas se quedaron, aunque casi ninguno pudo emprender nuevos proyectos hasta bien efectuada la llamada Normalización, a partir de 1975. Sus obras tuvieron que luchar poco a poco y con susurros contra la estética que les imponían y que un día creyeron derrocada. Otros huyeron a Estados Unidos. Allí Miloš Forman alcanzaría el éxito absoluto con Alguien voló sobre el nido del cuco (1975), Amadeus (1984) y Man of the Moon (1999) y dejó de ser el cineasta de Los amores de una rubia.
Así de caprichosa es la Historia. La Nova Vlná fue cortada de raíz y su recuerdo y conocimiento sigue siendo escaso, casi inexistente, en el imaginario cinéfilo, crítico y académico de este país (de otros se puede hablar mejor pero de ninguno bien). Pero estamos de aniversario, de 1968 nada menos y no podemos dejar que unos tanques de hace medio siglo sigan saliéndose con la suya. Recordemos, veamos, compremos, descarguemos, distribuyamos, pirateemos (si es necesario) el cine de la Nova Vlná.
Me gustaaría saber si es posible conseguir el dvd de una película checa de esa época llamada «La reineta de oro». No sè quién la dirigió. Sólo recuerdo que nos marcó de manera muy fuerte a un grupo de chavales (chavales éramos entonces) que vivíamos rondando los cine forums y cualquier otro sitio donde pudiéramos ver buen cine de espaldas a la censura de la dictadura.
Buenos días, nos alegra mucho su comentario. Como intentaba decir en el artículo, normalmente cuando alguien ha conseguido ver una de esas películas no se olvida, lamentablemente se ven muy poco. Una de las razones es que la inmensa mayoría son imposibles de conseguir en DVD en el mercado español y, la gran mayoría, también son imposibles de conseguir en el mercado inglés. Si no fuese por los medios alegales diversos que proporciona internet hubiese sido materialmente imposible escribir este artículo desde esta época y desde España. Creo que la película a la que se refiere es Zlatá reneta (1965), dirigida por Otakar Vavra, director clave que nombro varias veces en el artículo. Aunque el título la Reineta de oro es correcto, apenas se utiliza ya que su nombre internacional en inglés es Golden Queen y, en consecuencia, en castellano ya se la denomina más como su traducción, La manzana de oro que como la reineta. Lamento no poder ayudarle a volver a visionarla. Lo único que se me ocurre es que utilice este archivo checo en donde sí se puede ver la película online o descargar como un servicio en vod. Puede que tenga que registrarse y la tendría que ver en checo sin ayuda de subtítulos o doblaje pero es la mejor posibilidad que le puedo dar. Aquí le dejo el enlace
https://ulozto.net/hledej?password=unsecured&q=Zlat%C3%A1+reneta