DOCUMENTAMADRID 2019: CORTOMETRAJES INTERNACIONALES
Explorando ideas
Fuera de convenciones y con multiplicidad de registros, la selección internacional de cortometrajes presentó ocho obras que construyen ideas a partir de apuestas formales. La articulación del lenguaje en algunos casos pivota sobre la imagen-isla – como los objetos rotando sobre sí mismos en Souvenir, o los destellos de luz en La bala de Sandoval – y en otros casos el lenguaje se cimienta en el testimonio y la oralidad – como en Lantsky Papa’s Stolen Ox y en Dans l’oeil du chien. Una programación muy fructífera en exploraciones estéticas pero menos poderosa en temas y narrativas escogidas.
Die Schläferin (The sleeper, Alexandra Gerbaulet, Mirko Winkel, Alemania, 2018)
El vínculo con Jeanne Dielman, 23 quai de commerce, 1080 Bruxelles (Chantal Akerman, 1975) respira al exterior de The sleepers, con la gran diferencia que en este cortometraje los espacios domésticos están vacíos de sus mujeres protagonistas y se presentan como naturalezas muertas, o quizás no tan muertas, porque todo está en marcha, lo único que se ausenta son los cuerpos. Una voz en off relata la vida de su abuela Margit, y luego de otra mujer, Irina, ambas dueñas de casa, madres, partícipes de matrimonios infelices, carentes de dormitorio propio en sus casas. La narración enumera los hechos como sin querer involucrarse, sin compadecer a sus personajes, pero lo sucedido adquiere emoción propia al revelarse, como Jeanne Dielman al esperar la muerte en su mesa de comedor, la lucha cotidiana de dos mujeres por un poco de empatía. (FL)
City of Children (Arantxa Hernández, Reino Unido, 2019)
La bruma del eterno retorno se materializa en la mente del espectador en contraste con la nitidez y claridad de la fotografía de City of Children. En el norte de Inglaterra hay una región en la que la infancia y la adolescencia están atrapadas en el día de la marmota. Entre bailes, boxeo, caballos, conversaciones intrascendentes y cigarrillos transcurren las vidas de niños y niñas cuyos futuros parecen suspendidos en otra esfera, inalcanzables. El acercamiento que ofrece Arantxa Hernández a esta realidad incómoda es el de una observadora cándida y humanista; dirige la mirada del espectador hacia un horizonte tierno, siempre niño, siempre eterno. (RG)
La bala de Sandoval (Jean-Jacques Martinod, Ecuador, 2018)
Viaje hipnótico de la vida a la muerte, o hacia lo que está entremedio de ambas, entre la luz y la oscuridad. Una voz en off nos cuenta la tragedia de un hombre baleado pero que sobrevive y debe cargar la bala en su interior por el resto de sus días. Las imágenes se van alternando entre ellas y la ausencia de sí mismas, entre los destellos de pequeñas estrellas de luz y el resplandor de la verdura tropical con textura fílmica, entre celuloide velado por la luz y formas digitales que recuerdan el latir de un corazón. El cambio constante de dispositivo intercalado por oscuridades revela un limbo audiovisual, un lugar entremedio de otros de difícil accesibilidad que permite el cine, como catalizador de momentos tan intangibles como el paso a la muerte, representado aquí de forma sensorial como plástica a la vez. (FL)
Dans l’oeil du chien (Laure Portier, Francia, 2019)
Laure Portier filma a su abuela en esta película. El proceso recuerda al de Nacimiento y maternidad (Tarachime, Naomi Kawase, Japón, 2006), ya que la cámara busca entre los pliegues de la decrepitud física sentidos para formular identidades (la de la directora, la de su abuela y la de su propia madre). Los secretos y las mentiras que debían aflorar en el encierro voluntario de ambas quedan frustrados por una enfermedad galopante que va matando a la anciana y de la que el espectador es testigo. Una vez Portier es consciente de que no tiene la rabia suficiente para cuestionar a la matriarca e insistir en el interrogatorio se abandona al amor y abraza su tristeza para homenajear a su abuela. La resistencia de la mujer obliga a la cineasta a cogerla de la mano y, entre lágrimas, decirle que ya es hora de marcharse. Tiene que morir para hacerla inmortal. (RG)
Lantsky Papa’s Stolen Ox (Lantsky papas moparuli xari, Elene Naveriani, Thomas Reichlin, Georgia, 2018)
Hay un mito, una historia casi fantástica que sobrevuela la memoria de los ancianos habitantes de Kisiskhevi, en Georgia: un hombre llamado Lantsky se volvió loco y desapareció en los bosques. Su familia se propuso sacrificar un buey, pero el animal fue robado por 4 jóvenes antes de la ceremonia, quedando malditos el resto de sus días. A partir de esta narración en voz en off, el cineasta posiciona su cámara de frente a distintos habitantes del pueblo, sobre todo parejas, para que cuenten lo que saben acerca de estos sucesos ocurridos en el pasado. Es así como la palabra oral se transforma en rumor, y cada personaje cuenta su versión de la historia, develando también su carácter. En paralelo, dos hombres buscan pistas recorriendo los lugares donde ocurrieron los hechos, como entregando una dialéctica entre los rumores y los secretos que se esconden entre los árboles del bosque. Este film plantea preguntas pero no entrega respuestas, ya que la mitología nace de cuestionamientos y no de certezas. ¿Qué historias perduran, la verdad escondida en el paisaje, o las historias construidas por cada transmisor oral? (FL)
Djo (Laura Henno, Francia, 2018)
Entre la oscuridad de un bosque en la noche y la luz artificial de unas linternas hay un hombre llamado Smogi y una jauría de perros. El relato tiene lugar en una isla de Mozambique. Smogi llama sin descanso a su amigo Djo, un perro con el que tiene una relación especial. La densidad de la vegetación, la solidez de la tenebrosidad nocturna, el movimiento de una cámara a la zaga de Smogi, los ladridos y sus ecos, la reverberación de los gritos y silbos de llamada a Djo, pintan un cuadro fantasmagórico poblado de elementos misteriosos y un tanto absurdos. La atmósfera generada invita a perderse en el exotismo y primitivismo de un cuento del ocaso que parece mito lejano, viaje sensorial y tiempo estancado. (RG)
Souvenir (Miriam Gossing, Lina Sieckmann, Alemania, 2019)
Al interior de un crucero que zarpa el océano nórdico, imágenes filmadas en 16mm de gruesa textura remiten a escenarios de luces artificiales, piso alfombrado, máquinas de casino, estancias vacías de presencia humana y una voz en off femenina que relata las impresiones recogidas de diversas parejas de marineros, testimonios de una espera, un observar a través de la imaginación. El motivo formal que reúne estas imágenes es la panorámica circular: a veces es la cámara quien describe este movimiento, a veces son los objetos, souvenirs de viajes que rotan en torno a su eje como mostrándose en un escaparate, acentuando una artificialidad que intenta captar el significado de un lugar pero que a ojos de quien lo recibe, no guarda ningún recuerdo en sí. La mirada y el objeto realizan el mismo movimiento develando así la sensación de quienes viven las aventuras del viaje sin participar en él, la ausencia de toda experiencia atrapada en un recorrido mental. (FL)
The Fear of Dying in Transit (Ian Purnell, Alemania, Suiza, 2018)
El túnel de base de Gotthard (Suiza) sirve a Ian Purnell para elaborar una metáfora sobre la sociedad hipertecnológica. En las cavidades subterráneas que forman la red de pasillos y cámaras que asisten al túnel ferroviario más largo del planeta hay gente que celebra cada paso nuevo, mientras que en la superficie hay personas que se someten a sesiones de hipnosis para enfrentarse al miedo de estar bajo tierra. La película está vertebrada sobre unos planos de composición calculada que acaba por asfixiar cualquier reducto de naturalidad y espontaneidad. Se trata de un film autocomplaciente y redundante, la obra de un cineasta que duda de la inteligencia del espectador. (RG)
- Premio del Jurado: La bala de Sandoval y City of children.
- Mención Especial del Jurado: Lantsky Papa’s Stolen Ox.