DEMONIC
Cyber, sin el punk
Neil Blomkamp vuelve al cine después de un hiato de casi seis años con Demonic (2021), que además supone un cambio de género radical en lo que a sus propuestas se refiere. Una trama de posesiones demoniacas, proyecciones virtuales y mercenarios eclesiásticos no son suficientes para una película que se desvía demasiado de la zona de confort del director y guionista sudafricano.
Se nota que Demonic ha sido una película que para Blomkamp ha sido difícil de financiar. Más aun teniendo en cuenta que su proyecto para Youtube (y más tarde llevado a Netflix) OATS Studios (2017-2021) debía ser una plataforma de visionado de cortos y conceptos que más tarde podrían haberse adaptado a un formato de largometraje. Aun así, Demonic no sale de ninguno de estos cortos, y es financiada en gran medida por el propio Blomkamp. Una maniobra suicida que, si bien es igual de encomiable que la de veraniega Maligno (2021) -en la que James Wan gastó gran parte de sus beneficios personales tras haber dirigido Aquaman (2018), para hacer una película marciana y extravagante-, Blomkamp está demasiado lejos de su área de trabajo para crear algo por lo menos memorable.
El mayor problema de Demonic es que, en una duración ya bastante dilatada, no llega a encontrar nunca su propósito final. Hay secuencias en mundos virtuales que se antojan ambiciosas, pero nunca se recrean demasiado en ellas. Las imágenes distorsionadas, analógicas, las máquinas imposibles, el horror médico… todo ello devuelve recuerdos de los momentos verdaderamente terroríficos de su District 9 (2009), pero sin la mala baba ni las ganas por desahogarse y gritar. Algo que incluso en su desafortunada Chappie (2015) mantenía, con aquel aspecto de pieza contracultural y reaccionaria. Demonic tiene muy poco que decir, ni nada que hacer al respecto.
La subtrama de posesiones demoniacas y exorcistas militares parece pedir a gritos una ambientación general más cercana a sus anteriores películas; ciencia ficción descabellada, sucia, mensaje político (o religioso) muy on the nose, pero que queda resultón con esa ambientación tan descarada. Demonic tiene casi todas las partes de la maquinaria, pero le falta un sentimiento activista que Blomkamp parece haber rechazado desde sus dos anteriores películas.
Por contentar o por no mojarse, parece haberle cogido miedo a ese cyber tan punk que desprenden unos primeros trabajos que, mejores o peores, eran más fieles a su firma. Demonic falla porque prefiere ser un corto de OATS a gran escala, pero sin siquiera los medios para alcanzar semejante visión. Los proyectos de esta iniciativa son principalmente cartas de presentación con altísimos valores de producción, mucho mayores que los de la propia película. Se hace incómodo ver a un director que, claramente ha tenido en su mano los medios y el dinero para hacer algo grande, tropezar en una película que está bien lejos de su elemento.
Demonic (Neil Blomkamp, Canadá, 2021)
Dirección: Neil Blomkamp /Guión: Neil Blomkamp /Fotografía: Byron Kopman /Música: Ola Strandh /Reparto: Carly Pope, Chris William Martin, Michael J. Rogers, Nathalie Boltt, Terry Chen, Kandyse McClure, Quinton Boisclair