ÚLTIMA NOCHE EN EL SOHO
Monumento a la nostalgia
En la secuencia inicial de Última noche en el Soho (Edgar Wright, 2021), Thomasin McKenzie se aparece en sus propias ensoñaciones, bailando y cantando al ritmo de la música retro que tanto le gusta, luciendo vestidos de su propia creación. Es, a la vez, una declaración de intenciones por parte de Wright y un aviso de lo que va a ser la película: una suerte de fantasía hecha realidad y una advertencia sobre los peligros de la nostalgia.
A menudo es obvio encontrar la faceta de parábola en esta historia de terror y viajes en el tiempo que se las ve con temas algo delicados, pero es quizás esa misma condición de cuento con moraleja lo que termina de poner a la película en su sitio. Wright ha hecho quizás su película más naif, más inocente, y eso que ni siquiera es posible catalogarla en su subgénero por antonomasia; la comedia. Es una experiencia amarga, pero rodeada de personajes enternecedores y momentos musicales que saben cuándo tornarse de coquetos a aterradores. Quizás sea ese aspecto tan evidente por parte de Wright de hacer de esto algo tan suyo, lo que genere algo de rechazo. Pero cuando la cursilería está a la orden de prácticamente toda la cinta, esa intención fanfiction es más que entendible. De hecho, se hace hasta entrañable.
Es bonito que una pasión por algo tan específico sea plasmada de manera tan literal a través de marquesinas de cines de la época, recreaciones de vestidos, vinilos de música o un antiguo apartamento. De nuevo, la capacidad de que la película sea más bien un pasadizo por el que el cineasta viaje a una época idealizada nunca se esconde, y ayuda a que uno se maraville por semejante sentimiento de idolatría. Y todo esto, todo lo que rodea a esta suerte de nostalgia, es en su núcleo, rabiosamente british.
Porque si de algo se le va a pintar a esta película por vestir colores de neón rojo y azul va a ser de Giallo, y nada más lejos de la verdad. Última noche en el Soho está más cerca de ser una historia del paranormal británico más actual, tipo Inside No. 9 (Reece Shearsmith y Steve Pemberton, 2014 – actualidad ), que de cualquier slasher italiano, de hoy en día, o pretérito. Principalmente, por abrazar tan desvergonzadamente una subtrama de fantasmas que apenas se explica o siquiera se resuelve, cosa que en el Giallo sería algo impensable.
Más aún teniendo que en cuenta que la película sigue un referente que se hace muy evidente, ya que en varias ocasiones Wright ha expresado su fervor hacia la misma. Porque si hay otra que ya trate el tema del viaje a Londres de un extranjero, que empieza a ver fantasmas esqueléticos que le acosan por doquier, es Un hombre lobo americano en Londres (John Landis, 1981), y sería más apropiada para colocarla en una filmografía dedicada casi por completo a homenajear el cine de género inglés.
Última noche en el Soho (Last night in Soho, Reino Unido. 2021)
Dirección: Edgar Wright / Guion: Edgar Wright, Krysty Wilson-Cairns / Producción: Tim Bevan, Edgar Wright, James Briddle, Eric Fellner / Música: Steven Price / Fotografía: Chung-hoon Chung / Montaje: Paul Machliss / Dirección artística: Marcus Rowland, Victoria Allwood / Reparto: Thomasin McKenzie, Anya Taylor-Joy, Diana Rigg, Rita Tushingham, Michael Ajao, Synnove Karlsen, Matt Smith, Terence Stamp
Pingback: The Sparks Brothers de Edgar Wright - Revista Mutaciones
Pingback: Scott Pilgrim: entre el comic y la película. Revista Mutaciones
Pingback: El mejor cine de 2021. Votaciones individuales - Revista Mutaciones