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THE CURSE

Un camello por el ojo de una aguja

De entre los cientos de trillados tópicos que han copado las tramas de la industria audiovisual en su breve historia, encontramos en los más destacados la crítica social. Mayoritariamente, las obras que llegan al gran público se recrean en una atufada hipocresía, proveniente de altas esferas, que venden un producto de revolución desde la clase social baja, sin atender ni personificar a esos que se sientan en los cómodos sillones y que, “paradójicamente” -entre muchas comillas-, son impulsores de estas películas y series. Cintas como V de Vendetta (V for Vendetta, James McTeigue, 2005) se tornaron en el producto de marketing que la propia idiosincrasia de la idea original rechazaba. El subgénero demandaba una vuelta de tuerca. Y si pensamos en un creador que está rompiendo moldes en estos últimos años, se tiene que atender a Nathan Fielder.

Fielder, cara visible en segundo plano en sus incursiones en la comedia, ha destacado más con sus trabajos propios como creador, significándose su propia hierática interpretación como pieza indisoluble de un particular estilo autoral. Los ensayos (The Rehearsal, 2022) y Nathan for You (2013-2017) se identifican con un sello de documental autoconsciente, parodia fidelísima del estilo reality norteamericano exportado a nivel mundial -cada vez más bizarro y disparatado-. Bajo esa condición, la cámara actúa de narrador-testigo, lejano a la acción, pretendiendo que los personajes no se vean involucrados y que el espectador, desde su casa, sea un simple observador que presencia una situación, ajena a un guion establecido. Dentro de esta propuesta, Nathan se sitúa como un personaje inseguro, pero con una ambición inherente.

The Curse. Revista Mutaciones - 1

Una vez establecidos los cimientos de una ficción paródica y autoconsciente, Fielder abandona el falso documental, manteniendo la estética que le había funcionado en sus anteriores proyectos, para construir un relato, ahora sí, puramente ficticio en The Curse (2023). Sin embargo, estos elementos que lo han hecho característico son un acicate idóneo para que el espectador compre esa crítica social y viva sus personajes, incluso los vea representados en gente de sobra conocida. El matrimonio Siegel, que forman Whitney –Emma Stone– y Asher -el propio Nathan-, asienta desde sus primeras interacciones unos ideales filantrópicos, en el proceso de rodaje de un docurreality en el que ayudan a un barrio pobre a crear comercio y puestos de trabajo. Todo ese honorable decorado, sujeto con finos mimbres, está auspiciado por el dinero heredado de Whitney, que, como buena filántropa, se encarga de mover los hilos que están a su alcance para crear un descabellado proyecto inmobiliario en ese mismo barrio marginal, con la premisa de que sus viviendas son eco-sostenibles.

El valor en la propuesta de Fielder llega a la hora de afrontar el enfoque de sus personajes. En cómo nos muestra su disposición frente a cámara, su actitud fuera de ella y, sobre todo, sus reacciones en privado. Tanto el matrimonio Siegel como el director del reality, Dougie –Ben Safdie-, se encuentran en una posición social privilegiada. Para ellos, existe una jerarquía no escrita en su comportamiento con todas las personas, que condiciona sus relaciones con el resto. Cada situación que los compromete roza el ridículo y el absurdo, pero Fielder marca la línea y permanece en una incomodidad tan pura que es dolorosamente realista. La primera escena define esas intenciones, en la que Dougie fuerza un panorama grotesco, alejado de la verdad que pretenden reflejar, al humedecer y soplar en los ojos de una enferma de cáncer para que parezcan lágrimas. Nathan deja claro desde el primer segundo lo artificial de la postura filantrópica y la falsedad que se esconde tras el reality.

El desarrollo de los acontecimientos va acompañado en todo momento de un punto de magnanimidad por parte de los protagonistas, ricos comprometidos que conducen un Tesla, que decoran su fingido altruismo en opulencia, mediante casas pasivas -como las define Whitney- que reflejan más la necesidad de ésta por destacar como artista que la caridad eco-sostenible de la que pretende presumir en su documental. Whitney, forzando a Asher a acompañarla en todo ello, representa esa postura de aparente piedad que caricaturiza tan bien a esta clase social americana. En palabras de Bo Burnham:

¿Por qué vosotros, gente blanca y rica, insistís en ver cada conflicto socio-político desde la miópica lente de vuestra propia auto-realización? Esto no trata sobre vosotros.

Bo Burnham: Inside (Bo Burnham, 2021)

The Curse. Revista Mutaciones - 2

Emma Stone, para su cometido, se mete en la piel de hasta cuatro personajes diferentes, representados únicamente en Whitney, dependiendo del contexto social en el que se encuentre: la pose filantrópica frente a cámara, la actitud infantil con sus padres, la falsa modestia complaciente con sus amigos -que se aprovechan de ella- o la desaparición de esa máscara frente a Asher en privado, con quien cada gesto de complicidad carece de valor si nadie más puede presenciarlo -véase el momento sudadera en el tercer episodio-. Whitney juega su papel de puertas para fuera, borra comentarios de redes sociales si la dejan mal, usan un embarazo para beneficiarse socialmente de los demás, se relaciona con nativos sólo por intereses y trata con velado desprecio a sus inferiores. Destacando el momento en que regalan una casa esperando, a cambio, una gratitud que no llega y que la descoloca. Todo ello desde esa óptica casi voyeur en cada uno de los planos, que altera su intimidad y la expone delante del espectador, para no restar la confianza de quien se cree que nadie la ve cuando está sola.

Dougie representa un estilo de vida más cercano a la fanfarronería. Petulante y completamente irresponsable de sus actos, cada escena que protagoniza funciona por sí misma en un contexto de sketch que roza la autoparodia. Su primera cita, en la que cuenta el accidente en el que perdió a su mujer, o cuando despierta en medio de la nada con tres coches distintos, funcionan como alivio cómico en su actitud altiva y presuntuosa, que se contrapone a la fachada autoimpuesta por sus compañeros de reparto.

The Curse. Revista Mutaciones - 3

Asher, por el contrario, es influenciable, inseguro, contraimagen de ese personaje creado por Fielder, que saca su lado oscuro por las presiones externas de su esposa y su amigo Dougie, y que simboliza el evidente complejo de hombre adinerado con pretensiones. Palpable de manera explícita por el tamaño de su miembro, del que se incomoda en esa primera toma de contacto con su suegro, que le confiesa que comparte su condición, pero que presume de su gran autoestima ante el mismo, aludiendo implícitamente al orgullo de pertenecer a esa clase social arrogante de la que cada personaje hace gala a su manera.

Si las primeras secuencias de la ficción transitan una actitud impostada, forzada a caer bien desde una perspectiva de clases superior, al final del episodio uno, Fielder introduce un sello personal en forma de actividad paranormal: una maldición –la curse a la que se alude en el título de la serie de una niña tras una de esas escenas falseadas para su documental. Durante los diez capítulos que dura The Curse, la inquietud de Asher con este elemento deriva en una obsesión tendente a culpar de todos los problemas a esta maldición, que queda plasmada figuradamente pero que se entiende como una efigie metafórica de la imposible redención de esa clase privilegiada. Esa idea de que existe una maldad disimulada tras esos buenos actos y apariencias, procedentes de un estamento que no los contempla si no es para sacar rédito de ellos, y que, ante la incapacidad de salvar sus perversas intenciones, acaba con una inexorable y divina purga por todo lo alto.

 


The curse (EE.UU., 2023)

Dirección: Nathan Fielder, Nathan Zellner, David Zellner / Creador: Nathan Fielder, Benny Safdie / Guion: Nathan Fielder, Benny Safdie / Producción: Joshua Bachove, Ronald Bronstein, Nathan Fielder, Ali Herting, Carrie Kemper, Dave McCary, Ravi Nandan, Alli Reich, Benny Safdie, Josh Safdie, Emma Stone, Kaitlin Waldron, Inman Young / Fotografía: Maceo Bishop / Música: John Medeski / Reparto: Emma Stone, Nathan Fielder, Benny Safdie, Hikmah Warsame, Christopher D. Calderon, Barkhad Abdi, Oscar Avila, Nizhonniya Austin, Sidni, Edward Martinez, Samantha Ashley, Dahabo Ahmed

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