THE BEAST (LA BESTIA)
Resquicios de la imagen contemporánea
En el libro Las tres eras de la imagen (2010), José Luis Brea estudia la transición de los modos de representación a lo largo de la Historia del Arte en relación con el cine, centrándose en la hibridación de lo digital. En ese punto, mímesis y reproducción se fusionan y logran que todos los tipos de imagen convivan en un sistema que suprime la ilusión de realidad. La aproximación que hace Bertrand Bonello en The Beast (La bestia) (2023) es similar desde su primera escena. En ella, el director enfrenta al espectador y a la protagonista a un croma vacío, uno de los soportes que caracteriza el cine en la era digital y que reaparecerá a lo largo del metraje para poner en duda todo lo mostrado. La película, que parte del relato de Henry James –La bestia en la jungla (1903)-, abandona rápidamente la pretensión de fidelidad y transforma la historia de amor de Gabrielle y Louis en una suerte de ensayo sobre la evolución de las formas de la imagen y su relación con el mundo actual. La bestia de la novela, que ya no puede acechar en una jungla metafórica, se configura -como todos los miedos y las fantasías que aparecen en el cine contemporáneo- en una pantalla verde atemporal, un espacio neutro de lo irreal en cuyo seno lo fantasmal solo puede adquirir una forma concreta en la postproducción.
El film se ancla en una premisa distópica en el París de 2044, un futuro cercano en el que la inteligencia artificial ha sustituido de forma generalizada a los humanos; estos han optado por someterse a una ‘purificación’ de su ADN con el objetivo de eliminar su capacidad emocional. Gabrielle se mueve en medio de esta sociedad que sufre un grave aumento de las enfermedades mentales y vive aletargada en una repetitiva evocación de la nostalgia (a través de discotecas concebidas como espacios lyncheanos que reconstruyen la experiencia de los años 60, 70 u 80). En el proceso psicológico al que se somete la protagonista, Bonello explora los temas más cercanos a la obra original: la búsqueda de un amor ‘siempre verde’ -«Evergreen» de Roy Orbison reaparece como canción principal en distintos momentos-, la dolorosa y eterna espera por el amor verdadero –Madame Butterfly (Giacomo Puccini, 1904) es la ópera a la que asisten Gabrielle y Louis en 1910- o el miedo a la catástrofe como experiencia universal de la humanidad.
The Beast (La bestia) establece una clara línea de continuidad formal con Coma (2022), donde Bonello utilizaba el contexto específico de la pandemia para explorar la convergencia de los múltiples soportes imaginarios en los que se adentraba una adolescente y la confrontación entre lo real y lo virtual en el día a día. Aquí juega de la misma manera durante todo el metraje con combinaciones de distintos tipos de imágenes y recursos visuales que problematizan la relación del ser humano con la tecnología, la manipulación de la información y la vigilancia en el presente. El constante cambio de formato, que se divide en tres fases correspondientes a las tres épocas que recorre la película -1.85:1 en 35mm (1910), 1.85:1 en digital (2014) y 1.33:1 en digital (2044)- traduce la deshumanización progresiva del mundo en el que se mueven los personajes, abandonando el tacto y la calidez del celuloide de principios del siglo XX para sumergirse en la frialdad compresiva del digital en la distopía futura. Con el amor como tema principal del relato, Gabrielle observa sus vidas pasadas, en las que irrumpen el glitch, los rebobinados, las cámaras de seguridad o el vlog cortando súbitamente la acción. De esta manera, se cuestiona de diversas formas si esta deslocalización de la imagen actual permite al cine continuar siendo un espacio de representación de lo real.
En una obra que se pregunta por la vigencia del cine presente y futuro, Bonello no abandona la sensibilidad de la obra de Henry James y captura, en una mezcla entre melodrama, thriller y ciencia ficción, una serie de imágenes que, si bien radiografían la actualidad representativa del cine, poseen en la misma medida un gran poso emocional. El director construye un mundo sumido en una crisis de certezas y un abandono de los referentes artísticos y humanos del pasado para reflexionar, precisamente, sobre el problema de la representación de los grandes temas literarios (el amor) desde el imaginario actual. La amiga de Gabrielle le dice por teléfono: “Todas las grandes novelas son fantasía”. Parece, por tanto, como si la bestia que se cierne sobre la protagonista, cognoscible en la conclusión del relato original, se haya diluido en The Beast (La bestia) y haya quedado definitivamente velada en la amalgama de imágenes que pueblan la pantalla contemporánea para preguntarse, a fin de cuentas, si el cine puede seguir otorgando respuestas.
The Beast (La Bestia) (Canadá-Francia, 2023)
Dirección: Bertrand Bonello / Guion: Bertrand Bonello, Guillaume Bréaud, Benjamin Charbit (Libro: Henry James) / Producción: Bertrand Bonello, Tatiana Bouchain, Ron Eli Cohen, Xavier Dolan, Olivier Gauriat, Nancy Grant, Alexandre Mattiussi y Justin Taurand / Música: Anna Bonello, Bertrand Bonello / Fotografía: Josée Deshaies / Montaje: Anita Roth / Reparto: Léa Seydoux, George MacKay, Guslagie Malanda, Dasha Nekrasova
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