NOP
Jordan Peele, fuera del terror
En tan solo media década, Jordan Peele se ha posicionado como una de las voces más interesantes en el mercado del blockbuster que busca salirse un poco de la norma. Siguiendo una fórmula parecida a la de M. Night Shyamalan, otro asiduo del fantástico que también suele levantar pasiones –tanto para bien como para mal-, Peele parece sentir especial predilección por películas construidas alrededor de un cambio radical en las convenciones del género. Un género que, a menudo, suele servirle como catapulta para acercarse a un cine más comprometido. Déjame Salir (2017), su primer largometraje, se presenta como un thriller de secuestros modélico, para acabar en un tercer acto que entra en el terreno de lo que sería más propio de una cinta de horror médico para así hablar sobre el racismo que se abre paso hasta en los ambientes más moderados. Sin embargo, en Nop (2022), a pesar de recuperar una fórmula equivalente a la de sus dos anteriores películas, parece querer trastocar la propia naturaleza del giro de guion.
Esta marca de la casa, que hasta ahora ha sido para Peele una herramienta de subrayado para el subtexto de sus narrativas, será en Nop una parte más del propio planteamiento de su propuesta: los hermanos Haywood sospechan que un OVNI está acechando su rancho, y creen que podría haber sido el causante de la violenta muerte de su padre. A medida que avanza su investigación y los avistamientos, descubren que lo que está causando estragos en el valle no se trata de un platillo volante, sino de una criatura extraterrestre. La película empieza y acaba con el mismo espíritu a pesar de su giro, la jugada es exactamente la que uno fuera a esperar. En parte, esta es la cinta menos subversiva de Peele. Lo cual, paradójicamente y por extensión, hace que sea a la vez su trabajo más sorprendente hasta la fecha. Antepone la “familiaridad” en manos de un cineasta que, hasta ahora, ha hecho de la sorpresa su mayor baza.
Se ha comparado a Nop con otras monster movies del estilo Temblores (Ron Underwood, 1990) o Tiburón (Steven Spielberg, 1975) por las similitudes en su planteamiento del terror como una especie de manual de supervivencia: no perder de vista las boyas de Tiburón o no mirar al monstruo a los ojos en Nop. Son recursos fáciles de reproducir, pero lo realmente memorable de estas películas es un núcleo emocional. Una sensibilidad abierta y sincera propia del blockbuster veraniego, pero tan fácilmente desechable en pos del cinismo de un cine de género que no siempre debería acercarse al horror inabarcable que sus monstruos pudieran sugerir. Nop no solo funciona como subversión de las convenciones que Peele parece haber adoptado con su joven carrera como cineasta, sino también como consolidación de un autor capaz de entender y recrear un cierto afecto que puede llegar incluso a resultar tierno.
Aún con todo, sería algo osado atribuir estos méritos solamente a Nop, porque todas estas virtudes pueden rastrearse fácilmente a lo largo de sus tres películas. La relación familiar que se une a través de las miradas ya estaba en Nosotros (Jordan Peele, 2019), afrontar el terror más inmediato a través del humor ya lo propuso en Déjame Salir… Son estos, además, unos formalismos inherentes a un léxico popular (de nuevo, el cine blockbuster de Amblin como referencia), que con tanta soltura Peele ha sabido llevar a un terreno tan autoral, tan propiamente suyo.
Nop (Nope, Estados Unidos, 2022)
Dirección: Jordan Peele / Guion: Jordan Peele / Producción: Universal, Monkeypaw Productions / Fotografía: Hoyte van Hoytema / Música: Michael Abels / Montaje: Nicholas Monsour / Diseño de producción: Ruth De Jong / Reparto: Daniel Kaluuya, Keke Palmer, Brandon Perea, Michael Wincott, Steven Yeun, Keith David