LIBERTÉ
Con nocturnidad y alevosía
«Un poema sobre la noche; una noche que es a su vez todas las noches». Así explica Albert Serra su última creación ante el desconcierto que su extraña y misteriosa obra ha provocado tras su estreno. Alejada de toda convención, de toda norma, la película se distancia del relato ortodoxo para elaborar una mirada singular y única que cuestiona la temporalidad fílmica y sus modos de representación, así como el papel del espectador, redefiniendo la verdadera naturaleza de las imágenes que vemos.
Aburrido de las temáticas habituales del imaginario contemporáneo, el director catalán prefiere rescatar épocas y designios del pasado mítico e ideológico (los universos literarios del Quijote, Casanova o Drácula; la ciencia y el racionalismo del Siglo de las Luces vs. el esoterismo y romanticismo del XIX) que reformula para crear sus conceptos inspiradores. En todo su cine hay una búsqueda de una idea intuitiva que sobrevuela y tamiza toda la narración, posibilitando que sus conceptos predominen sobre el espíritu de la obra. El resultado final es el de estar imbuido en una especie de atmósfera exótica y ajena, insólita. Esta atmósfera de sueño febril, casi que pesadillesco, se disemina en Liberté hacia el espacio indómito e íntimo de la noche, recreando una lógica particular atravesada por la pulsión y el deseo. Esta lógica interna de esta noche-oscuridad irá empujando y transformando a sus personajes -unos nobles aristócratas libertinos- a ser siervos de sus instintos más primarios y más bajas pasiones, señalando e infiriendo una perversa correspondencia entre ésta y todas las demás noches, igual de estériles, igual de caducas. Lo esotérico de este poema nocturno escrutará directamente al espectador, en un deseo por actualizar la decadencia de otras sociedades (en este caso, la del S. XVIII francés) con la ausencia de evolución de la época actual.
De significado no tan oculto, esta interpelación directa al espectador se hace más evidente en la relación voyeurística que este entabla con la película, configurando toda una tesis metalingüística y renovando por completo el discurso, también, metacinematográfico usual: el público observa a unos personajes que a su vez observan una realidad sexual, con la que mantienen un vínculo voyeur (son observadores observados), y donde tales escenas prohibidas son a su vez observadas por el espectador en la sala, cumpliéndose y cerrándose así el ciclo. Estas estampas orgiásticas, de lo más bizarras y variopintas, y carentes de toda lógica ética, camuflan y encierran una naturaleza atroz: todas ellas son llevadas a escena desde las pulsiones reales de sus ejecutores. Nos encontramos, pues, ante una especie de performance que reinventa los códigos del propio cine y de su género al convertirse en obra multidisciplinar, donde no hay representación y donde los actores son arrastrados por el azar, abandonados a la fatalidad de su suerte por el propio dispositivo que formula Serra en sus rodajes. Este destino trágico, obsceno y cruel por el que transita la cinta pretende dos cosas: en primer lugar, revelar la fragilidad y la vulnerabilidad de la desnudez del propio cuerpo (sus deseos y necesidades) junto a la de los propios actores -en palabras del propio Serra-, que casi nunca son profesionales y, en segundo orden, poner a prueba nuestra capacidad de resistencia como espectadores.
Este escrutinio voluntariamente a examen, que explora los límites de nuestra mirada como espectador, responde a una actitud contestataria (y no a una provocación gratuita) más propia de un artista de la vanguardia clásica de principios del XX o de la rebeldía artística de los ‘60, pues encierra un subrayado posicionamiento antiacademicista digno de valentía y merecedor de valorar en un arte contaminado por el cliché y la relatividad de la verdad. Fuera de estas contaminaciones se encuentran artistas como Albert Serra, Warhol o Pasolini, creadores libres que no han traicionado nunca sus obsesiones personales ni sus constantes cinematográficas, pero de alguna manera, proscritos o condenados por un tiempo que no los entiende, y que es necesario reivindicar por su ofrecimiento verdadero, rompedor, genuino.
Liberté (Albert Serra, Francia/ Portugal/ España, 2019)
Dirección: Albert Serra / Guion: Albert Serra / Producción: Andergraun Films, Idéale Audience, Rosa Filmes / Fotografía: Artur Tort / Montaje: Ariadna Ribas, Albert Serra, Artur Tort / Música: Jordi Ribas / Reparto: Helmut Berger, Marc Susini, Baptiste Pinteaux, Iliana Zabeth, Laura Poulvet, Lluís Serrat, Alexander García Düttmann, Théodora Marcadé, Xavier Pérez, Francesc Daranes, Câtâlin Jugravu, Montse Triola, Zafira Robens.