JUNGLE CRUISE
Carrusel de aventura y croma
Los años pasan y en Disney todo sigue igual. La compra-venta de estudios, derechos y personajes la definen como la oligarquía cinematográfica que marca el tempo de la cartelera blockbuster con sus cintas de superhéroes y proyectos de animación. En medio de ambas siempre se podrán encontrar películas “medianías”, aquellas que “solo” tienen un presupuesto de 200 millones de dólares. Películas de aventura cuyo mayor interés es la creación, en este caso recreación, de entornos exóticos (con la siempre divertida distorsión de las culturas autóctonas), actores reconocibles y set-pieces de ridiculez y excesiva acumulación de efectos digitales. Jungle Cruise (2021, Jaume Collet-Serra) no es sino obvio un wannabe de lo que propuso hace dos décadas Piratas del Caribe, maldición de conquistadores españoles incluida.
Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra (2003) fue la primera atracción del parque temático de Disney en gozar de una adaptación al celuloide. Con Gore Verbinski a los mandos (o al timón) y ofreciendo una fresca ida y venida de personajes estereotípicos inmersos en un nuevo mundo de anarquía y diversión pirata encarnada en la figura de Jack Sparrow. El viaje por el río Amazonas que propone Collet-Serra hace uso de recursos archiconocidos: el leitmotiv musical con el que James Newton Howard aboca al espíritu aventurero de He’s a Pirate (Hans Zimmer); el tira y afloja romántico entre los dos protagonistas que sube y baja en función de lo que precise el guion; y el doble juego de antagonistas humanos (todo lo humano que pueda ser un nazi) y villanos paranormales.
Hay algo de anacrónico en la forma que tiene Jungle Cruise de definir su estética. Este es un mal que lleva atormentando al blockbuster “de época” desde que el croma ocupó el lugar del rodaje en localización. El mismo vestuario, jerga y dinámica entre personajes, que podrían recordar a la totémica (y obvia referencia) La reina de África (1951, John Huston), chocan de frente con un paisaje selvático digital de aspiración a veces hiperrealista, a veces más fantasioso. Un factor con el que Collet-Serra juguetea sin complejos, como puede verse en la escena de presentación del personaje de Dwayne “The Rock” Johnson, capitán de un ferry turístico que escenografía con artilugios prácticos un exagerado recorrido por el Amazonas para los crédulos clientes extranjeros.
Para el espectador, Jungle Cruise es un viaje reconocible formalmente y reincidente en fórmula narrativa. Sin embargo, es innegable que este tipo de películas, accionadas por uno o varios macguffin y cargada a hombros por el carisma de sus protagonistas, resulta en algo tan puro e inmutable en el tiempo que pedirle ser algo más iría en contra de su misma naturaleza. Un cine en el que la suspensión de la incredulidad es un requisito incuestionable cada vez más complicado de cumplir por la facilidad inherente de romper el hechizo del croma y el efecto digital.
Jungle Cruise (Estados Unidos, 2021)
Dirección: Jaume Collet-Serra / Guion: Glenn Ficarra, John Requa y Michael Green / Producción: John Davis, Beau Flynn, Dwayne Johnson, Dany Garcia, Douglas C. Merrifield, Hiram Garcia, John Fox y Scott Sheldon / Música: James Newton Howard / Fotografía: Flavio Martínez Labiano / Reparto: Dwayne Johnson, Emily Blunt, Jesse Plemons, Edgar Ramirez, Jack Whitehall, Paul Giamatti, Dani Rovira, Quim Gutiérrez y Veronica Falcón