JEANNE DU BARRY

La suntuosidad como parálisis

Jeanne du Barry, la nueva película de Maïwenn, narra la historia de una mujer que, a través de su inteligencia, encanto y atractivo, logra ascender a los escalones más altos de la sociedad hasta llegar al rey Luis XV y, por supuesto, enamorarlo hasta el desorden y la locura. Sin embargo, aunque el punto de partida nos pueda recordar a la fastuosa y deslumbrante Eva al desnudo (1950) de Joseph L. Mankiewicz, nos encontramos ante una narración diferente, tanto por su protagonista, claro está, como por la deficiencia semiótica de la película con la que se inauguró el Festival de Cannes de este año.

La película de Maïwenn sigue una línea neutra, resultando mediocre en su tratamiento y aburrida en su forma, ya que el intento de innovación o, si más no, de coherencia con el lenguaje cinematográfico resulta insuficiente en comparación con las expectativas que se generaron en su momento. Es decir, nos encontramos ante una propuesta sustitutiva, pretenciosa, pomposa y edulcorada que se desarrolla siguiendo unas pautas que cualquier escuela de cine podría tomar como modelo para sus aprendices de primer curso. Por ejemplo, el uso de los espacios: a pesar de su magnanimidad y posibilidades narrativas, resulta plano en su enfoque y solo brilla por su exceso en cuanto al decorado, pero no en lo referente película sus formas. Y la falta de atrevimiento se ve en todos los ámbitos, desde ese recién mencionado hasta la supuesta química que deberían tener los protagonistas.

Jeanne du Barry - Crítica Mutaciones

El largometraje muestra un esteticismo vacío, aunque este término no esté directamente relacionado con el filósofo T. H. Adorno, el padre fundador de la Escuela de Frankfurt, me lleva a pensar en algunos de sus planteamientos. T. H. Adorno, pues, defendía que cuando el esteticismo cae en su vertiente consumista, es decir, con el deseo de exposición, el arte se defrauda a sí mismo. En cualquier caso, este esteticismo vacío le sucede a Jeanne du Barry, ya que le interesa más el canon que la innovación, el aplauso al lenguaje, lo certero a la duda y el ornamento a lo coherente. Y, claro, como tantas otras obras, termina por ser un producto sin pretensión individual, y destinado a la masa, como bien diría José Ortega y Gasset.

Por otro lado, como bien sabemos, el filme cuenta con Johnny Depp como arma de doble filo, ya que su figura pública no está exenta de debate, a pesar de la resolución jurídica. Sin embargo, procurando no alimentar aún más la polémica, nos dedicaremos a hablar de su actuación. Aunque el papel no sea el que más le favorece, sí que consigue interpretar con una gestualidad cercana a la de Buster Keaton y que, en este caso, intencionado o no, parece crear un doble juego entre la figura de rey y el propio actor; sus manías y formas se apoderan, dando personalidad al papel.

Sin embargo, la figura de Depp y su papel no salvan la película, ya que sin aquello que verdaderamente le falta, es decir, lo propio que hace que el cine sea cine, cualquier obra está destinada a no perdurar más allá del circuito de su año.

 


Jeanne du Barry (Francia, 2023)

Dirección: Maïwenn/ Guion: Maïwenn, Teddy Lussi-Modeste, Nicolas Livecchi/ Producción: Why Not Productions, France 2 Cinéma,France 3 Cinéma, La Petite Reine, Impala Productions, Les Films de Batna, IN.2 Film, Les Films du Fleuve / Montaje: Ascen Marchena/ Fotografía: Laurent Dailland/ Música:Stephen Warbeck/ Reparto: Maïwenn, Johnny Depp, Benjamin Lavernhe, Melvil Poupaud, Pierre Richard, Noémie Lvovsky, Pascal Greggory, India Hair, Robin Renucci, Marianne Basler, Suzanne De Baecque

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