MANTÍCORA

Monstruos y Electras

La mantícora es un monstruo híbrido: cuerpo de león, cola de escorpión o de dragón y, tal vez lo más perturbador de todo, cabeza humana. Es capaz de envenenar a sus víctimas para paralizarlas y devorarlas. Durante siglos, la imagen de este ser ha servido para representar la mismísima encarnación del Mal. El cine de Carlos Vermut transita por callejones oscuros habitados por una clase diferente de criaturas: los monstruos urbanos. Pero la inquietante figura de este ser mitológico es la que le ayuda a dar forma a la película del mismo título que acaba de estrenar.

Mantícora (2022) la protagoniza un joven, Julián (Nacho Sánchez), que desarrolla unas pulsiones oscuras. Es diseñador de videojuegos y dibuja con maestría toda clase de seres grotescos que forman parte de mundos de fantasía. Curiosamente, él dice ser incapaz de dibujar rostros humanos, pero esculpe con total facilidad engendros babeantes con el cráneo al descubierto. En esa realidad virtual es donde puede dar rienda suelta a toda su expresividad, dejando de lado la timidez que de normal le caracteriza. Y es ahí donde se encontrará cara a cara con sus monstruos interiores, que asustan más que sus modelados.

El mundo digital se introduce como una dimensión aparte para los pensamientos y mente de este personaje, un fuera de campo que Vermut utiliza para hablar de lo oculto. También para representar (o no) lo impresentable. Un recurso al que ya ha recurrido en su filmografía y al que apelaba en determinadas secuencias de Magical Girl (2014), película en la que nunca se muestra lo que le ocurre a Bárbara Lennie en una escena traumática, y tampoco vemos la muerte de un personaje inocente, pero son imágenes que aparecen con un destello en nuestro interior. Los tabús y las perversiones se insinúan, aunque se escondan ante los ojos de los espectadores, dejando que sean sus mentes las que completen el cuadro del horror.

Al contrario que otras cintas como Diamond Flash (2011) o Quien te cantará (2018),  Mantícora es mucho más plana y sobria en su aspecto formal, pero lo sombrío y hueco de su puesta en escena va equilibrando el fondo tan turbio que tiene. En el segundo acto de este film que bucea en una escala de grises, es donde se va pintando la película de tonos más oscuros, cuando el protagonista desarrolla su relación con Diana (Zoe Stein), un trasunto del niño que Julián salva al comienzo de la película de un incendio y que a partir de entonces prende sus pensamientos.

La construcción y conclusión de este personaje femenino, junto al epílogo de la película, nos deja un mal sabor de boca. Es una joven con una completa devoción por su padre, dedicada a los cuidados, y que acaba siendo la coprotagonista de una historia de amor retorcida y enferma, en la que la bella acaba encadenada a la bestia. En la filmografía de Vermut es común la exploración de la ambigüedad y muchos de sus personajes cometen actos de dudosa moralidad, sin embargo en Mantícora esto ya no funciona de la misma manera debido a su temática, lo que la lleva a desembocar en un desenlace lleno de sensaciones confusas.

Mantícora (España, 2022)

Dirección: Carlos Vermut /Producción: Aquí y Allí Films, BTeam Pictures, RTVE, Movistar Plus+, TV3, ICAA, Crea SGR  /Guion: Carlos Vermut /Fotografía: Alana Mejía González /Montaje: Emma Tusell /Reparto: Nacho Sánchez, Zoe Stein, Catalina Sopelana, Javier Lago, Patrick Martino, Ángela Boix, Álvaro Sanz Rodríguez, Vicenta N’Dongo, Joan Amargós, Albert Ausellé

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