COMPARTIMENTO Nº 6
Hacer tuyo el espacio
En Compartimento Nº6 (Juho Kuosmanen, 2021), la construcción del espacio es muy importante. Gracias al cuidado de los detalles el director finlandés consigue que los lugares en que se lleva a cabo el relato parezcan habitables: Desde el crujir del viejo suelo de madera, las humedades y el óxido del baño del tren hasta las paredes llenas de cuadros, relojes y figuritas de la casa de Irina (Dinara Drukarova), la novia de Laura (Seidi Haarla), la protagonista. Así, no parece que estemos ante un set de estudio planeado al milímetro para transmitir sensación de hogar, sino en un sitio y un tiempo donde los (más personas que) personajes viven. Como si viéramos una grabación de ese período vital de Laura.
Desde el principio, Laura va a estar en lugares que la hacen sentirse acorralada, empezando por la casa de su novia, bulliciosa por la música y la gente que no conoce, cuyas conversaciones discurren en torno a la literatura -un tema ajeno a ella, que estudia arqueología- y que vuelven hostil un espacio que le es familiar, en el que debería sentirse cómoda, hasta las estrechísimas salas del tren en el que se ve obligada a compartir habitación -y vida- con un ruso permanentemente ebrio.
Esta sensación de desasosiego constante no viene marcada solamente por la actitud de la protagonista sino también, y principalmente, por una penumbra que lo envuelve todo hasta el final del filme -casi siempre es de noche y la luz es artificial-, así como una cámara que, obligada por los pequeños espacios, graba todo muy de cerca, acortando las distancias entre la protagonista y nosotros, y entre ella y los distintos pasajeros del tren.
La manera que encuentra Laura de escapar de esa cárcel que la persigue es, como hace Juho Kuosmanen, grabar trozos de la vida de otras personas. Su cámara, como un apéndice o un tercer ojo, la acompaña siempre. A través de ella Laura consigue olvidarse del hastío que le producen el viaje y su compañero ruso, Lyokha; y sirve de conexión con su pareja, que verá las cintas más adelante. Así, la cámara funciona como lo hace la memoria: Laura filtra a través de ella lo que ve y siente, y solo graba lo que le genera sensaciones positivas. En vez de enfocar a Lyokha, siempre bebiendo, o su cara triste y despeinada, se centra en las vías del tren, los paisajes y la gente que vive en las distintas ciudades por las que pasa. No es solo una forma de escaparse de sus emociones reales, sino también un generador de recuerdos, para ella y para Irina.
Con el paso del tiempo, Laura consigue olvidarse de Irina -que nunca le prestó la suficiente atención ni se preocupa por ella- y se acerca más a su compañero de compartimento. El motivo del viaje, ver los petroglifos de Múrmansk, nunca fue lo importante para ella: más que ver los restos arqueológicos, Laura quería encontrarse a sí misma. Porque más importante que saber de dónde huyes es saber hacia dónde. Poco a poco, estrecha lazos -y distancias- con Lyokha, tan aparentemente alejado en personalidad de ella. Al final, todo esto se resume en una sola escena: Laura se abalanza sobre él dentro del compartimento no. 6 y comparten un largo y sentido abrazo. El espacio es el mismo, pero ya no ahoga.
Compartimento Nº6 (Hytti nro 6, Finlandia, 2021)
Dirección: Juho Kuosmanen / Guion: Andris Feldmanis, Juho Kuosmanen, Livia Ulman / Fotografía: Jani-Petteri Passi / Reparto: Seidi Haarla, Yuriy Borisov, Dinara Drukarova, Vladimir Lysenko, Galina Petrova, Dmitriy Belenikhin, Yuliya Aug, Tomi Atalalo, Nadezhda Kulakova, Polina Aug.
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