COCOTE
El habla de los mulatos
Es difícil, y probablemente inútil, encontrar las reglas de un lenguaje como el de Cocote. Nosotros traduciríamos su título como “cogote”, pero “cocote” sólo se dice en República Dominicana y tiene un sentido muy diferente (la cuestión de la diferencia, pensada en términos lingüísticos y desde el cine periférico, es central para el director Nelson Carlo de los Santos Arias). “Cocote” implica violencia. El cuello de una gallina que vas romper. En Cocote vemos la muerte y el despiece de muchas gallinas con absoluta naturalidad, entre conversaciones cotidianas. El habla criolla de las clases populares dominicanas aquí lo es todo. Sus gentes se apropiaron del español llevándolo al límite y mezclándolo con sus lenguas nativas, ajustándolo a su sentir y sus necesidades, y al transgredir las reglas de la lengua, han producido un habla única, sincrética y poderosa. Se diría que hecha para los cantos, los gritos y los circunloquios inmersivos. Y es que en Cocote la oralidad es muy importante (el habla antes que la lengua) y el diseño sonoro fantástico lo envuelve todo, aun por encima de la imagen y las palabras. Por eso donde mejor se manifiesta la esencia de Cocote es en sus ritos religiosos: los misterios.
Los misterios mezclan el catolicismo con creencias africanas y son la principal expresión religiosa de la película, y de la Dominicana profunda y popular. Cuando allí alguien muere, se le dedican 9 días de rezos funerarios. De los Santos los conoce bien y ha sabido filmarlos con la fuerza de un documental: los misterios fueron recreados íntegramente por la comunidad local -pero sin un muerto-, entre la que se mezclaban los actores. Al conocer la estructura de los ritos, De los Santos puso la cámara en los lugares privilegiados para filmar la dinámica entre la posesión del muerto que sube al mundo de los vivos y su interrupción por parte de los hombres, que llevan a las mujeres en trance de un lugar a otro. (En cambio, cuando en los misterios se invoca a un santo, en lugar de evitarla, se procura la posesión).
La historia de Cocote comienza cuando a Alberto, un evangélico que trabaja de jardinero para una familia rica de la capital, le llaman para que regrese al hogar por la muerte de su padre. Resulta que a su padre lo asesinó un policía y mafioso local rompiéndole el “cocote”. Su familia exige a Alberto que haga algo, que participe en los rezos y vengue la muerte de su padre. Bajo el esquema de un “regreso al hogar” y una historia de venganza, estalla entonces el choque entre formas muy distintas de vivir la religión, que se cruzan con categorías de clase. En el fondo la decisión de Alberto consiste en rechazar o reintegrarse en su familia.
El resultado es una pesadilla para el semiótico y una de las películas que mejor ha sabido acercarse a lo mulato. De los Santos es muy sensible a los problemas del exotismo y a cómo mostrar la realidad local. Aunque no quiere dificultar las cosas innecesariamente, renuncia a traducir su cultura del mismo modo que no lo hacen las películas de superhéroes. En ella mezcla planos bellos y feos, paneos de 360 grados, cámara fija y cámara en mano, planos cortos y generales sin atender a la lógica del lenguaje cinematográfico, sino a cómo responder con veracidad a la acción que sucede en cada momento. Con el mismo espíritu y sin justificación narrativa mezcla todo tipo de formatos: cine analógico y digital, 16 milímetros, distintos formatos de pantalla… en un maremágnum tan mestizo y sincrético como la cultural dominicana. Una manera de recoger el testigo de las vanguardias latinoamericanas de los 60 y plantear lo mulato en su radicalidad. De mostrar el Caribe profundo desde dentro.
Cocote (República Dominicana, Alemania, Argentina, 2017)
Dirección: Nelson Carlo de Los Santos Arias / Guion: Nelson Carlo de Los Santos Arias / Producción: Fernando Santos Diaz, Lukas Valenta Rinner (Guasábara Cine, Nabis Filmgroup y Pandora Filmproduktion) / Montaje: Nelson Carlo de Los Santos Arias / Fotografía: Roman Kasseroller / Reparto: Vicente Santos, Judith Rodriguez Perez
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